COVID-19: ¿Cómo Sabemos Qué Creer?
¿Es seguro para mí distribuir Bandera Roja en una protesta de Black Lives Matter? ¿Es seguro reunirme con mi clan familiar? ¿Es seguro enviar a mis hijos a la escuela? Cuando hay una vacuna disponible, ¿debo ponérmela?
Las respuestas dependen de muchas cosas. Para sacar conclusiones de un conjunto particular de hechos, necesitamos la mejor información general disponible.
¿De dónde proviene esta información? No de un texto religioso. No de nuestros deseos o esperanzas. Proviene de la práctica colectiva. De analizar experiencias en el mundo material utilizando la filosofía comunista (materialismo dialéctico).
COVID-19 es nuevo, por lo que nuestras mejores generalizaciones son provisionales. Revisamos estas «hipótesis» a medida que hay nuevos datos disponibles. La naturaleza tentativa del proceso científico puede ser frustrante y aterradora en momentos como estos. Pero es necesario.
Originalmente parecía que lo principal era lavarnos las manos mucho y desinfectar las superficies para evitar grandes gotas que contengan virus. Ahora sabemos que el virus puede propagarse por el aire en pequeñas partículas cuando tosemos, cantamos o hablamos.
Trabajadores de la salud de la ciudad de Nueva York se unen protestan contra el racismo, junio 2020
Sabemos que las personas pueden transmitir el virus antes de que presenten síntomas, e incluso aunque nunca se enfermen. Así es como sabemos ahora que las máscaras y el distanciamiento físico son importantes.
Una vez que (colectivamente) podemos explicar la mayoría de nuestras observaciones, hacemos predicciones. Las probamos con experimentos. Si todo sale como se esperaba, tenemos una teoría.
Una teoría científica no es un «qué pasaría si tal vez». Es la mejor explicación que tenemos. Por supuesto, las teorías científicas son revisadas y algunas veces reemplazadas por mejores teorías, basadas en una mayor práctica.
¿Quién hace este trabajo científico? La sociedad capitalista lo delega a especialistas: generalmente a científicos., a instituciones científicas como laboratorios y centros de investigación.
Como todas las empresas capitalistas, estas instituciones tienen una jerarquía empinada (y racista, sexista). Los trabajadores «manuales» (como los conserjes y los que atienden a los animales) están en la parte inferior. Los trabajadores «mentales» (administradores y científicos superiores) están en la cima. Técnicos y trabajadores de oficina están en el medio.
Esta es una contradicción dentro de la ciencia capitalista. Su proceso de obtener un mejor conocimiento depende de la unidad de teoría y práctica, trabajo «mental» y «manual». Sin embargo, sus relaciones sociales de producción los separan.
«Uno obtiene una visión única de la enfermedad cuando realmente interactúa físicamente con los pacientes», dijo el destacado experto en salud pública de EE.UU., Anthony Fauci, cuando se preparó para tratar a los pacientes con ébola en 1974.
El hecho que el capitalismo pone el trabajo «mental» en un pedestal alienta a los científicos a ser arrogantes. Eso puede dificultarles comunicar que sus conclusiones siempre están sujetas a nuevas evidencias. Alienta a los trabajadores a asociar a los científicos con los patrones capitalistas (cuando la mayoría no lo es) y desconfiar de ellos.
La sociedad comunista resolverá esta contradicción eliminando la división del trabajo en mental y manual. Muchas más personas ayudarán a decidir qué estudiar y cómo, cómo interpretar y usar los resultados. Más participarán en trabajos científicos. Aprenderemos más y difundiremos el conocimiento entre las masas.
En este momento, nuestros colectivos necesitan encontrar la mejor información sobre COVID-19 que podamos. Esto proviene principalmente de la ciencia organizada, no de los presentadores de programas de entrevistas o Twister o el primo segundo de alguien o de hacerse ilusiones.
Los patrones no nos facilitan obtener la mejor información. Las escuelas no preparan a la mayoría de nosotros para entenderla fácilmente. Tenemos que luchar por ello. Eso es parte de nuestra lucha para construir un movimiento comunista revolucionario.
¿En Quién Podemos Confiar?
«Para derrotar al [COVID-19]», dijo la politiquera estadounidense Nancy Pelosi, «hay que creer en la ciencia y en el gobierno”. ¡La mayoría de nosotros desconfía correctamente del gobierno capitalista! Las encuestas muestran que más personas en EE. UU. (87%) confían en los científicos médicos que en la religión (57%) o en los funcionarios electos (35%).
Eso es bueno, pero aún así… El capitalismo corrompe todo, incluida la ciencia.
