Construyendo un Nuevo Mundo Comunista aquí ♦ Cuando los Gobernantes Hablan de Paz aquí ♦
Yemen, 18 de marzo: las masas protestan contra el bloqueo asesino de combustible, alimentos y otras necesidades en medio de la guerra liderada por Arabia Saudita
La mortal guerra imperialista se extiende en Ucrania y en el mundo. Construyendo Un Nuevo Mundo Comunista Sobre las Cenizas del Viejo
28 de marzo—Ninguno de los aspectos claves de la guerra rugiendo en Ucrania aparece en la propaganda rusa o estadounidense.
El capitalismo, construido sobre la explotación de la mayoría para beneficio de unos pocos, siempre se ha basado en la fuerza bruta. A medida que se desarrolla, el mundo de los estados capitalistas competitivos se transforma en un mundo de bloques imperialistas. La violencia de los campos de batalla se ve aumentada por la brutalidad de la “guerra total” que pone en la mira a los barrios, los hospitales y toda la vida civil.
Las barbaridades rusas que se televisan hoy son las mismas barbaridades que se ocultaron ayer cuando las cometían los EE.UU. en todo el sureste de Asia, América Latina e Irak. Son las mismas barbaridades que la India capitalista está cometiendo hoy en Cachemira, Israel en Gaza y Cisjordania, Turquía en Siria, Arabia Saudita en Yemen, el ejército de Myanmar respaldado por China en Myanmar, y especialmente Etiopía en Tigray, donde tantos como medio millón de personas han muerto hasta ahora por los combates, el hambre y la falta de atención médica. En todos los casos, los capitalistas nacionales están llevando a cabo la agenda de alguna potencia imperialista.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania no es solo otra guerra regional. Intensificará todos los conflictos actualmente en curso. “La guerra en Ucrania es como un poderoso terremoto que tendrá un efecto dominó en toda la economía mundial, especialmente en los países pobres”, declaró Kristalina Georgiva, directora del Fondo Monetario Internacional.
“Nosotros [la OTAN] estamos librando una guerra económica y financiera total contra Rusia, Putin y su gobierno”, dice el ministro de finanzas francés. Mientras los civiles ucranianos (con o sin armas de la OTAN) mueren junto a los soldados rusos de clase trabajadora, ¡los banqueros estadounidenses y de la OTAN y los directores de fondos de cobertura están eliminando a sus rivales!
“Está naciendo un nuevo mundo”, dice Martin Wolf, uno de los principales columnistas del influyente Financial Times de Londres. “La esperanza de unas relaciones pacíficas se está desvaneciendo. A largo plazo, es probable el surgimiento de dos bloques con profundas divisiones entre ellos. Incluso la guerra nuclear es, por desgracia, concebible”. Wolf no es el único que habla de guerra nuclear: los tres líderes, Putin, Zelenskyy y Biden, la han mencionado.
Los efectos ya se están sintiendo en el este de África, que depende en gran medida del trigo importado (90% de Rusia y Ucrania). Esto es mortal en lugares como Somalia, que se encuentra en medio de una severa sequía. El 16 de marzo, el presidente de Kazajstán habló de los picos en los precios de los alimentos y la volatilidad de la moneda como consecuencia de la guerra en Ucrania. El hambre está comenzando a acechar a la clase en Asia Central.
Los gobernantes son muy conscientes de que la inseguridad alimentaria fue un catalizador de las revueltas de la Primavera Árabe de 2011-2012. ¿Puede estar muy lejos otra ola de protestas? La necesidad y la oportunidad de la revolución comunista es aún más urgente ahora.
La otra gran exportación rusa es, por supuesto, el petróleo. Los imperialistas estadounidenses pensaron que las sanciones afectarían duramente a Rusia. Pero su política está fracasando. India, el tercer mayor importador de petróleo del mundo, está explorando opciones para comprar petróleo ruso con descuento a cambio de rupias, posiblemente utilizando el yuan chino como moneda de referencia. Qatar y otros países de la OPEP también están considerando cambiar de dólares a yuanes.
