Huelguistas Dan la Bienvenida a Conversaciones Comunistas aquí ♦ Comunismo en las Líneas de Piquetes de Kaiser aquí ♦
Sudáfrica, 6 de diciembre – Cerca de 18.000 trabajadores de Massmart (propiedad de Walmart) se declararon en huelga durante dos semanas por salarios, horas y puestos de trabajo para los trabajadores despedidos. Revolución comunista, no sindicalismo, es lo que ellos y todos los trabajadores necesitan.
Huelguistas Dan la Bienvenida a Conversaciones Comunistas en la Línea de Piquete
Condado de Los Ángeles, California (EE. UU.), 5 de diciembre: Algunos camaradas visitaron recientemente a obreras/os sindicalizadas en la fábrica Rich Products en huelga, en su mayoría inmigrantes, 90% mujeres. Llevan un mes en huelga, haciendo piquetes 24 horas al día. Nos recibieron calurosamente en una pequeña tienda de campaña, donde nos ofrecieron un delicioso ponche caliente. Estaban contentas/os de recibir Bandera Roja y estaban muy interesados en nuestro trabajo, especialmente cuando comenzamos a preguntar sobre su lucha.
Su empleador es una corporación internacional que gana $ 4 mil millones al año en todo el mundo. Suministran postres congelados a los principales minoristas de EE. UU. y otros países. Trabajan en temperaturas frías. Se ven obligados a producir más pasteles por minuto debido a la aceleración. La línea de montaje nunca se detiene 24 horas diarias, 7 días a la semana.
Un cruel sistema de puntos se cierne sobre las obreras/os. Tienen tres días de enfermedad al año. Después de eso, les anotan puntos por tiempo libre por enfermedad, cuidado de niños u otras razones urgentes. Después de alcanzar cierta cantidad de puntos, son despedidas/os. Les dan de muy poco a no tiempo para ir al baño.
“A nuestra demanda de un aumento salarial debido al aumento de la inflación, el patrón respondió: ‘Ese no es mi problema. No puedo hacer nada al respecto’”, comentó un trabajador.
Estuvieron de acuerdo en que cuando los obreros luchan por aumentos salariales, incluso si los obtienen, los patrones se los quitan subiendo los precios a todo.
Dijimos que el sistema salarial (dinero) nos esclaviza a los capitalistas y que para acabar con esta esclavitud asalariada necesitamos una revolución comunista. El comunismo producirá para satisfacer las necesidades de los obreros. Para esto, solo necesitamos la fuerza laboral (mental y física) de los obreros, no dinero. En el comunismo, el trabajo será seguro y agradable con muchos descansos y muchas más personas participando en producir.
Dijimos que los patrones pagan a los obreros apenas lo necesario para que sobrevivan, vuelvan a trabajarles el día siguiente y produzcan la próxima generación de esclavos asalariados.
“Oh, sí”, respondió un obrero. “Supongo que por eso en inglés llaman al cuarto donde nacen los bebés ‘Trabajo y Entrega (del nuevo obrero)’”. Todos se rieron.
Dijimos que el propósito de las escuelas capitalistas es entrenar a nuestros hijos para que sean esclavos asalariados disciplinados. El mismo trabajador dijo: “Ya veo. Los acostumbran a ser puntuales con las campanas, así como nosotros tenemos que llegar puntualmente al trabajo.”
Nuestros nuevos amigos sabían de la explotación a nivel mundial y de la desigualdad salarial en diferentes lugares y países donde existe la empresa. A los trabajadores de otro estado de EE. UU. se les paga más que a ellos. Esto llevó a discutir cómo utilizan los salarios, el racismo y el sexismo para dividir a los obreros, y cómo el comunismo abolirá los salarios, el por qué existen el racismo, sexismo y la xenofobia.
La conversación tocó la rivalidad interimperialista entre Estados Unidos y China. “Esa es la razón por la cual Evo Morales fue depuesto e invitado a México”, dijo una obrera. “Estaba a punto de ceder las minas bolivianas de litio a China. A Estados Unidos no le gustó eso”.
“Sí, pero no tenemos perro en esa pelea. Evo se venderá al mejor postor. Estados Unidos y China están luchando por el dominio mundial”, dijo un camarada.
“Sí, y China le está comiendo el mandado a Estados Unidos. Nos van a llevar entre sus patas.”, agregó la obrera.
“Si los dejamos. Por eso necesitamos la revolución”, concluimos.
Las obreras/os nos agradecieron por venir y nos pidieron que regresáramos pronto. Dijimos que lo haríamos y que la próxima vez también traeríamos comida.
Comunismo en las Líneas de Piquete de Kaiser
En noviembre distribuí Bandera Roja a trabajadores en las líneas de piquetes de Kaiser en Oakland (EE. UU.). Estaban en huelga de solidaridad para apoyar a los ingenieros de Kaiser, que habían estado en huelga durante 60 días.
Kaiser obtuvo $ 6.4 mil millones en ganancias el año pasado durante la pandemia, pero se ha negado a aumentar el costo de la vida en los salarios de los ingenieros. Las enfermeras y otros trabajadores sindicalizados del cuidado médico aprobaron un contrato tentativo en la víspera de su huelga programada, derrotando la propuesta divisoria de Kaiser de salarios de dos niveles. Entonces, ¡qué gusto da ver a trabajadores en huelga en solidaridad con otro sindicato!
En los Estados Unidos durante décadas, los trabajadores hemos sido empujados contra la pared. Hemos sufrido la fuga de empleos industriales, la mecanización de empleos, la gigantesca extorsión de los enormes salarios corporativos, el aumento masivo de la deuda personal, la legislación gubernamental que destruye los sindicatos como la ley Taft Hartley, la guerra de Reagan contra los sindicatos y los recortes neoliberales de los impuestos para los ricos.
Cuando los trabajadores se organizan y resisten al codicioso 1% que absorbe sus enormes ganancias de nuestra vida laboral, comenzamos a darnos cuenta de nuestro poder. La clase propietaria empresarial siempre ha temido y ha tratado de destruir el movimiento obrero.
Las enfermeras sindicalizadas y otros trabajadores de la salud no pueden curar el sistema de salud caótico y disfuncional de EE. UU., donde una décima parte de nosotros no tenemos seguro y tenemos poco acceso a la atención médica básica en las comunidades de bajos ingresos. Nuestra atención médica privatizada y las empresas farmacéuticas perniciosas y no reguladas crean desconfianza incluso en la buena medicina.
Con la aparición de la variante Covid Omicron, el mundo necesita acceso a las vacunas. Pero la maquinaria de atención médica impulsada por las ganancias no puede renunciar a la causa por la que existe: hacer más dinero.
Todo ser humano merece atención médica. El sistema capitalista funciona poniéndonos los unos contra los otros. Juntos, unidos, podemos luchar por un sistema comunista que brinde atención médica y sustento de calidad para todos. Bajo el comunismo, tendremos el control colectivo y seremos dueños de nuestra vida laboral. –
– Trabajadora jubilada