Se han escrito libros enteros que relatan solo una minima parte del racismo en la ciencia. Por ejemplo, el Estudio de Sífilis del Servicio de Salud Pública de EE. UU. en Tuskegee en las décadas de 1930 y 1940 dejó a hombres negros sufrir y morir de de sífilis aunque existía la penicilina que la curaba efectivamente.
Las corporaciones privadas ahora dominan la investigación científica de EE.UU. El gobierno no está muy lejos. Se dice que «el que paga manda». ¿Quién puede confiar en la investigación proveniente de la industria tabacalera o de los combustibles fósiles, Monsanto, Farmacéutica?
La ciencia capitalista produce resultados para los capitalistas. Los trabajadores no necesitan armas nucleares ni agricultura dependiente de productos químicos. Incluso cuando existen beneficios potenciales para los trabajadores, como la tecnología médica que salva vidas, las masas a menudo no los obtienen.
Los comunistas prometen liberar a la ciencia de sus cadenas capitalistas. ¡Entre mas pronto mejor! Pero eso comienza ahora. Los colectivos del Partido, con compañeros de trabajo, amigos y familiares, deben comenzar a aprender a ser científicos ahora.
Usando materialismo dialéctico y práctica, práctica y más práctica, mejoramos nuestra comprensión de la sociedad y cómo transformarla. Y, colectivamente, encontramos y actuamos sobre la mejor información posible sobre lo que es seguro y lo que es necesario en medio de la pandemia de COVID-19.
Ciencia Dialéctica Comunista Versus Ciencia Capitalista Orientada para Producir Ganancias
Cuando los capitalistas revolucionarios destruyeron las restricciones de la sociedad feudal, fue la ciencia la que abrió el camino hacia el mundo nuevo valiente. Hoy en día, cuando su mundo no es nuevo ni valiente, atacan o distorsionan esa ciencia.
El creciente ala fascista la ataca negándola o usando el fundamentalismo religioso. Rechazan lo que sus ojos ven: ¡No hay calentamiento global, no hay contaminación, no a las vacunas, no a las máscaras! Construyen muros. Entregan pasaportes: ¡un virus Covid 19 se convierte en chino!
El ala liberal, por otro el lado, usa la ciencia descaradamente. Obtiene ganancias para Microsoft o Huawei, para Monsanto o Toyota. Ven lo que es rentable pero están tan ciegos como un murciélago a lo que no lo es.
Un reporte del gobierno 2017 mostró que EE. UU., por ejemplo, estaba completamente no preparado para enfrentar el brote de una nueva pandemia viral. Esto no fue visto como un nuevo campo científico que explorar, sino como un gasto no rentable que evitar. Los capitalistas liberales pueden burlarse de dar pasaportes a los virus, pero ciertamente saben cómo ponerlos en las columnas de pérdidas y ganancias del contador. Esto es especialmente cierto cuando la anticipación de ganancias futuras hace latir más rápido sus corazones. Los pasaportes no son nada; las patentes médicas sobre curas y derechos de propiedad intelectual (privados) lo son todo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 37 millones de personas siguen infectadas con el VIH-SIDA, ¡pero solo 14 millones están siendo tratadas! La ciencia controlada por el capitalismo, atada a las ganancias y los derechos de propiedad, no libera a las masas. Las mata. Mientras las alas liberales y fascistas del capitalismo se disputan las aplicaciones de la ciencia, los comunistas abogan por una visión dialéctica del mundo. La ciencia capitalista invierte millones de dólares para examinar el virus. Su misión es desarrollar una vacuna para salvar el mundo para Microsoft, Huawei, Monsanto, etc. El experto examinará el virus, lo comprenderá, lo neutralizará y gestionará la cura.
El científico comunista aporta una visión dialéctica a la pandemia. Covid 19 no es solo un virus como ningún otro. ¡Es al mismo tiempo un virus como todos los demás! Lo particular y lo general están interrelacionados. Al igual que la desnutrición, las enfermedades infecciosas, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y la mayoría de los cánceres, Covid-19 está directamente relacionado con el racismo y el sexismo, la explotación y la opresión, la pobreza y la contaminación.
Quitemos las condiciones sociales de la mesa y el resultado es el determinismo biológico de la medicina moderna. El científico comunista sabe que las mayores mejoras en la salud provienen de elevar el nivel de vida.
Aunque existen estudios que reconocen eso, la ciencia capitalista nunca invertirá miles de millones de dólares en promover esa investigación. Al salir del consultorio o la clínica de un médico y uno sale preocupado por el ejercicio, la dieta o si el seguro pagará las prescripciones, pero lo más probable es que uno no haya tenido una discusión sobre la desigualdad social como la mayor causa de todas las enfermedades. Comenzar esas discusiones, plantear la necesidad de una revolución comunista y luchar por la salud de las masas es la misión del PCOI. ¡Únete a nosotros!
Camarada del Área de la Bahía, San Francisco (EE. UU.)