Derrotemos el Sionismo Fascista y Todos los Ataques Contra los Trabajadores

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El Sionismo es Una Creación Fascista Imperialista (Parte 1)

“El sionismo no es judío. El sionismo es imperialista”, dijo un palestino en una manifestación contra el genocidio del gobierno israelí en Gaza. Con mucho gusto tomó Bandera Roja, diciendo que no necesitamos capitalistas judíos ni capitalistas palestinos.

El sionismo y el judaísmo son cosas enormemente diferentes. El sionismo es una ideología y un movimiento político. Es la ideología fascista del gobierno israelí. El judaísmo es una religión y una etnia.

El capitalismo utiliza diferencias superficiales, como las etnias, para hacer que los trabajadores se sientan diferentes y divididos. Muchos judíos se oponen al sionismo, especialmente con el actual genocidio en Gaza. Muchos de los que apoyan el sionismo no son judíos, como Biden, todos los imperialistas estadounidenses y europeos y el movimiento cristiano de derecha.

El sionismo es una ideología racista basada en el nacionalismo. Agrupa al “pueblo judío”, víctima de la discriminación antisemita y el genocidio. Para estar seguros, dicen, necesitan su “propio” Estado nación.

Sin embargo, como ocurre en todos los grupos, hay dos clases. Los trabajadores judíos y los capitalistas judíos tienen intereses opuestos, como los trabajadores y capitalistas de todo el mundo. Nuestra principal identidad es la de ser miembros de la clase obrera internacional. Todo lo demás es secundario. Los trabajadores judíos tienen más en común con otros trabajadores palestinos que con cualquier capitalista-imperialista.

El sionismo se ha utilizado para justificar y llevar a cabo limpieza étnica, expulsiones masivas y genocidio contra árabes y palestinos. El ejército de Israel está llevando a cabo hoy un genocidio en Gaza e incitando a asesinatos en Cisjordania. Sus generales son iguales a los generales nazis que asesinaron a judíos en las barriadas de Varsovia.

El Socialismo (Más Tarde, El Comunismo) Versus el Nacionalismo

Después de la Revolución Francesa de 1789, las ideas socialistas se difundieron entre muchas personas, incluidos los judíos europeos. Especialmente después de los pogromos (ataques) racistas que comenzaron en la década de 1820.

A medida que el imperio otomano decaía, el nacionalismo y los estados-nación capitalistas se desarrollaron globalmente. El nacionalismo ayudó a convencer a los trabajadores para que sirvieran a los capitalistas como buenos esclavos asalariados y soldados. Las ideas sionistas y otras ideas nacionalistas fueron impulsadas en oposición a las ideas y movimientos socialistas y comunistas.

Algunos judíos, principalmente judíos capitalistas como los patrones textiles, se hicieron sionistas. Theodor Herzl, un periodista judío austrohúngaro, fundó el sionismo moderno como organización política en 1897. Afirmó que los judíos europeos no podrían estar seguros sin su “propio” Estado nación. Después de considerar alternativas, los sionistas eligieron Palestina, una provincia controlada por los otomanos.

Los capitalistas judíos financiaron a Herzl. Él sabía que un Estado judío sólo podría existir en Palestina desplazando a las personas que ya vivían allí. Mintió sobre esto. Nunca mencionó a los palestinos en público mientras planificaba su desplazamiento en privado con otros líderes sionistas.

Este proyecto nacionalista/racista representaba sólo los intereses de los capitalistas judíos y de los imperialistas británicos, rusos, franceses y, más tarde, estadounidenses. Nunca representó los intereses de ningún trabajador judío, palestino o de otros trabajadores. En cambio, el Bund socialista de Rusia representaba a decenas de miles de trabajadores judíos quienes odiaban a los sionistas.

En 1903, Herzl visitó Rusia después de un pogromo allí. Se reunió con líderes del gobierno zarista. Les dijo que apoyaran al sionismo para “poner fin a la revuelta y la deserción hacia los socialistas”. Un funcionario zarista respondió: “Estás predicando a un converso”. Aprobó la publicación de un diario sionista

Herzl también le escribió al káiser alemán pidiéndole que apoyara al sionismo para frenar el crecimiento de los partidos revolucionarios “aunque tiene que ser un secreto cuidadosamente guardado”.

Antes de Hertzl, destacados personajes no judíos respaldaban el sionismo. El político cristiano evangélico Earl Shaftesbury abogó por la colonización judía de Palestina. El imperialismo británico utilizó el sionismo para dar legitimidad moral a sus planes de dominar el Medio Oriente rico en petróleo. Shaftesbury era antisemita. Se opuso a la participación judía en el parlamento británico.

Gran Bretaña había puesto sus ojos en el Imperio Otomano mucho antes de la Primera Guerra Mundial. En 1915, el Acuerdo Sykes-Picot planificó cómo los imperialistas británicos y franceses lo dividirían después de la guerra.

Gran Bretaña era entonces la principal potencia imperialista. Su imperio se extendía desde Ciudad del Cabo hasta El Cairo en África. En Asia, controlaba gran parte del sur de Irán a través de la compañía petrolera Anglo Persa, así como todo el subcontinente indio. Palestina, en la desembocadura del Canal de Suez, era la conexión estratégica entre estas dos partes del Imperio Británico.

La Declaración Balfour de 1917 ayudó a los imperialistas británicos a utilizar el sionismo para promover sus planes imperiales. Se comprometía a establecer un “hogar nacional” para el pueblo judío en la Palestina otomana. ¡Sólo el 6% de la población de Palestina era entonces judía! La Declaración Balfour nunca mencionó a los palestinos. Chaim Weizmann, presidente de la Federación Sionista Británica, presionó para que se hiciera esta declaración.

