Foto: Afrodescendientes, a principios del siglo 20
Unifiquemos a la Clase Obrera para Ponerle Fin al Racismo y Toda Opresión con la Revolución Comunista
EL SALVADOR—La lucha dirigida por lideres indígenas, entre ellos Feliciano Ama, conocida como la insurrección campesina de 1932 fue realizada por esta comunidad en contra del racismo, despojo y exterminio por parte de las elites económicas.
Esta opresión no solamente se dio con la población indígena, sino también con las personas afrodescendientes. Respaldado por informes de los diferentes gobiernos salvadoreños ante la Convención Racial de Naciones Unidas negaron su existencia. Pero existen registros históricos que la población africana entró al país en el siglo XVI como esclavos. Fueron sometidos a realizar las labores más duras como es el trabajo en minas y el añil.
Esta negación de los gobiernos de reconocer la existencia de la población afrodescendiente es una manera de naturalizar el racismo. Cuando se habla del racismo se piensa que este sucede en otros países como Estados Unidos, donde el problema es más visible.
La insurrección de 1932 significa un legado histórico para las nuevas luchas que se libran actualmente en el Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI) en contra del racismo a nivel internacional.
Uno de los principales impulsadores del racismo en El Salvador, en esa época fue David J. Guzmán. Su influencia fue considerable en la toma de decisiones políticas liberales. 15 años después del levantamiento campesino, él escribió la Oración a la Bandera Salvadoreña.
“Cuidado a quienes rinden honores”, dijo una maestra. Ella desenmascaró a Guzmán como un racista, misógino al que se le rinden honores hasta este día rezando esa oración cada lunes del año escolar en todos los centros educativos del país.
Guzmán, quién fue educado en universidades de Europa, sostenía que existían unas “razas” superiores y unas inferiores, reconociendo a la “raza” blanca como predominante en el poder. Guzmán se refería a los y las indígenas y negros con calificativos fuertemente ofensivos, todo esto documentados en el “Libro Azul” escrito por éste en el año de 1916, con fines comerciales para atraer inversionistas extranjeros.
La negación de la existencia de la comunidad negra no es más que racismo manifiesto. Esto ha provocado que cientos de personas que se consideran afrodescendientes se organicen y luchen por el reconocimiento de su origen para obtener algunos beneficios que sean contemplados en la constitución de la república.
El origen del racismo y opresión viene del sistema capitalista. La ideología racista es una imposición del capitalismo para dividir y super explotar a la clase trabajadora, imposición que será derrotada con la lucha por el Comunismo.
Autocríticamente como partido no nos hemos acercado a esta organización para tratar de llevarles nuestra línea comunista y nuestro periódico Bandera Roja. Pero consideramos como un gran avance el estar abordando este punto porque por años se ha creído que en El Salvador no existe el racismo.
La clase trabajadora internacional nunca ha estado pasiva, grandes luchas y revoluciones han sido ganadas por nuestra clase organizada, pero debemos dar un salto de calidad y luchar directamente por el Comunismo.
Después de que triunfe la revolución comunista seguiremos luchando para eliminar todas las raíces del capitalismo y construir una sociedad sin clases, sin racismo. La lucha contra el racismo continuará, ya que habrá sectores de la clase obrera que tendrán más necesidades debido a la herencia de la opresión racista del capitalismo podrido.
El levantamiento de miles de campesinos e indígenas en contra del racismo nos inspira para continuar organizando a los campesinos y obreros industriales para dirigir a las masas en una nueva lucha armada para luchar por el comunismo directamente.
Lee nuestro Folleto: «Para Combatir el Racismo, Movilicemos a las Masas para el Comunismo» aquí