Kazajistán: Protestas Energéticas Estallan Joven Rebelión Proletaria

Protestas Masivas Sacuden Kazajistán

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 Las protestas masivas en Kazajstán comenzaron con los obreros petroleros el 2 de enero después de que el gobierno cancelara los subsidios al gas y al petróleo, poniendo el costo del combustible fuera del alcance de las masas en este país productor de energía.

Hay enormes desigualdades de ingresos en esta exrepública soviética, gobernada con mano de hierro por un partido pro-Moscú. Ahora, las primeras protestas en años han estallado en furia contra el gobierno. Se restablecieron los subsidios al combustible, pero las protestas continúan extendiéndose por todo el país a pesar de la represión del gobierno.

Esta es una gran crisis política no solo para los gobernantes kazajos sino también para Moscú. Las agudas contradicciones de clase en el socialismo (capitalismo de estado) muestran el potencial de la revolución comunista en todas partes.

Rebelión masiva en Kazajstán: ¿Revolución Comunista Obrera o Consolidación del Poder Capitalista-Imperialista?

9 de enero — Kazajstán estuvo en llamas durante seis días, sumido en una violencia masiva. Manifestaciones contra el aumento vertiginoso del precio de los energéticos se extendieron rápidamente por este enorme país rico en energía. El gobierno cayó.

Tropas de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva dominada, por Rusia han sofocado los disturbios por ahora. Pero no antes de que muchos autos, edificios públicos y privados fueran quemados, cientos de personas muertas y miles arrestadas.

Estos eventos son el resultado directo de la crisis capitalista mundial. Las masas se rebelaron contra la miseria impuesta por la competencia capitalista por máximas ganancias. Los obreros industriales en el oeste de Kazajstán, recién salidos de una ola de huelgas, encabezaron las primeras protestas.

Para maximizar ganancias, capitalistas-imperialistas compiten ferozmente por mercados y recursos naturales y fuerza laboral más baratos. Esto conduce inevitablemente a guerras locales, regionales y mundiales.

Solo la revolución comunista puede acabar el capitalismo y sus horrores interminables. El comunismo eliminará el dinero, esclavitud asalariada, fronteras y mercados. Nada se comprará ni venderá, especialmente nuestra fuerza laboral.

La esclavitud asalariada capitalista necesita del racismo, sexismo, xenofobia, nacionalismo y otras divisiones venenosas para la clase obrera. El comunismo nos permitirá deshacernos de todas.

Kazajstán: Producto del Fracaso del Socialismo

La crisis de Kazajstán es producto directo del fracaso de los comunistas rusos de no luchar directamente por el comunismo. Lucharon por el socialismo como cinturón de transición al comunismo. Pero el socialismo es capitalismo de estado. Para 1945, el Partido Comunista Soviético se había transformado en una clase capitalista-imperialista gobernando un vasto imperio.

Las contradicciones dentro de la Unión Soviética se agudizaron bajo presión del imperialismo estadounidense. Los capitalistas-imperialista rusos, queriendo controlar sus propios feudos (naciones) disolvieron la Unión Soviética.

Kazajstán, entre otras antiguas repúblicas soviéticas, se declaró “independiente” en 1991. Su primer presidente, Nursultan Nazarbayev, gobernó durante treinta años.

Nazarbayev equilibró hábilmente las relaciones de Kazajstán con las tres potencias principales, Rusia, China y Estados Unidos, mientras integraba Kazajstán en la economía mundial.

Abrió las puertas a más de $ 330 mil millones en inversiones extranjeras. Más de la mitad procedían de la Unión Europea – el resto de EE. UU., Rusia, China e Inglaterra.

Esto fue una gran bonanza para Nazarbayev, su familia y otros capitalistas kazajos. Menos de 200 personas poseen más de la mitad de la riqueza del país. Mientras tanto, un kazajo de cada nueve vive con menos de $2 al día, y el resto con $8.25 al día.

La ira masiva por esta enorme desigualdad económica alimentó la furia de la rebelión.

¿Esta Kazajistán en una situación prerrevolucionaria?

