Crisis Capitalista, Guerra Imperialista y la Lucha de Clases

Obreros de Plantaciones de Té en Huelga en Bangladesh aquí ♦ Contestemos con el Puño Rojo de la Lucha de Clases Comunista aquí ♦


El 18 de agosto – Los trabajadores de las plantaciones de té en Bangladesh comenzaron una huelga indefinida exigiendo un aumento salarial de los actuales 120 taka por día (US $ 1.26 o 20.40 Rands, moneda sudafricana o 100 INR, moneda india)).  Su único escape de esta brutal esclavitud asalariada es la revolución comunista.

Respondamos a la Crisis Capitalista Global con el Puño Rojo del Poder Obrero Comunista

“La mano oculta del mercado nunca funcionará sin el puño oculto. El puño oculto que mantiene el mundo seguro para que florezcan las tecnologías de Silicon Valley se llama el ejército, la fuerza aérea, la marina y los infantes de marina de los EE. UU.” —Thomas Friedman, New York Times, 24 de febrero de 2001

La guerra es fundamental para el capitalismo.

Más de la mitad de su gasto discrecional se destina a las fuerzas armadas. Así pudo bombardear a trabajadores en otros países 46 veces al día (en promedio) durante los últimos 20 años.

La guerra de la OTAN dirigida por EE.UU. contra la ex Yugoslavia en la década de 1990 lanzó 34,000 bombardeos en 78 días. El ataque tenía como objetivo intimidar a toda Europa del Este. El ejército desempeña una importante función económica.

Los capitalistas cerraron plantas en Europa occidental y las abrieron en la oriental. Pronto, los obreros de Europa Oriental con salarios más bajos estaban fabricando uno de cada cuatro automóviles vendidos en Europa. Para 2004, la OTAN se había expandido a diez países de Europa Oriental, preparando el escenario para un ataque estadounidense más directo contra Rusia a través de Ucrania. ¿Por qué?

Porque el capitalismo -como sistema mundial- se encuentra en un período de crisis generalizada.

Las fuerzas productivas se han desarrollado tanto que ya no pueden devolver ganancias de manera sostenible a sus propietarios capitalistas. Eso agudiza los conflictos entre los más grandes imperialistas.

Por ejemplo, la sección principal de la clase dominante china (todos capitalistas) está construyendo un nuevo sistema mundial masivo de ferrocarriles, carreteras, puertos costeros y aeropuertos. Tienen el capital para invertir en esta “Iniciativa Cinturón y Ruta”, los acuerdos políticos, la mano de obra calificada y los sistemas monetarios internacionales capaces de recolectar las ganancias que les producirá.

China produce el 60% del hormigón del mundo. Esto amenaza directamente a las gigantescas empresas de ingeniería estadounidenses como Halliburton y Bechtel. Limita su capacidad para atraer capital, materias primas o contratos en los mercados civiles del mundo. Existen rivalidades similares en muchas industrias.

“China”, declaró el secretario de Estado de EE. UU., Anthony Blinken, “es el único país con el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para desafiar seriamente” el statu quo global liderado por EE. UU.

El crecimiento masivo de las fuerzas productivas significa que cualquier bloque imperialista importante debe dominar tanto los mercados mundiales como la clase trabajadora mundial. Esto requiere que enfrenten tanto su miedo a ser derrotados por sus imperialistas rivales como su miedo a la clase obrera. El primer miedo los empuja a la guerra mundial, pero el segundo los hace vacilar.

El miedo a los rivales imperialistas empujó a los capitalistas a la Primera Guerra Mundial, que terminó con la revolución rusa dirigida por los comunistas por el poder de los obreros. El mismo miedo los empujó a la Segunda Guerra Mundial, que terminó con la revolución campesina y obrera dirigida por los comunistas chinos. Esa historia impide que los imperialistas de hoy lancen una Tercera Guerra Mundial a gran escala.

China y EE. UU. están librando guerras por terceros en frentes militares (Ucrania, Etiopía, Yemen) y políticos (Pakistán, Sri Lanka, Filipinas, Taiwán). Así como la expansión de la OTAN acompañó la penetración industrial de Europa Occidental en Europa Oriental, la Organización de Cooperación de Shanghái (una alianza militar) acompaña a la Iniciativa Cinturón y Ruta de China.

China se encuentra ahora en una posición más fuerte que EE. UU. tras las derrotas de EE. UU. en Irak y Afganistán. Con el apoyo militar crucial de Irán y China, el gobierno etíope ha hecho retroceder al Frente de Liberación de Tigray, apoyado por Estados Unidos. En Yemen, China está lista para ser la fuerza más fuerte en cualquier acuerdo negociado. Si EE. UU. está luchando contra Rusia en Ucrania hasta el último ucraniano, China está luchando contra EE. UU. hasta el último ruso.

¡Ningún trabajador en ninguna parte debe apoyar a ningún capitalista o potencia imperialista! Nuestra guerra es por el comunismo, nada menos. ¡De todos según su capacidad y compromiso, a todos según su necesidad!

No damos la bienvenida a la carnicería y destrucción masiva de la guerra imperialista presente y futura. Pero esperamos y planeamos construir nuestro nuevo mundo comunista sobre los escombros y las cenizas del viejo.

Los soviéticos construyeron el comunismo de guerra en medio de una contrarrevolución sangrienta. El insurgente Ejército Rojo Chino practicó un “sistema de suministro” comunista durante su prolongada Guerra Popular. En Polonia, al final de la Segunda Guerra Mundial – con los nazis todavía controlando la mitad de Varsovia – los comunistas organizaron masas para reconstruir la otra mitad, sin salarios ni mercados.

El gran error político de los comunistas del siglo XX fue preparar a las masas para luchar por la liberación nacional o el socialismo, pero nunca por el comunismo en sí. Cuando las cosas se estabilizaron, intencionalmente devolvieron el poder a los capitalistas (Polonia) o se pusieron a cargo de un nuevo sistema de salarios y mercados controlado por el estado. En la Unión Soviética y China, los partidos comunistas se convirtieron en las nuevas clases capitalistas.

Hoy, la crisis capitalista ha puesto a las masas en movimiento desde Sri Lanka hasta Sierra Leona y más allá. Los jóvenes ven especialmente un futuro de crisis climática y guerras cada vez más mortíferas. Esos jóvenes, ganados a la política comunista y alistados en las fuerzas armadas de los patrones, son clave para convertir la guerra imperialista en guerra revolucionaria.

El Partido Comunista Obrero Internacional deberá agudizar nuestro trabajo en todas partes, como ya están comenzando a hacer los camaradas en Sudáfrica, El Salvador y la India.

Construyamos colectivos más fuertes para concentrar nuestros esfuerzos.

Descubramos en la práctica lo que significa dirigir la lucha de clases comunista.

Busquemos más formas de construir lazos comunistas con jóvenes en las fuerzas armadas.

Desarrollemos una red más amplia de relaciones comunistas que nos ayude a todos a ver más claramente el potencial del mundo comunista que se avecina.

¡Levantemos el puño rojo, sin ocultarlo, de la clase obrera internacional!

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