Estudiantes Indios de Medicina Abandonando Ucrania Describen Su Suplicio aquí ♦ La Guerra Alimenta el Racismo, El Racismo Alimenta la Guerra aquí ♦ Profundizando la Lucha Comunista aquí ♦
Nueva Delhi (India), 25 de febrero – frente a la Embajada de Rusia
Una Semana Puede Cambiar Tu Perspectiva de la Vida: Estudiantes Indios de Medicina Abandonando Ucrania Describen Su Terrible Experiencia
INDIA, 1º de marzo— “Hace apenas una semana soñaba con trabajar como doctora, pagar mis préstamos y vivir una vida cómoda”, dijo una estudiante india. Acababa de bajar del avión como refugiada de Ucrania. “Cuando los guardias fronterizos nos daban patadas y puñetazos, sentí una solidaridad tremenda con mis compañeros de estudios. No importaba si venían de India, Pakistán o Nigeria.
“Estoy en mi cuarto año de estudios de medicina”, continuó. “Quería ayudar a los ucranianos pobres que sufrían cuando me fui de Kiev. Ellos son como nosotros. Veo gente pobre de todas partes. Y puedo ver con mis ojos, las personas ricas que son capaces de escapar de estas atrocidades de la guerra”.
Ella proviene de una familia pobre en Punjab, donde hay muchos obreros agrícolas dalit. Pidió un préstamo para ir a Ucrania porque le costaría allí 1.5 millones de rupias (20,000 dólares) por cinco años, mientras que en la India le costaría 1.5 millones de rupias por año. Cuando los camaradas del PCOI le contaron sobre nuestra participación en la lucha de los granjeros de Punjab, se alegró de recibir Bandera Roja. Intercambiamos información telefónica y nos aseguró que estaría encantada de hablar con nosotros.
Dos camaradas del PCOI de Nueva Delhi estábamos distribuyendo Bandera Roja cuando escuchamos que estudiantes de medicina de la India habían llegado al aeropuerto. Inmediatamente fuimos allí para encontrarlos. Los estudiantes describieron su terrible experiencia.
“Pagamos cantidades exorbitantes de dinero para tomar un autobús desde Kiev hasta la frontera con Polonia. Varios autobuses llenos de pasajeros fueron detenidos a un kilómetro de la frontera. Había otro carril para autos y camionetas que transportaban a un lugar seguro a ucranianos relativamente ricos.
“En el puesto de control fronterizo, policías muy agresivos alinearon a todos los no ucranianos. En nuestra línea había indios, nigerianos y creo que algunas personas de Pakistán y otros países africanos. A los ucranianos que viajaban en el autobús con nosotros se les permitió entrar de inmediato. Otros en autos fueron recibidos con fanfarria, juguetes y comida caliente. Se instaló un centro de recepción en el lado polaco para las personas que necesitan atención médica. Su transportación fue arreglada inmediatamente.
“La policía fronteriza dijo que permitiría a uno de nosotros por cada 50 ucranianos que cruzaran la frontera. Resultó que nuestras líneas no se procesaron en absoluto. Llegaban más estudiantes y las líneas se convirtieron en un campamento temporal. Después de tres días de frío intenso sin comida, muchos tenían hambre y trataban de calcular cuánto costaría en Polonia volar a la India”.
Otro estudiante continuó la historia. “Nuestro campamento fronterizo se volvió inquieto. La policía nos empujó y pateó. Las mujeres gritaban pidiendo ayuda. Me caí y varios otros estudiantes trataron de protegerme. Escuché un lenguaje muy racista y abusivo de la policía mientras nos golpeaban con porras y lanzaban gases lacrimógenos. Varios estudiantes se desmayaron; muchos tenían los brazos rotos. Imagínate, todos éramos estudiantes de medicina. Podríamos ayudar a todos, pero ahora nos miraban con odio racista”.
Entre tantos reporteros, medios de comunicación y familiares, era difícil acercarse con Bandera Roja a los estudiantes que llegaban. Pero estábamos encantados con nuestra reunión no planificada con los estudiantes que regresaban. Llamamos de urgencia a nuestro colectivo. También estaban entusiasmados con las municiones que nos presenta esta guerra para destruir los cimientos del sistema monetario.
Cada golpe, cada ataque es un ataque a la clase obrera de todo el mundo que nos llama a acabar con el capitalismo mediante la revolución comunista.
La guerra en Ucrania es solo el comienzo de una lucha muy dura por delante. Los patrones de EE. UU., Rusia, Europa, Ucrania, India y China usarán todo lo que tienen para expandir su sistema brutal, incluida la guerra nuclear. Todo a expensas de la clase obrera internacional.
Pero también están sembrando las semillas de su propia destrucción. La clase obrera tiene resiliencia, paciencia y la necesidad de acabar con el capitalismo. Debemos organizar urgentemente a los trabajadores, estudiantes y soldados en todas partes que a gritos están pidiendo liderato. Debemos liderarlos a la victoria comunista.
La Guerra Alimenta el Racismo; El Racismo Alimenta la Guerra: Camaradas Construyen una Base Comunista para Acabar con Ambos
Desde la costa este a la costa oeste de EE. UU. a El Salvador, desde Sudáfrica a India – en hospitales, fábricas, transportación publica, calles y escuelas – nuestros camaradas del Partido Comunista Obrero Internacional están luchando para acabar con las guerras patronales construyendo el PCOI para preparar la revolución comunista.
La guerra de Ucrania ha vuelto a demostrar que el racismo, el fascismo y la guerra interimperialista están interconectados. Necesitamos expandir la lucha comunista con los compañeros de trabajo, estudiantes y amigos.