Situaciones similares pueden llevar a una revolución por el poder comunista obrero o que alguna facción capitalista-imperialista consolide aún más su control fascista.

Lo primero solo podría suceder habiendo un partido comunista capaz de luchar audazmente en todos los frentes movilizando a las masas para el comunismo. Podemos aprender mucho de los cinco años prerrevolucionarios que precedieron la Revolución Rusa de 1917.

En 1912, los bolcheviques, diezmados por siete años de represión fascista, eran apenas unos pocos cientos de activistas en toda Rusia. Pero los gobernantes rusos intensificaron la explotación de los obreros preparándose para la Primera Guerra Mundial. Los bolcheviques crecieron exponencialmente liderando la lucha de trabajadores cada vez más radicalizados.

Cuando estalló la guerra en 1914, la membresía bolchevique – solo en San Petersburgo – había aumentado a 32.000. La guerra radicalizó aún más a los obreros, campesinos y los 14 millones de soldados y marineros reclutados para combatir. En 1917, un cuarto de millón de bolcheviques dirigió a la clase obrera al poder.

Imperialistas de EE.UU., China y Rusia Aprovechan los Disturbios en Kazajstán

Cuando no existe tal partido comunista revolucionario, la competencia capitalista-imperialista por el dominio mundial se vuelve primordial. Kazajstán no es la excepción.

Los imperialistas rusos y chinos apoyan el gobierno del presidente kazajo Tokayev. Pero, también tienen intereses conflictivos.

Para China, Kazajstán es un puente terrestre indispensable uniendo su “Ruta de la Seda” (BRI) con Europa. BRI es la principal estrategia económica de China para desplazar a EE.UU. como la potencia imperialista dominante.

Además, los oleoductos energéticos China en Turkmenistán atraviesan Kazajstán hasta la provincia de Xinjian. China está invirtiendo $400 mil millones en la industria de petróleo y gas de Irán para garantizar sus necesidades energéticas. En caso de guerra con EE.UU., estos oleoductos son cruciales porque eluden las rutas marítimas controladas por EE. UU. incluido el estratégico Estrecho de Malaca.

Pero la creciente influencia de China en Eurasia amenaza la meta rusa de restaurar la parte oriental de su antiguo imperio. Ahora, las tropas rusas, controlando un Kazajstán dirigido por el presidente prorruso Tokayev, consolidan aún más el control de Rusia.

Mientras tanto, EE. UU. espera canalizar la ira popular masiva hacia una “revolución de color” buscando contener a China y Rusia. Un régimen pro-EE.UU. en Kazajstán sería una amenaza existencial para Rusia. Pondría el poderío militar EE. UU.-OTAN en la parte más vulnerable de Rusia.

 Esto, sin embargo, es poco probable. El gobierno y los medios de EE. UU. tenían problemas encontrando fuentes kazajas que les informaran lo que acontecía durante la rebelión.

¿Cómo Influimos Estos Eventos Masivos a Nivel Mundial?

Ciertamente, debemos difundir nuestro análisis de estos eventos de la manera más masiva posible. Usemos contactos personales y redes sociales, en kazajo y ruso si podemos. Pero eso no es suficiente.

Al igual que los bolcheviques, debemos ganar el liderazgo de la clase obrera a nivel mundial movilizando a millones de trabajadores directamente en una intensa lucha de clases contra los gobernantes. Esto comienza con movilizar – en todos los lugares donde existe nuestro Partido – un número significativo de trabajadores, estudiantes y soldados directamente bajo nuestro liderazgo para luchar por nuestros conceptos comunistas revolucionarios avanzados.

La lucha de clases de los bolcheviques era por reformas y su meta el socialismo. Hoy luchamos directamente por el comunismo. Rechazamos el reformismo y, llamando en cambio a la lucha de clases comunista. Esto significa responder a cada ataque capitalista contra nuestra clase, donde sea, organizando manifestaciones, paros laborales, huelgas. No para exigir reformas, sino para masificar la ideología comunista. Para hacer avanzar nuestra clase para construir mejor el Partido Comunista Obrero Internacional y la lucha por el mundo comunista que necesitamos.

Primera página de esta edición

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