El Asesinato de Vanesa Guillén Nos Llama a Organizar en el Ejército por el Comunismo
HARBOUR CITY (California, EE. UU.), 12 de julio – “Vanesa Guillén ingresó al ejército buscando un futuro mejor para ella y su familia, no para defender el capitalismo estadounidense”, dijo un camarada en una protesta exigiendo “Justicia para Vanesa” frente a oficina de reclutamiento del ejército. Vanesa fue objeto de acoso sexual que finalmente condujo a su horrendo asesinato por otro soldado, que luego se suicidó.
“Denunciamos su muerte y también el brutal sistema capitalista sexista, guerrerista, racista y homofóbico”, continuó el camarada. “Que la muerte de Vanesa sirva para empujarnos a la lucha por un mundo comunista donde trabajemos juntos por el bien de todos.”
La mayoría de los manifestantes tomaron nuestra literatura comunista y dos personas nos dieron su información de contacto.
Vanesa, de 20 años, estaba estacionada en Fort Hood, Texas. Ella desapareció poco después de decirle a su familia que estaba siendo acosada sexualmente y temía por su seguridad. Después de una campaña de meses exigiendo una investigación, sus restos fueron encontrados cerca de la base.
Actualmente hay unas 214,000 mujeres en servicio activo en las Fuerzas Armadas de EE.UU. y más de 200,000 en la Guardia Nacional. El sexismo es una parte integral de los ejércitos capitalistas. Según un informe del Departamento de Defensa de abril, el ejército registró 6,236 agresiones sexuales el año pasado.
Más de 2,500 mujeres en servicio y veteranas han firmado una carta exigiendo una investigación y despido de la cadena de mando de Vanesa. Muchas han publicado sus propias historias de acoso sexual y agresión sexual. Estas mujeres (y también los hombres que sufren agresión sexual) sufren traumas de por vida. Entienden que la cadena de mando militar protege a sus asaltantes.
Es bueno llevar a cabo investigaciones y encontrar a los culpables. Sin embargo, las investigaciones no eliminan la fuente del problema, que es el capitalismo mismo. Por su propia naturaleza, es belicoso, racista, homofóbico y sexista.
La violación ha sido un arma de guerra desde el comienzo de la sociedad de clases. El ejército estadounidense tiene la misma historia sucia. Ha utilizado el sexismo y la homofobia (así como el racismo, un artículo completamente diferente) para motivar a los hombres de la clase trabajadora a ser asesinos de su familia de clase en Estados Unidos y en todo el mundo. El campo de entrenamiento comienza y termina con cadencias y exhortaciones sexistas para ser un “hombre de verdad”.
En 1948, cuando comenzó la Guerra Fría y EE.UU. se convirtió en una potencia imperialista clave, el presidente Truman abrió todas las ramas de las fuerzas armadas a las mujeres como miembros permanentes y completos. También desegregó una institución que tenía unidades racialmente separadas hasta finales de la Segunda Guerra Mundial.
Después de que los soldados estadounidenses en Vietnam se negaran en masa a luchar por el imperialismo y comenzaron a matar a sus propios oficiales, la clase dominante estadounidense abolió el servicio militar obligatorio en 1973 y amplió los derechos legales de las mujeres en el ejército.
Esto ha creado una verdadera contradicción para los patrones estadounidenses. Necesitan un ejército integrado en términos de género para la guerra imperialista. Pero siempre han usado el sexismo para ganar hombres de la clase obrera para luchar en interés de los gobernantes. Las mujeres en las filas se enfrentan diariamente con una cultura militar de violencia, sexismo y robo. Vanesa Guillén y miles más han pagado el precio de esta contradicción.
La sociedad de clases y la propiedad privada son las raíces de la violencia machista. Las mujeres fueron valoradas en la sociedad pre-clasista y se valoran hoy en la lucha comunista por un mundo sin explotación ni opresión. El comunismo nos permitirá construir una sociedad donde trabajaremos juntos por el bien de todos. Sin salarios, propiedad privada y mercados laborales, podremos vernos como camaradas sin que nadie esté por encima o por debajo de alguien.
Vanesa Guillén, como muchos hombres y mujeres de clase trabajadora, se unió al ejército porque el capitalismo les ofrece muy pocas oportunidades para una vida mejor. Su asesinato fue causado por hombres en el poder que defienden la ideología sexista. Las divisiones sexistas entre hombres y mujeres son una herramienta importante para que los patrones mantengan su dominio de clase. Para que el movimiento comunista crezca y gane, debemos derrotar el sexismo.
Ninguna revolución puede tener éxito sin un apoyo significativo dentro de las fuerzas armadas. El ejército está compuesto por miembros de nuestra familia, gente de clase trabajadora de todos los géneros. Podemos y debemos ganarlos para superar el racismo, el sexismo y el patriotismo que nos divide – para que luchen por su clase u no por la clase dominante. Para que luchen por el mundo comunista que tan urgentemente necesitamos.
México: Hablando con Soldados Sobre la Violencia Sexista
En mi pueblo, Chilpancingo, Guerrero, un hombre militar también asesinó a su pareja. El caso fue muy sonado, similar al del asesinato de la mujer en Tabasco por su pareja militar. Quizás un hombre no describa a todos los hombres, pero muchos militares son agresivos y tienen el vicio del alcohol, esto sin importar el grado que tengan.
Esta reflexión se retomó por un grupo de WhatsApp, donde tuvimos un diálogo personal con un exmilitar y su pareja debido al asesinato de la mujer en Tabasco, México, lo cual afectó a dos niños y provocó la fuga del militar.
Se comentó que la formación militar aísla al soldado, lo lleva a cambios de actitudes, y muchas ocasiones negativas para si, su familia, y la sociedad.
“Recuerdo”, dijo el exmilitar, “que cuando trabajaba en la milicia llegaba a desquitarme con mi familia lo que vivía en el trabajo. Antes era más violento”.
Su pareja lo afirmó diciendo, “Sí, él me acusaba que tenía otra persona, una vez me quiso golpear, pero yo no me dejé”. Luego añadió, “Quizás las mujeres en la actualidad no dejamos que los hombres nos traten mal, eso no lo toleran ellos y por eso se vuelven agresivos”.
Él dijo que carecía de confianza, de dialogar, y escuchar más a las personas. En ocasiones, él no se daba cuenta de su comportamiento. Concluyó diciendo que muchos soldados después de regresar de operaciones o de su servicio, presentan síntomas postraumáticos, muchos se suicidan, otros quedan solos, en la calle, y en la pobreza. A veces, se dice que la milicia tiene la obligación de tratar psicológicamente a sus soldados, pero eso solo es apariencia por parte de la institución. Los usan mientras tengan la fuerza para defender los intereses del gobierno y luego los desechan.
Comenté que deberíamos cambiar esa situación, para ellos y sus familias, para todos nosotros. Tenemos mucho trabajo que realizar, pero no puede haber avance si no tenemos más contactos, necesitamos escuchar a los soldados y sus familias. Necesitamos un mundo comunista donde las personas desarrollen su potencial humano, sólo así pondremos un alto consciente a estas muertes y asesinatos bajo el capitalismo.
-Camarada en México