Protésta Climática, India, 2019.
DELHI (India), 10 de septiembre—Pakistán está siendo golpeado por inundaciones catastróficas. Pakistán tiene la quinta población más grande del mundo. Decenas de millones huyeron de sus hogares, algunos para nunca regresar. Murieron más de 1400. Las inundaciones han arrasado con la mitad de la tierra más fértil, lo que significa que se acerca la hambruna.
Las causas inmediatas son las lluvias monzónicas, en algunos lugares cinco veces más intensas de lo habitual, y el rápido derretimiento de los glaciares del Himalaya. Estas son consecuencias de la crisis climática que el capitalismo ha provocado y que el capitalismo no puede resolver.
El surgimiento del capitalismo industrial en la Europa del siglo XIX significó agudizar la competencia para maximizar las ganancias. El carbón y el petróleo impulsaron la producción y distribución capitalista de mercancías. Impulsaron los ejércitos y armadas que los imperialistas británicos, franceses, alemanes, estadounidenses, japoneses y otros necesitaban para explotar a las masas en todo el mundo y luchar entre sí por la supremacía.
El impacto inicial del capitalismo-imperialismo fue aumentar la miseria de la clase trabajadora. El impacto a largo plazo de su sistema basado en el carbono es la crisis climática que está ahogando a Pakistán, India y América Central mientras crea sequías en Europa, África, Estados Unidos y otros lugares. Irónicamente, Pakistán produce solo el 1% de las emisiones globales de carbono, pero se ve más afectado por el cambio catastrófico.
Las clases dominantes capitalistas están tratando de alejar a las masas enojadas de confrontar al capitalismo como la raíz del problema. Su ofensiva ideológica tiene como objetivo persuadirnos de que la crisis climática puede resolverse dentro del sistema capitalista de ganancias o no se puede resolver en absoluto. Sus ONG (“organizaciones no gubernamentales”) nos dicen que plantemos árboles o donemos para salvar animales en peligro de extinción o intentemos convertirnos en empresarios. Algunas ONG en India aceptan dinero de la industria petrolera.
Además, los gobernantes capitalistas están utilizando la “Energía Verde” como una nueva forma de obtener máximas ganancias. Por ejemplo, dos de los capitalistas más ricos de India, Ambani y Adani, participan en una iniciativa de Energía Verde con los productores de petróleo Total y Chevron. La etiqueta “Verde” oculta el hecho de que algunas tecnologías “verdes” crean una mayor huella de carbono y son enormemente rentables.
Más de 500 asistentes a la “Cumbre sobre el Cambio Climático” del año pasado en Glasgow eran cabilderos de combustibles fósiles. Representaron a más de 100 empresas de petróleo y gas y 30 asociaciones comerciales y organizaciones de miembros. Superaron en número a las delegaciones combinadas de los ocho países más afectados por el cambio climático: Puerto Rico, Myanmar, Haití, Filipinas, Mozambique, Bahamas, Bangladesh, Pakistán.
Nuestra lucha es erradicar la fuente de ganancias. Nuestra tarea es organizarnos masivamente para que podamos transformar las guerras imperialistas de ganancias en la lucha revolucionaria por el comunismo.
El capitalismo tardó varios siglos en causar estos problemas. Tomará tiempo para que el comunismo los resuelva. El fin del capitalismo y el comienzo temprano del comunismo podrían implicar que capitalistas desesperados usen armas nucleares y devasten aún más el clima. ¿Cómo podemos construir el comunismo sobre estas cenizas?
Las masas, convencidas y movilizadas por la filosofía comunista, se convertirán en una fuerza material para el cambio. Lo que hoy parece imposible puede lograrse cuando cientos de millones de trabajadores están involucrados. La sociedad comunista podrá frenar, revertir y mitigar el cambio climático con nuevas tecnologías y, lo que es más importante, nuevas relaciones sociales de producción.
Las revoluciones socialistas del siglo 20 dirigidas por comunistas en la Unión Soviética y China dieron esperanza de cambio a los trabajadores de todo el mundo, ya que las masas de trabajadores hicieron cosas aparentemente imposibles. Nuestras ideas han evolucionado a partir de sus éxitos pasados y de los errores que en la actualidad han dejado a estos países firmemente en las garras del capitalismo.
Los antiguos comunistas no confiaban en que se pudiera convencer a las masas trabajadoras de construir una sociedad comunista sin dinero, salarios o intercambio. Pero tomamos de sus luchas una visión de que tal sociedad comunista puede hacerlo mejor que el Estado socialista, que mantuvo el dinero y los mercados y, por lo tanto, la explotación.
Para lograr este objetivo, los colectivos del PCOI en la India y en otros lugares están reclutando trabajadores y estudiantes. Estamos en comunicación con camaradas en Pakistán y ahora en medio de la dura lucha en Sri Lanka. Los colectivos comunistas que construimos hoy, con lazos fuertes y amplios entre las masas, son el núcleo del mundo comunista por venir.