Trabajadores, Unámonos Por el Comunismo Dondequiera que Estemos y de Donde Vengamos

El Imperialismo Crea Fronteras y Refugiados aquí ♦ Trabajadores Migrantes: Luchadores por Toda la Clase Obrera aquí ♦

El imperialismo crea las Fronteras y los Refugiados

Trabajadores, Unámonos Por el Comunismo Dondequiera que Estemos y de Donde Vengamos

LONDRES (Reino Unido), 4 de diciembre — Veintisiete migrantes más murieron la semana pasada tratando desesperadamente de cruzar el Canal de la Mancha. Tanto los guardacostas franceses como los británicos ignoraron sus llamados de auxilio.

Esto es por diseño capitalista. La Ministra del Interior de Inglaterra, Priti Patel, ha declarado la guerra en el mar contra los refugiados, utilizando todo lo que está a disposición de Gran Bretaña, incluida la Naval Real. Los gobernantes británicos están presionando para que la OTAN fortalezca las fronteras de Europa en el Mediterráneo, ¡la misma OTAN que destruyó Libia y desplazó a millones!

Los migrantes son considerados sin patria y no ser la responsabilidad de nadie. Sin embargo, el estado británico considera legales a quienes logran llegar por medios “seguros y legales” y aquellos que cruzan desesperadamente el Canal de la Mancha los considera “ilegales” y criminales.

La clase dominante británica promueve la narrativa de que los “traficantes de personas” causan la crisis de refugiados. Los pintan como malvados gánsteres que buscan extorsionar y explotar a los migrantes económicamente dispuestos a hacerlo. Por supuesto, muchas empresas capitalistas ilegales se benefician del contrabando de personas a través de las fronteras. Y la gente desesperada contrata con ellos para cruzar a sus familiares o amigos. Como cualquier empresa capitalista, algunas son más inescrupulosas que otras. Pero son los patrones quienes intencionalmente hacen peligroso el cruce, lo que obliga a los migrantes a utilizar contrabandistas mafiosos.

Esta narrativa disfraza la verdadera causa de la crisis: las guerras desatadas en las últimas décadas por los mayores mafiosos (gánsteres): los imperialistas.

Las rivalidades interimperialistas han provocado destrucción en Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yemen y Etiopia. Su asesinatos y caos masivos han obligado a las masas a huir. Después de bombardear estos países en pedazos, los capitalistas ven a los que huyen de la matanza como un inconveniente. Se niegan a recoger los pedazos y, en cambio, culpan a nuestros hermanos trabajadores que sufren estas atrocidades.

El imperialismo ha desplazado actualmente a más de 82 millones de personas en el último año mediante sus guerras y terror económico. Las personas desesperadas arriesgan sus vidas en busca de un lugar donde puedan ganarse la vida bajo la explotación capitalista. Los capitalistas-imperialistas británicos y franceses están ahora en desacuerdo sobre qué hacer con los refugiados.

Las fronteras nacionales nos encarcelan

El surgimiento del capitalismo trajo el estado-nación, que las clases capitalistas locales usaron para construir su industria y comercio. Se suponía que las naciones se basaban en un idioma, una cultura, una tradición y un territorio común, pero en todas partes se incluían grupos minoritarios.

Con la nación llegaron fronteras artificiales que nunca han sido estáticas o fijas y cambian con frecuencia. Basta con mirar a Francia, Alemania o Polonia para ver cómo han cambiado sus fronteras en el último siglo.

Estas fronteras protegieron a cada clase capitalista de los competidores externos y les permitieron reducir el valor de la obra de mano de los trabajadores residiendo fuera de sus fronteras como una fuente potencial de superexplotación.

Los trabajadores que huyen desesperadamente de la pobreza, el desempleo y la persecución en sus países correrán (y corren) grandes peligros para cruzar estas fronteras fortificadas, como la frontera entre México y Estados Unidos. Entonces aceptan trabajar como trabajadores indocumentados por salarios más bajos y con poca protección de los patrones. En el siglo 20, los trabajadores turcos jugaron un papel enorme en la prosperidad de Alemania. Esto significo más ganancias para la clase patronal.

Sin embargo, este no es el caso en Europa hoy. Las clases dominantes no están interesadas en recibir una gran concentración de personas desplazadas por sus guerras porque no ven cómo sacar provecho de su mano de obra. Si bien el capitalismo tiene pocas restricciones y fronteras para su comercio, mercancías y negocios, está restringiendo cada vez más a los refugiados de sus guerras.

