Sexismo, Misoginia, y la Sociedad de Clases

La Lucha Contra el Sexismo y la Homofobia Muestra la Necesidad de Abolir la Propiedad Privada

“Me gusto tu artículo”, escribió Alicia. “Me hace aspirar por una manera más colectiva de vivir”.

Le había enviado un artículo de Bandera Roja acerca del Día Internacional de la Mujer Trabajadora de este año. Hablaba de cómo la eliminación de la sociedad de clases transformará la vida cotidiana y las relaciones familiares y nos permitirá acabar con el sexismo.

Ella y yo vamos a la misma iglesia de “justicia social”. Cada domingo, y en grupos más pequeños, hablamos de cómo acabar con el racismo, el sexismo y la homofobia. Y a menudo comparto algo de Bandera Roja con todo el grupo, o con algunos amigos.

Este mes hemos hablado de cómo acabar con la homofobia. He compartido nuestro folleto “La Lucha Comunista Contra el Sexismo” y el artículo “Luchemos Contra Todos los Ataques a los Miembros LGBTQ de Nuestra Familia la Clase Obrera”. He hablado de cómo la homofobia y la transfobia están vinculadas a la opresión de la mujer, y cómo éstas se basan en la sociedad de clases y la propiedad privada.

La Sociedad de Clases Controla la Sexualidad de las Mujeres para Controlar la Propiedad Privada.

Las sociedades preclases eran igualitarias, sin propiedad privada ni desigualdades de género. La propiedad privada, en la ganadería y la agricultura, creó las condiciones para la sociedad de clases hace unos diez mil años en la mayor parte del mundo. Con la propiedad privada llegaron los sistemas de herencia por línea paterna. Esto exigía la monogamia, al menos para las mujeres. Imponía estrictas limitaciones a la autonomía y la sexualidad femeninas.

Estas restricciones exigen una rígida adhesión a los roles de género masculino y femenino. Discriminan el comportamiento que no se ajusta a esos roles de género. Esto nos impide a todos desarrollar nuestra plena humanidad.

La lucha contra la homofobia y la transfobia significa la defensa de todos nuestros hermanos de la clase obrera y la unidad de TODA la clase obrera, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. Esto es tan necesario para nuestra victoria sobre el capitalismo como la unidad de los trabajadores de todos los géneros y “razas”.

Pero para construir un mundo sin sexismo y homofobia en todas sus formas, debemos acabar con la sociedad de clases. Sólo luchando directamente por el comunismo y eliminando la propiedad privada, podremos eliminar las estructuras familiares patriarcales.

En el comunismo, toda la propiedad productiva se poseerá y trabajará en común, y no habrá propiedad privada que los hombres puedan transferir a sus hijos. Sólo entonces podremos ver la sociedad como una sola familia humana, en la que producimos para el bien de todos y cuidamos de todos los niños (y adultos).

Esta es la discusión que seguiré teniendo con Alicia y todos mis amigos, aliados y camaradas en la iglesia y todas partes.

— Comunista Asistente a la Iglesia

Lea nuestro folleto

“La lucha comunista contra el sexismo”

Disponible aquí

Primera página de esta edición

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