El mundo de guerras regionales, de Covid incontrolable y de dificultades económicas se resquebraja aún más. La invasión rusa de Ucrania sacude repentinamente los cimientos mismos del orden mundial global. Discutir quién tiene la culpa de esta guerra, los oligarcas e imperialistas rusos liderados por Putin, o los imperialistas estadounidenses liderados por Biden, es un error. Ambos lo son. “Se necesitan dos para bailar un tango.”
El imperialismo es la consecuencia del capitalismo, donde se utiliza una enorme riqueza contra las masas cada vez más empobrecidas. Hace que las guerras devastadoras sean inevitables. El imperialismo ha demostrado ser incapaz de satisfacer las necesidades de las masas debido a su necesidad de obtener ganancias. Mientras el imperialismo domine nuestro mundo, la guerra será inevitable y la amenaza de la devastación nuclear se cernirá sobre nosotros.
Tomará la revolución comunista (no socialista) que estamos movilizando para acabar con esa amenaza y construir un mundo que satisfaga las necesidades de la masa de la humanidad.
Está naciendo un nuevo mundo, pero no uno imaginable para el analista del Financial Times. En ese nuevo mundo comunista, no habrá dólares, rublos, yuanes ni ningún tipo de moneda. Ni riqueza ni pobreza. Sin fronteras para dividirnos y sin naciones para hacer la guerra. Sin armas nucleares y sin adicción a los combustibles fósiles que están conduciendo a una catástrofe climática.
En cambio, las masas producirán y compartirán todas las necesidades de la vida (y eventualmente los lujos) para que nos cuidemos unos a otros y demos la bienvenida a todos en todas partes. Este nuevo mundo ya está naciendo en todas partes donde el Partido Comunista Obrero Internacional está en movimiento. El trabajo que hacemos hoy nos prepara para el nuevo mundo que está en camino.
Cuando los Gobernantes Hablan de “paz”, Es Mejor que Te Pongas el Casco
La Unión Soviética (el principal rival del imperialismo estadounidense) colapsó en 1989. Los líderes capitalistas europeos tenían una visión de cooperación a escala continental. Los gobernantes franceses y alemanes hablaron de unirse a Comecon (el mercado transnacional de los soviéticos y Europa del Este) con la recién mejorada Unión Económica Europea.
El Pacto de Varsovia (el poderío armado de los soviéticos y Europa del Este) y su adversario, la OTAN, podrían disolverse. Un mercado terrestre gigante podría extenderse, en palabras de Mitterrand, “desde el Atlántico hasta los Urales” e incluso más allá. El plan tenía solo un problema: Estados Unidos no tenía cabida en él.
Fue un plan para la prosperidad capitalista que dejó de lado al imperialismo estadounidense, cuyo Ejército ocupó Europa Occidental. Así que el sueño de una Federación Paneuropea fue rápidamente reemplazado por un ataque financiero liderado por Estados Unidos llamado “Terapia de Choque”. En lugar de negociar como un bloque comercial, cada país de Europa del Este tuvo que llegar mendingando a los principales países de Europa Occidental y al Fondo Monetario Internacional.
Esto destrozó los sueños europeos. Puso a los países del Comecon en competencia entre sí. Al final, los despojó de la capacidad productiva, cerrando o comprando fábricas. Forzó recortes drásticos en sus servicios sociales. Creó pobreza y muerte en una escala igual a cualquier ejército. Según Unicef, el exceso de mortalidad en Rusia, Ucrania, Bulgaria, Hungría y Polonia entre 1989 y 1993 fue de 800.000 personas, equivalente a cualquier ejército.
La guerra comercial, por bárbara que sea, no puede traer “paz”. Puede provocar resistencia y revolución. Así, la OTAN bombardeó Bosnia y Herzegovina en 1995, y cuatro años más tarde a la ahora destruida Yugoslavia multiétnica. Sólo entonces los trabajadores de Europa del Este fueron obligados a aceptar las intenciones “pacíficas” de la OTAN. Mientras los capitalistas rusos estaban trayendo “paz” a Chechenia al reducir a escombros su ciudad capital, Grozny, los capitalistas liderados por la OTAN estaban “bombardeando Serbia de regreso a la Edad de Piedra”. Y la OTAN se acercó más y más a Ucrania, cerrando plantas automotrices (entre otras instalaciones productivas) en Europa Occidental para reabrirlas en Europa del Este. Esto preparaba el escenario para la guerra actual.