Guardería infantil en el Turkmenistán soviético
Día Internacional de la Mujer Trabajadora nos invita a renovar la lucha por una sociedad comunista. En el comunismo, trabajando juntos y viendo a todos los trabajadores como parte de nuestra propia familia humana, podemos establecer las condiciones para acabar con el racismo, el sexismo, la xenofobia y la homofobia.
Seguimos la tradición de las organizaciones de mujeres bolcheviques (comunistas rusas) que lucharon por transformar la vida cotidiana.
Antes del capitalismo, las familias cultivaban juntas, produciendo para el mercado y para la supervivencia familiar. Este trabajo, necesario para la reproducción y la supervivencia, fue compartido por todos los miembros de la familia, y por lo general compuesta de más de dos generaciones. A pesar de la división sexista del trabajo, la familia era una unidad económica de producción, reproducción y consumo. Todavía lo es en muchas comunidades agrícolas.
El capitalismo separó a la mayoría de los trabajadores de sus medios de producción. Algunos se convirtieron en obreros agrícolas sin tierra. Muchos se mudaron a las ciudades para vender su fuerza laboral. Incluso muchos pequeños propietarios ahora tienen que trabajar por un salario para sobrevivir. La familia ya no es, para la mayoría de las personas en todo el mundo, una unidad económica de producción.
En el capitalismo, sin embargo, la familia sigue siendo una unidad de consumo. Las familias juntan sus ingresos para pagar la comida, la vivienda y otras necesidades. Esto también sucede en el socialismo.
La reproducción también tiene lugar en la familia capitalista (y socialista). Esto incluye criar a la próxima generación de trabajadores. También incluye cocinar, lavar ropa, limpiar, todo lo que le permita al trabajador trabajar al día siguiente.
La división sexista del trabajo en los principios del capitalismo creó condiciones en las que los hombres que mantenían el hogar vendían su fuerza laboral y las mujeres realizaban el trabajo no remunerado de cuidar del hogar. Este era el ideal capitalista. En realidad, las mujeres de la clase obrera, en particular las mujeres negras e inmigrantes, tienen que trabajar por un salario además de hacer todo el trabajo no remunerado para mantener viva a la familia.
Compartimos la visión de las mujeres bolcheviques que entendieron que el comunismo no estaba limitado por la visión doblemente explotadora del capitalismo de la familia como unidad económica. Lucharon por transformar la vida cotidiana socializando el trabajo de consumo y reproducción. Organizaron cocinas y lavanderías colectivas y colectivizaron el cuidado de niños. Nosotros también vemos esas funciones no como trabajo “doméstico” individual de la mujer, sino como trabajo colectivo.
Luchamos por una sociedad comunista donde el trabajo de criar a los niños, proporcionar comida, ropa limpia y espacios de viviendas cómodas sea compartido por todos. Independientemente del género, e incluyendo todas las edades según corresponda.
Eso significa más arreglos colectivos para vivir y comer. Eso significa ver nuestros hogares no como pequeñas esferas privadas, sino como una esfera más amplia de nuestra familia humana.
Preparar y compartir alimentos colectivamente creará la base material para vernos de esa manera. Cuando la preparación de alimentos sea obra del colectivo, al igual que el cultivo de alimentos, se respetará. Terminaremos con la visión de género del “trabajo de mujeres”, que de alguna manera es menos digno de respeto que el “trabajo de hombres”.
Y nadie se verá obligado a hacer un tipo de trabajo toda su vida.
Satisfaciendo las Necesidades de La Familia Colectiva
Visualizamos una sociedad en la que cada cual recibe según sus necesidades. A veces recaemos en viejos argumentos tratando de explicar que no estamos luchando por “igual salario por igual trabajo”. Los camaradas a veces dicen, por ejemplo, “Si tengo cuatro hijos, necesito más comida que alguien con solo dos hijos”. Esto nos ayuda a explicar cómo la sociedad puede funcionar sin dinero. Sin embargo, mantiene la visión capitalista/socialista de la familia como unidad económica.
Durante decenas de miles de años, en el comunismo pre-clases, la gente vivía comúnmente en grupos de alrededor de 25. Quizás 20 grupos se unían para formar una tribu. No estaban necesariamente relacionados. (Sabemos esto por los cementerios y por las sociedades recolectoras actuales). Las personas que viven de esa manera describen sus relaciones como si estuvieran unidas emocionalmente de una manera que la mayoría de las personas en las sociedades capitalistas realmente no pueden imaginar.
Estamos construyendo un futuro comunista, no tratando de replicar el pasado. Las palabras que tenemos son inadecuadas para describirlo completamente. La “aldea” en la expresión “se necesita una aldea para criar a un niño” se aproxima a lo que queremos decir – descartando las opresivas tradiciones de las aldeas patriarcales.
Nos referimos a grupos cooperativos relativamente pequeños, donde todos se conocen, unidos por el Partido en una sociedad comunista global. Cuanto más podamos vivir en entornos colectivos, nuestras relaciones se basarán en lazos de afecto, cooperación y solidaridad, que en la necesidad económica.
Esto proporcionará una base material para la lucha en la unidad familiar contra el abuso sexista y patriarcal de mujeres y niños. Desafortunadamente, todos conocemos mujeres que se quedan con maridos abusivos porque el marido es el sostén de la familia. En colectivos más grandes, las mujeres serán libres de dejar a los abusadores, sabiendo que ellas y sus hijos no sufrirán económicamente.
Los hombres que han sido educados a pensar que está bien abusar de mujeres y niños cambiarán o se sentirán muy aislados. Solos, pero sin frío ni hambre. Ellos también serán parte de la sociedad que garantiza que se satisfagan las necesidades de todos. Y serán parte de una sociedad que lucha con ellos para ver a las mujeres y los niños como camaradas en lugar de posesiones.
Lo mismo cierto para los adolescentes, especialmente los adolescentes LGBTQ + que a menudo terminan en la calle debido al rechazo y abuso de sus padres. Lucharemos para cuidar de todos juntos.
Lo que esto significa hoy es hacer nuestro mejor esfuerzo, dentro de los límites del capitalismo, para luchar por un mundo comunista. Significa que comenzamos ahora a desarrollar relaciones sociales comunistas. Fortalecemos los lazos de colectivos que se apoyan emocional y políticamente, entendiendo que lo personal es político.
Significa una lucha de principios contra el sexismo. Significa alentar y facilitar el liderazgo de mujeres trabajadoras y jóvenes.
Como sabían las mujeres bolcheviques hace un siglo, significa luchar por el comunismo y la transformación de la vida cotidiana.
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