EE.UU., 11 de noviembre – “No tengo mucha fe en nuestros líderes. El racismo está profundamente arraigado en todo”, dijo un lector de Bandera Roja sobre dos juicios importantes que abordan los asesinatos racistas de hombres negros.
Un “linchamiento moderno”. Así lo llamaron los abogados de la familia de Ahmaud Arbery a su asesinato por tres hombres blancos, uno de los cuales era un expolicía. El “crimen” de Arbery fue correr por su vecindario en Georgia siendo un joven negro. Aunque el asesinato fue grabado, los asesinos tardaron más de dos meses en ser arrestados.
El acusado en un caso de Wisconsin, un adolescente, aspirante a policía, armado con un rifle estilo AR-15, disparó y mató a dos manifestantes antirracistas e hirió a un tercero. Dijo que su intención era “proteger” las empresas después de que la policía le disparara a Jacob Blake, un hombre negro de 29 años, dejándolo paralizado de cintura para abajo.
La furia de la clase trabajadora ha estallado a nivel mundial. Millones han marchado en manifestaciones de Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan). Millones en la India han librado batallas campales diarias contra los ataques del gobierno fascista de Modi contra musulmanes y dalits. La guerra de clases contra el asesinato racista es mundial.
“No les pedimos nada a los patrones; nos organizamos para derrocarlos”, dijo un camarada. Otro camarada le preguntó: “¿No es mejor que el policía que mató a George Floyd esté en la cárcel?”
“No”, respondió ella. “Él está en una parte protegida de la prisión con guardias que lo aman y lo defienden. Ese es el ‘mejor’ resultado bajo el capitalismo para los asesinos de Ahmaud Arbery u otros asesinos racistas”. Estos juicios harán muy poca diferencia porque se basan en las leyes de la clase dominante capitalista.
Toda la jurisprudencia (policías, tribunales y cárceles) se desarrolló para garantizar que los capitalistas puedan explotar a los trabajadores y proteger su “propiedad privada”, incluidas las personas esclavizadas. La policía moderna surgió de las patrullas de esclavos, de la represión de la clase obrera y la carnicería militar imperialista. Cada uno de esos desarrollos estaba vinculado a las necesidades del capitalismo durante un período histórico específico y estaba basado en el racismo.
El racismo es clave, política y económicamente, para garantizar la explotación. Culpar a otros trabajadores por los horrores causados por el capitalismo divide a nuestra clase. Permite a los capitalistas extraer super ganancias de los trabajadores no blancos y reducirles los salarios a todos los trabajadores.
El comunismo, por el contrario, depende de la producción colectiva para satisfacer nuestras necesidades colectivas. Requerirá campañas masivas para acabar con el racismo y otras ideas y prácticas divisivas. Terminará con la necesidad de tener cárceles, policías y guerra.
El Partido Comunista Obrero Internacional tiene como objetivo movilizar a las masas para que se conviertan en combatientes comunistas en todos los frentes. En lugares de trabajo, escuelas, cuarteles y eventualmente en una revolución para derrocar al podrido sistema capitalista que envenena nuestra vida diaria. Para acabar de una vez por todas con el racismo, la injusticia y la explotación.
En el esfuerzo de luchar por y luego establecer el comunismo, desarrollaremos y aplicaremos el principio de colectividad: de todos según su capacidad y compromiso, a todos según sus necesidades. Apoyaremos a nuestros vecinos y camaradas, considerando que su prosperidad está esencialmente vinculada a la nuestra.
El potencial de reclutamiento comunista está creciendo ahora. Nuevos miembros del PCOI son cruciales para desarrollar las ideas y la energía necesarias para crear un futuro comunista. Sin dinero y sin fronteras, con todos alimentados, vestidos y alojados, podremos desencadenar el verdadero potencial humano y encontrar formas sensibles y afectuosas de abordar cualquier problema que surja.
“Ayuda mutua y apoyo comunitario” es como una lectora de Bandera Roja de secundaria describe el comunismo. Nadie prospera mientras otro se muere de hambre. Nadie tiene una mansión mientras que otros viven en la calle. La violencia racista y xenófoba del estado capitalista, la fuerza policial, los tribunales y las cárceles desaparecerán.
“El sistema de justicia penal de los patrones está basado en el racismo y las estructuras racistas”, agregó la joven lectora. Ella, como millones en todo el mundo, ya no puede aceptar esta forma de vida. No pondrá su fe en los tribunales de patronales.
Para acabar con los asesinatos racistas, debemos construir una sociedad basada en estructuras comunistas. La revolución comunista acabará inmediatamente con el sistema salarial. Las divisiones racistas no tendrán cabida en el trabajo colectivo. Cuando nuestra joven amiga, y muchos como ella, se unan al PCOI, estaremos en camino de eliminar la plaga de asesinatos policiacos racistas con la revolución comunista.