El Salvador Soldados No Siguen Órdenes Ciegamente aquí ♦ ; Ingresé al Ejército de EE.UU. aquí ♦
Rebeldes Soldados Estadounidenses en Vietnam
El Salvador: Los Soldados No Siguen Ordenes Ciegamente
Durante los años de 1970 existía en El Salvador una efervescencia revolucionaria debido a las malas condiciones de trabajo y de remuneración de pago. Campesinos, obreros, maestros salían a huelga.
Yo estaba en el ejército en San Miguel en la tercera brigada de infantería, tenía el grado de cabo y aunque no tenía una conciencia revolucionaria comunista, sí sabía que pertenecía a la clase obrera.
En una ocasión, llegó el teniente de la sección y me dijo, “Cabo, necesito que reúnas a la sección y los prepares porque van a ir a romper una huelga.”
Una sección consta de 40 soldados y todo el equipo anti-motín consistía en bastones cascos de protección, máscaras antigases y otros. Llamé a la sección y les dije estamos llamados para ir a una huelga y la misión es ir a dispersar a los huelguistas.
Sin embargo, mis sentimientos eran completamente encontrados por un lado sabía que era una orden del ejército y que desobedecerla podía consistir en cárcel o muerte. Pero por otro lado también sabía que dentro de la gente o los maestros que estaban en esa huelga había algunos que habían sido mis maestros.
Hablé con los soldados y les pregunté, “¿Cómo van a responder al llegar a la huelga o que piensa de la misión que nos han encargado?”
Las respuestas fueron variadas, algunos dijeron, “Hay que ir y darles duro, golpearlos, arrestarlos o matarlos si era posible. Porque nosotros éramos gente del ejército y ellos eran civiles que estaban queriendo causar desorden.”
Otros dijeron “No, eso no, hay que ser capciosos que muchos de los que ahí se encontraban habían sido nuestros maestros que estaban luchando por mejores condiciones de vida.”
Por último, me tocó hablarle a la sección, estaba solo con los soldados, no había ningún oficial. Entonces empecé a decirles “Nuestra misión al llegar a esa huelga va a ser tratar de no golpear ni arrestar a nadie. Si nos toca disparar, vamos a disparar al aire. Solamente asustarlos y decirles que se dispersaren que no era necesario matar a nadie que nosotros no éramos parte del sistema que nosotros éramos civiles vestidos en uniforme.”
Luego continue, “Pronto, después de unos años nosotros vamos a estar nuevamente en las calles y probablemente alguno de nosotros nos íbamos a convertir en maestros, otros en obreros, otros en trabajadores campesinos. Por lo tanto, lo mejor va a ser no dispararle a nadie ni arrestar a nadie tratar de fingir que vamos a atacarlos para disuadirlos que se dispersen, pero no hacerles daño.”
Muchos de los soldados después de una charla de ese tipo estuvieron de acuerdo con mi posición y dijeron que estaba bien que así lo íbamos a hacer que si no nos tocaba no íbamos a golpearlos.
Muchos de estos soldados eran mis amigos, nos conocíamos y ya habíamos hablado de cosas políticas y de lo duro de nuestras vidas.
Esa experiencia y otras que viví dentro del ejército me mostró que los soldados no solo siguen a ciegas las ordenes de los oficiales. Pero que están abiertos a ver la realidad cuando se les presenta y pueden ser ganados a unirse en la lucha con la clase obrera.
Regresando a la anécdota. Ya estábamos preparados y listos para partir, cuando llegó la orden que ya no iba a ser necesario salir a dispersar a los huelguistas.
La historia está llena de ejemplos como éste. Tanto en ejércitos locales como ejércitos imperialistas los soldados en momentos dados se han unido a la clase obrera para luchar juntos en contra de los patrones.
Hoy que luchamos por una revolución comunista estamos mejor preparados ideológicamente para ganar a muchos de esos soldados, marineros y marines a unirse a nuestra lucha por el comunismo.
