Celebrando la Comuna de París de 1871 Movilizando a las Masas para el Comunismo Hoy — Parte II
El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Honramos a las mujeres y los hombres que, hace 150 años, establecieron el poder obrero por primera vez. La Comuna de París luchó para acabar con el sexismo y toda explotación. Aprendemos de sus inspiradores logros y deficiencias, y de las revoluciones obreras posteriores, que solo la revolución comunista logrará las metas por las cuales los comuneros y otros revolucionarios lucharon con tanta valentía.
“Ciudadanos, el orden social actual lleva en sí mismo las semillas de la pobreza y de la muerte de toda libertad y justicia”, instaban carteles en todo París en 1871. “En esta hora, cuando el peligro es inminente y el enemigo está a las puertas de París, toda la población debe unirse para defender la Comuna, que aboga por la aniquilación de todos los privilegios y toda desigualdad”.
La Comuna duró solo 72 días antes de caer en manos de las tropas capitalistas francesas. Aunque ahogada en sangre, su visión y logros brillan como un faro para las masas de todo el mundo.
Los colectivos políticos sientan las bases del Poder Obrero
La organización política de la Comuna, basada en las ideas del Manifiesto Comunista, había comenzado una década antes. Muchas mujeres y hombres, incluidos los socialistas, se unieron a los colectivos políticos masivos en los barrios más pobres. Debatieron los planes para “establecer una comuna basada en la cooperación de todas las energías e inteligencias”.
Sus esfuerzos se hicieron realidad durante la guerra franco-prusiana, en medio de la crisis provocada por el asedio alemán de cuatro meses a París.
Las mujeres asumieron el liderazgo sobre el terreno en todos los aspectos de la Comuna. Organizaron la producción y distribución de alimentos, refugio y atención médica a través de colectivos que se reunían a diario.
Cuando la Comuna fue formada el 18 de marzo, todas las mujeres que estaban dispuestas a luchar por ella fueron invitadas a la primera reunión de la Unión de Mujeres. Asistieron lavanderas, costureras y muchas otras.
La Unión se convirtió rápidamente en una de las organizaciones más importantes de la Comuna. Las mujeres socialistas fueron clave en organizar a otras mujeres de París para que se hicieran comuneras.
Su meta era “reemplazar el dominio del capital con el gobierno obrero, para la emancipación de la clase obrera por la clase obrera”. Buscaban establecer una educación que combinara el trabajo manual y mental de por vida.
El 18 de marzo, las mujeres fueron clave en evitar que los soldados del gobierno tomaran los cañones. Defendieron valientemente a la Comuna en las barricadas durante su batalla final.
Mientras luchaban contra el sexismo del capitalismo y su explotación de todos los trabajadores, tenían que luchar contra el sexismo en la Comuna misma. Un líder, el anarquista Proudhon, trató de evitar que las mujeres trabajaran fuera de sus hogares o participaran en la vida política de la Comuna. Afirmó que las mujeres son inferiores a los hombres.
Las comuneras demostraron lo contrario.
Benoit Malon, comunero y fundador de la rama francesa de la Internacional Comunista, reconoció que la Comuna de París reflejaba la entrada de las mujeres “en la vida política debido a la difusión de las ideas socialistas”. Las mujeres han sentido que su ayuda es indispensable para la revolución. Las mujeres y el proletariado [masculino] sólo pueden aspirar a lograr su respectiva emancipación uniéndose”.
Para Emancipar del capitalismo la Fuerza Laboral: ¡Revolución Comunista!
Los comuneros lucharon para hombres y mujeres por igual salario por igual trabajo, mientras contradictoriamente, exigían el fin de la explotación. La base fundamental de la explotación es exactamente trabajar por un salario: esclavitud asalariada.
La mayoría les dio prioridad a estas reformas en vez de marchar sobre Versalles para destruir la sede del gobierno capitalista francés.
Destruir el estado capitalista y su sistema de esclavitud asalariada y construir el poder obrero comunista es la única forma de acabar con el sexismo, el racismo y la desigualdad: Emancipar la fuerza labora del capital.
Los comuneros dejaron intacto el Banco de Francia, en lugar de destruirlo. Necesitaban organizar la producción y distribución comunista basadas completamente en las necesidades humanas, sin dinero en absoluto.
La producción colectiva comunista, basada en el compromiso, eliminaría la propiedad privada, el mercado, la producción con fines lucrativos y la compra y venta de la fuerza laboral de los trabajadores.
Desafortunadamente, los comuneros más avanzados lucharon por el socialismo. El socialismo mantiene el dinero, salarios y la producción para la compra y venta. Crea una nueva clase dominante que se beneficia de la fuerza laboral de los trabajadores. Es capitalismo de Estado.
Esta es una amarga lección que hemos aprendido de la reversión de las heroicas Revoluciones Rusa y China del siglo XX, ambas inspiradas en la Comuna de París.
En cambio, lo que necesitamos, para realizar los objetivos de los comuneros, es luchar por el comunismo y nada menos. Las relaciones comunistas reemplazarán al dinero.
Necesitamos construir un Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI) masivo en todo el mundo. ¡Cuando los trabajadores tomen el poder en cualquier lugar, debemos movilizarnos para difundirlo hasta que el mundo entero sea comunista!
Los obreros, soldados y jóvenes, mujeres y hombres deben luchar activamente para liberar a nuestra clase de la esclavitud asalariada racista y sexista del capitalismo.
Todos debemos asumir tomar liderato en el desarrollo de las ideas y la práctica de construir colectivos comunistas ahora. Estos se convertirán en la base del poder obrero comunista.
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Marzo 20, 2021
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