Gran Bretaña solo acepta el 1% de los refugiados que se dirigen a Europa. Quienes eligen Gran Bretaña lo hacen principalmente por conexiones familiares o porque hablan inglés. Los medios de comunicación de la clase dominante publican historias de Gran Bretaña ser “muy tolerante” o de repartirles generosos beneficios a refugiados que evaden trabajar.

En realidad, a los refugiados y solicitantes de asilo se les prohíbe trabajar y se les pone en centros de detención similares a prisiones (campos de concentración). Aquellos que tienen la suerte de ser considerados “legales” son recluidos en hoteles ruinosos que carecen de las comodidades básicas mientras esperan una decisión de residencia.

La clase dominante británica quiere deportar a Francia, donde llegan primero a los que hacen el peligroso viaje cruzando la frontera del Canal de la Mancha, llegando a Francia primero. La clase dominante francesa, a su vez, quiere enviarlos a Gran Bretaña. Según el acuerdo “Dublín III” de la Unión Europea, cualquier estado tiene derecho a enviar migrantes de regreso al estado miembro al que llegaron originalmente. Ahora que la clase dominante de Gran Bretaña ha abandonado la UE, no puede hacer esto y se le ha complicado las cosas.

Derroquemos a Todos los Capitalistas y sus Fronteras

Solo hay una forma de prevenir el desplazamiento, la superexplotación, la muerte y la miseria que resultan de la guerra imperialista. Es unirse con todos los trabajadores de cualquier frontera en las que nacieron o están atrapados y organizarse para derrocar a la clase capitalista con la revolución comunista. ¡Luchemos por un mundo con propiedad común, igualdad y equidad, y por el fin de las fronteras artificiales y las fortificaciones!

Los capitalistas no tienen fronteras para ellos, las usan contra nosotros, para impedir la unidad. ¡Los trabajadores no necesitamos sus fronteras ni sus naciones! ¡Obreros del mundo, uníos!

Trabajadores Migrantes: Luchadores por Toda La Clase Obrera

Diciembre 6—“Si me arrestan y los demás pueden seguir, no me importa”, dijo uno de los cientos de migrantes que se enfrentaron a efectivos de la Guardia Nacional y agentes de inmigración que intentaban detener una caravana en el Estado de Veracruz.

Con palos y puñetazos los migrantes lograron romper el cerco y continuaron su travesía hacia la frontera del norte (EE. UU.)

El éxodo masivo de migrantes haitianos, cubanos, sur americanos y centroamericanos muestran el colapso de las instituciones burguesas y la crueldad del sistema capitalista.

Mientras que en México vemos cómo un gobierno “progresista” no tiene reparos en crear y desplegar la nueva Guardia Nacional contra los migrantes por todo el país y su frontera sur.

La situación de los migrantes que logran llegar a Tapachula, Chiapas, México es grave y de extrema crueldad. El gobierno mexicano ha creado en Tapachula una ciudad-cárcel. El Instituto Nacional de Migración no permite el tránsito de los migrantes y ha fracasado en cada intento de regularizar la situación migratoria de estos. Nuevas caravanas surgen desde Tapachula, pero rápidamente son atacadas y disueltas. Pocos logran pasar.

En la ciudad-cárcel Tapachula, las autoridades mexicanas han tratado de sofocar y deportar hacia otros países a los migrantes haitianos y otros. La crisis sanitaria y de vivienda la sufren miles de mujeres, niños, niñas y hombres que carecen de los servicios básicos.

Migración ha prometido desplazar hacia otros estados del país a los migrantes para regularizar su situación. Sin embargo, la gravedad de la situación nos debería advertir que no basta con una válvula de escape ante un colapso de la vida producido por todo el sistema.

Los capitalistas ya no pueden ofrecer otra cosa que dolor y explotación a la clase trabajadora. Los migrantes no son simples víctimas, son luchadores que buscan un futuro. Esa audacia y dedicación a la sobrevivencia puede y debe ser canalizada a la destrucción del sistema capitalista.

Los comunistas debemos luchar arduamente para constituir el poder necesario para crear esa sociedad donde ningún ser humano sea llamado ilegal o extranjero.

La clase obrera, de la cuál somos parte integra los migrantes tenemos el poder y potencial de hacer de este mundo, un mundo comunista sin fronteras.

– Camarada Inmigrante en EE.UU.

Primera página de esta edición

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