Rebelión Antirracista: Los Ángeles (EE. UU.), 1992

Treinta Años Después de la Rebelión de Rodney King: Convirtamos Revueltas Antirracistas en Revolución Comunista

 

LOS ÁNGELES (EE. UU.), 29 de abril—Hace treinta años, la absolución de los cuatro policías racistas que golpearon brutalmente al automovilista negro Rodney King provocó aquí un levantamiento obrero multirracial de seis días. Millones habían visto una cinta de video de la golpiza, mientras King yacía indefenso en el suelo. Al igual que las manifestaciones de las Vidas Negras Importan de 2020, la revuelta repercutió en todo el mundo.

Los aterrorizados gobernantes estadounidenses no pueden olvidarlo. Nosotros tampoco deberíamos.

Los videos de la rebelión de 1992 se transmitieron las 24 horas diarias, los 7 días de la semana en China, Sudáfrica y otros países. Los medios estadounidenses enfatizaron la fricción entre los residentes negros y coreanos, tratando de ahogar esta protesta histórica contra la brutalidad policial racista en un mar de políticas de identidad.

Las protestas espontáneas abrumaron rápidamente a la policía de Los Ángeles. Los gobernantes llamaron a la Guardia Nacional de California y al ejército de los Estados Unidos. Varias agencias federales encargadas de hacer cumplir la ley desplegaron más de 5,000 soldados federales para hacer cumplir la ley marcial, incluida la prohibición de manifestaciones. Cuando terminaron los disturbios, habían matado a 63 personas, herido a 2,383 más y arrestado a más de 12,000.

Los Comunistas Celebran el Primero de Mayo y Rompen la Prohibición para Toda la Clase 0brera

Esta es la historia, de acuerdo con los camaradas que participaron. Miembros fundadores del Partido Comunista Obrero Internacional (en ese entonces miembros del Partido Laborista Progresista) organizaron una caravana en Los Ángeles el Primero de Mayo de 1992 para romper la prohibición de las manifestaciones. Llegamos de San Diego, San Francisco, Seattle y de todo Los Ángeles. Los trabajadores agrícolas llegaron del área de Delano.

Sabiendo que había una prohibición, nos presentamos en el punto de reunión habitual en el centro de Los Ángeles listos para marchar. Cuando la policía nos detuvo, estábamos listos con el Plan B. Volvimos a nuestros autos y camión, dimos la vuelta y condujimos por calles vacías hacia el área en el sur de Los Ángeles donde habíamos estado organizando en las escuelas y vecindarios durante al menos diez años.

Cuando llegamos al Sports Arena, la gente saltó de los camiones y comenzó a distribuir nuestra literatura comunista a las tropas de la Guardia Nacional estacionadas allí. “Eran solo hombres muy jóvenes que tenían más en común con nosotros que con las personas que les daban órdenes”, recordó un camarada.

Cuando doblamos por la Avenida Vermont, pasamos la escuela secundaria donde trabajaban dos camaradas, la gente comenzó a salir a saludarnos. Los policías desaparecieron. “Tenían más miedo de la gente en las aceras que de lo que pudiéramos hacer”, dijo otro camarada. “Y con razón”.

La caravana avanzó lo más lentamente posible. Repartimos más periódicos mientras los vecinos caminaban junto al camión y autos, que ostentaban con orgullo nuestro mensaje comunista. La manifestación del Primero de Mayo continuó durante aproximadamente 4 millas a través del corazón del sur de Los Ángeles. Los camaradas dieron discursos desde el camión todo el tiempo.

Después de tres días de disturbios, muchos edificios habían sido quemados. Los patrones advirtieron a la gente blanca que se mantuviera fuera del área. Pero el Primero de Mayo, las masas en las calles estaban encantadas de ver a nuestro grupo multirracial de camaradas blancos, negros y latinos.

“Sentí un poco de miedo”, recuerda un camarada latino, “pero después me sentí muy fuerte con el apoyo de los camaradas y lo que vi en las calles”.

“Estaba asustado”, admitió un camarada blanco, “pero la recepción fue abrumadoramente positiva”.

Al final de la caravana, formamos un piquete frente a un supermercado. Se desplegó una unidad totalmente negra de la Guardia Nacional de San Francisco para mantenernos fuera del estacionamiento. Un grupo multirracial de camaradas, incluidos soldados y ex soldados de Ft. Ord, CA y Ft. Lewis, WA: habló con los miembros de la Guardia.

Explicamos por qué rompíamos la prohibición de las manifestaciones. Los soldados se relajaron y empezaron a apuntar sus rifles hacia el suelo, con los dedos fuera del gatillo. Luego reaparecieron los policías de Los Ángeles. Se interpusieron entre nosotros y las tropas, sin duda temerosos de que convenciéramos a los soldados a desobedecer sus órdenes.

Nuestro exitoso Primero de Mayo terminó con un picnic en un parque del vecindario.

“Es una de esas experiencias que me hizo darme cuenta de que la clase dominante no es todopoderosa”, reflexiona un camarada. “Especialmente las cuarenta o cincuenta cuadras cuando los policías simplemente desaparecieron”.

“Antes habíamos ido a las obreras/os de la industria de la costura, y a los del transporte, para repartir periódicos y volantes”, agregó otro. “Tenía mucha confianza después. Sentimos el poder: Aquí estamos, y la gente nos está aceptando. No solo estábamos rompiendo la prohibición, sino llegando a la clase trabajadora con lo que queremos y lo que necesitamos”.

“¡Me hizo sentir que la clase trabajadora era imparable!” declaró un tercero.

Construyamos la Unidad Comunista Entre Trabajadores, Soldados y Jóvenes

Cuando la clase dominante de EE. UU. tuvo que llamar al ejército y a la Guardia Nacional, se arriesgó a una catástrofe aún mayor para su sistema. Lo vimos en la respuesta positiva de los soldados de la Guardia Nacional y la reacción de pánico de los policías. Cuando las tropas se movilizaron en Los Ángeles en 2020, en medio de la pandemia y las protestas de Las Vidas Negras Importan, un grupo de nosotros fuimos a hablar con algunos de ellos.

Podríamos haber avanzado aún más en 1992 si masas de costureros y trabajadores del MTA (Transporte), estudiantes y exsoldados se hubieran acercado a más miembros de la Guardia Nacional y del ejercito con el plan de nuestro Partido: acabar con el racismo mediante la revolución comunista.

Hace treinta años, soldados comunistas con una base en sus unidades podrían habernos acercado más a la revolución. Rebeliones como el levantamiento de Rodney King en los EE. UU. se están volviendo más comunes en todo el mundo a medida que proliferan las crisis capitalistas. El trabajo político que hacemos hoy en las fuerzas armadas, los lugares de trabajo y las escuelas preparará a nuestra clase para convertir los futuros levantamientos en una revolución comunista.

 

Lee nuestro folleto: “Para acabar el Racismo, Movilicemos a las Masas para el Comunismo” Aquí

Primera página de esta edición

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