Camarada Ex-Soldado
Ingresé al Ejército de los EE. UU. Con el Propósito de Organizar para el Comunismo
Una vez, cuando estaba de licencia del servicio militar, mi tío se me acercó y me dijo: “Estoy confundido. ¿Cómo es que eres comunista y estas también en el Ejército?
Mientras hacía mi servicio, toda mi familia sabía que yo era comunista. Y mi alistamiento en el Ejército era completamente entendible para los camaradas, pero fue una contradicción casi hipócrita para algunos amigos y familiares. Sin embargo, siempre he sabido cómo responder a todos los que cuestionaron mi posición como soldado comunista.
Me encanta que me hagan esa pregunta porque prepara el camino para una aguda discusión política sobre la organización de una revolución comunista en una sociedad capitalista. Le dije a mi tío que, para organizar una revolución comunista exitosa, indudablemente debemos organizar soldados para que volteen sus armas a favor de la revolución.“¿Dónde más vamos a conseguir nuestras armas?” Le pregunté.
Sin embargo, no sería simplemente robarles las armas a los capitalistas. Nuestra filosofía de organizar en las fuerzas armadas es mucho más sofisticada.
Las fuerzas armadas están compuestas con los hijos e hijas de la clase obrera. A lo largo de la historia, han sido los soldados de la clase obrera los que han sido enviados a luchar y morir en las guerras imperialistas. En Vietnam, hubo 58,220 muertes militares estadounidenses. En Irak, 4,490.
Imaginen las innumerables vidas civiles perdidas: al menos 2 millones en Vietnam y alrededor de medio millón en Irak. Y esos soldados también eran de clase trabajadora.
Los ataques del 11 de septiembre mataron a 2,996 estadounidenses, mientras que las estimaciones actuales en el conflicto entre la OTAN y Rusia en Ucrania son 3,000.
Los capitalistas e imperialistas de todas partes del mundo dependen de dar órdenes a los soldados. Ellos nos dan el entrenamiento y las armas para que salgamos a hacerles el trabajo sucio. Es hora de salir y hacer nuestro propio trabajo: organizarnos en el ejército para construir una base comunista sólida entre soldados y marineros para construir la infraestructura militar necesaria para derrocar a los gobiernos capitalistas en todo el mundo. Esa es la única forma en que podemos tomar el poder Estatal, y comienza en los cuarteles.
Este trabajo militar comunista es posible y ya tenemos experiencia haciéndolo. En la década que estuve en el servicio logré llevar nuestra política comunista a los soldados en los cuarteles. Fue un trabajo difícil, pero recuerdo claramente la primera vez que le dije a mi amigo soldado cercano que yo era comunista. Él era un chico blanco de Iowa y yo era un chico latino de Los Ángeles. Y me sentí completamente conectado con esta persona ya que ambos proveníamos de familias de clase trabajadora y sabíamos que este era un sistema capitalista inhumano en el que vivíamos.
Con un poco más de construcción de bases, recuerdo haber hecho conexiones más sólidas con otros dos soldados hasta el punto de que organizamos un grupo de tres soldados para ir a Washington DC y marchar el Primero de Mayo bajo banderas comunistas.
Hice dos giras en Irak y vi mucha hipocresía por parte del gobierno de EE. UU., que afirmaba luchar por la libertad y la democracia mientras intentaba, y finalmente fracasaba, ser un ejército de ocupación imperial en el Medio Oriente.
Ser un organizador comunista en el ejército no es hipocresía; es necesidad. Es necesario para quitarle el poder a los patrones, y es necesario para unir a personas aparentemente opuestas de diferentes etnias, países o idiomas.
Por lo tanto, debemos continuar alentando a los camaradas jóvenes a ingresar al Ejército y organizar para nuestras filas, las filas de la clase trabajadora que algún día voltearan sus armas. Los soldados iraquíes, estadounidenses, vietnamitas, ucranianos, rusos y sudafricanos deben unirse para voltear las armas y organizar para la revolución comunista.
—Camarada Veterano
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