“Me gustaría apoyar a un lado, pero no puedo hacerlo en este caso”, dijo un obrero de Boeing, “especialmente después que discutimos cómo el gobierno ucraniano trata a las decenas de miles de africanos, indios y de Oriente Medio que está tratando de huir”.
Para los comunistas, ningún trabajador es “extranjero”. Pero los funcionarios ucranianos están agrediendo los estudiantes africanos, indios y del Medio Oriente y otros refugiados no blancos. Dicen que esa “gente” no puede salir porque su prioridad es sacar a mujeres, niños y ancianos. Sin embargo, los medios de comunicación muestran mujeres de otros países con niños que tampoco se les permite salir. Las patrullas fronterizas ucranianas los han estado expulsado a la fuerza de los trenes y autobuses.
Muchos afros ucranianos y sus familias han vivido en el país por décadas. El ejército fronterizo fascista trata a estos ciudadanos ucranianos con la misma crueldad.
El racismo y la xenofobia han alcanzado niveles letales. Las organizaciones paramilitares de extrema derecha, racistas, fascistas y ultranacionalistas se han vuelto un espectáculo común en Ucrania durante la última década.
Rusia tiene su propia cuota de neofascistas. Europa Occidental y Estados Unidos se hacen pasar por partidarios de la democracia ucraniana, pero también albergan crecientes movimientos xenófobos y racistas.
El racismo de los medios occidentales es descarado. Un corresponsal de la BBC que se emocionó mientras estaba en el aire dijo: “Discúlpenme… pero lo que está pasando me impacta, porque estoy viendo a europeos con ojos azules y cabello rubio… asesinados.”
Luchar con nuestros amigos sobre este racismo y fascismo no es solo centrarse en un tema secundario. El racismo, el fascismo y la guerra interimperialista están inextricablemente vinculados. Por eso es muy importante que redoblemos nuestros esfuerzos para luchar con nuestros compañeros de trabajo y estudiantes. Los llamados líderes democráticos no son mejores. El primer ministro búlgaro, Kiril Petkov, declaró: “Estas personas son europeas, por lo que todos los países europeos están listos a darles la bienvenida. Estas son personas inteligentes”. Aparentemente, Petkov cree que los millones que han huido de la pobreza y la guerra en Medio Oriente y África no lo son.
Este racismo y fascismo no es un tema secundario. Los uno y dos que ganemos ahora a la lucha comunista contra el racismo prepararán el camino para acabar para siempre, mediante la revolución comunista, con las guerras capitalistas y el racismo que las acompaña.
Los Camaradas Nacidos en Todas Partes Pueden Contactar a Trabajadores de Todas Partes
Un camarada que trabaja en un hospital de EE. UU. discutió este tema con un compañero de trabajo, J, que nació en Bulgaria. J no reaccionó como el primer ministro. Ella rechazó el anticomunismo de los medios estadounidenses.
J le contestó a otro trabajador hablando pésimas del comunismo, diciéndole, “Lo que estás describiendo suena más a capitalismo que a comunismo”. J obtuvo su primera copia de Bandera Roja esa misma semana.
Luego, J y su esposo M tomaron la iniciativa para distribuir la información a sus amigos sobre los ataques racistas del gobierno ucraniano contra los refugiados. M ayudó a producir este artículo. Ha seguido esto con un amigo, un trabajador de Nigeria.
“Debemos tener cuidado como hablamos del racismo contra los refugiados”, advirtió C. Se refería a el racismo vicioso se concentra en el gobierno ucraniano y las patrullas fronterizas ucranianas y polacas. Sabía que algunos ucranianos están tratando de ayudar a los estudiantes y trabajadores africanos, indios y del Medio Oriente. M y C discutieron las similitudes entre la infiltración fascista de las patrullas fronterizas europeas y estadounidenses y lo que está sucediendo en la frontera entre Ucrania y Polonia.
C no tenía ilusiones acerca de las llamadas democracias europeas. Quiere organizar una proyección de la “La batalla de Argel,” una película de 1966 sobre la lucha contra el imperialismo francés. La discusión después desenmascarará el fascismo detrás del humanitarismo democrático.
Ampliemos la Lucha por el Comunismo
Mientras preparábamos este artículo, docenas debatieron si el comunismo puede o no acabar con las guerras imperialistas y el racismo que las fortalece y acompaña. Camaradas del PCOI han tenido muchas discusiones similares, trayendo más gente alrededor y plantando las semillas de un Partido masivo. Entre más de nosotros prioricemos esta lucha, más preparada estará la clase obrera para ponerle fin al reinado de terror del capitalismo.
Profundizando la Lucha por el Comunismo
Algunos debates sobre la guerra y el racismo se convirtieron en conversaciones sobre la naturaleza del comunismo. Era bastante fácil estar de acuerdo en que el sistema salarial de los capitalistas enfrenta a trabajador contra trabajador, empresa contra empresa y país contra país. Un obrero de Boeing concluyó que no apoyará a ningún bando en la guerra entre Ucrania y Rusia, y que nuestra clase nunca se beneficia de ninguna guerra imperialista.
Para mantener su sistema de salarios, los capitalistas deben crear y difundir ideologías divisivas como el racismo y el nacionalismo. El capitalismo hace todo lo posible para adoctrinar a la clase obrera con estos venenos. Sin ella, los ejércitos capitalistas se desmoronan.
En contraste, el comunismo se basa en la producción colectiva para satisfacer nuestras necesidades colectivas. Nuestra supervivencia ya no dependerá de un cheque de paga o de competir con otros trabajadores.
Para que la producción colectiva comunista funcione, una nueva lealtad a la clase obrera internacional debe reemplazar las ideologías letales de los patrones. Nuestra lucha será por la revolución para acabar con el sistema capitalista, no para respaldar a tal o cual imperialista en una guerra por ganancias.