En 1922, la Liga de Naciones dio a Gran Bretaña el “mandato” de gobernar Palestina y crear un “Hogar Nacional Judío”. El sionismo se había convertido en brazo oficial del imperialismo británico. La “Palestina judía” fue creada intencionalmente para “ser una salvaguardia para Inglaterra, en particular con respecto al Canal de Suez”, explicó Weitzman.

NINGUNA nación capitalista ayuda a ningún trabajador en ningún lugar. Los trabajadores no tienen naciones. Todas estas pertenecen a los capitalistas.

Tel Aviv (Palestina/Israel): Miembros de Matzpen (Brújula) en la década de 1970, una organización socialista, formada por judíos y palestinos después de la guerra de 1967, para protestar contra la ocupación, contra la expansión de los asentamientos y por la unidad árabe-judía contra el gobierno sionista. El cartel en hebreo dice: “¡Abajo la ocupación!”

Holocausto de Nanjing: Ataque Imperialista a La Clase Obrera

El 13 de diciembre fue un aniversario muy solemne en China y para la clase obrera internacional. Ese día de 1937, los imperialistas japoneses capturaron Nanjing, entonces capital de la República de China. Allí masacraron brutalmente a decenas de miles de hermanos y hermanas de nuestra clase.

Se calcula que unas ochenta mil mujeres fueron sometidas a violencia sexual deshumanizante y a menudo mortal. Algunos fueron mutilados por el ejército japonés. El ejército invasor arrebató a muchos niños de las manos de sus padres y los estrelló o apuñaló a muerte. En algunos casos, los soldados japoneses incluso obligaron a familiares chinos a cometer actos incestuosos.

Seis semanas después de que comenzara la masacre, más de 300,000 de nuestros hermanos de clase trabajadora en Nanjing habían sido masacrados. Un tercio de la ciudad había sido destruida por incendios provocados y saqueos. Los soldados japoneses habían irrumpido en casi todos los edificios.

El Holocausto de Nanjing y otros crímenes contra la humanidad cometidos por los capitalistas-imperialistas sirven como un llamado de atención para que los trabajadores del mundo se unan y luchen por el comunismo. La historia ya se está repitiendo en Gaza. Los fascistas israelíes están cometiendo exactamente los mismos actos genocidas, contra civiles palestinos de extracción obrera, que los fascistas japoneses habían cometido contra los trabajadores chinos entre 1931 y 1945.

Los capitalistas-imperialistas se benefician inmensamente de guerras racistas genocidas como éstas. Su sistema educativo, sus medios de comunicación y sus fuerzas policiales sirven a los intereses de la clase dominante capitalista. Los capitalistas los utilizan constantemente para dividir a la clase obrera y ganar a gente de nuestra clase para el lado capitalista. Los civiles adoctrinados acaban luchando por los capitalistas y matando a civiles de la misma clase del otro lado.

Más de ochenta años después del Holocausto de Nanjing, muchos chinos han estado exigiendo una sincera disculpa del gobierno japonés por los crímenes de guerra del pasado. Pero sabemos que esto nunca funcionará. Como todos los demás gobernantes capitalistas, los capitalistas japoneses ocultan la realidad del capitalismo a las masas para mantenerlas divididas.

Los capitalistas saben que una clase trabajadora unida significa el fin de sus días de explotación y opresión de los trabajadores. Sólo una revolución comunista mundial pondrá fin para siempre a toda opresión, explotación y genocidio. Entonces masacres genocidas como el Holocausto de Nanjing nunca más se repetirán.

¡OBREROS DEL MUNDO, UNÍOS! ¡NO TENEMOS NADA QUE PERDER EXCEPTO NUETRAS CADENAS DE OPRESIÓN!

¡ABAJO CON TODOS LOS CAPITALISTAS E IMPERIALISTAS!

¡EL COMUNISMO TRIUNFARÁ! ¡QUE VIVA LA REVOLUCIÓN COMUNISTA!

—Camarada Chan, nuevo camarada del PCOI

Resolviendo Contradicciones Volviéndome Comunista

Mis padres eran judíos religiosos y sionistas. Creían que había que apoyar a Israel debido al Holocausto y al continuo antisemitismo.

Pero también nos enseñaron que era importante ser activo, especialmente contra el racismo.

Nos enviaron a la escuela dominical donde escuchamos que sólo los judíos sufrieron el holocausto y nadie más lo puede comprender. Es una mentira que ignora todos los demás holocaustos que el capitalismo/imperialismo ha infligido a nuestra clase.

Fui a un campamento de verano judío donde cantamos: “Ningún hombre es una isla, ningún hombre está solo; nos necesitamos unos a otros, por eso defenderé a cada hombre como a mi hermano, a cada hombre como mi amigo”. ¡Que mensajes más contradictorios!

Participé activamente en el movimiento contra el racismo y la guerra de Vietnam. Vimos los asesinatos racistas de niños negros en el Sur. Un amigo fue a ayudar.

En la universidad me manifesté contra la guerra de Vietnam. Vimos en la televisión a jóvenes golpeados por la policía de Chicago por protestar contra la guerra de Vietnam. Nos manifestamos contra el asesinato racista de M L King.

Nuestra familia celebra la cena anual de la Pascua Judía. Se supone que la Pascua Judía celebra la liberación de los judíos de la esclavitud en Egipto. Leíamos en voz alta que “nadie es libre hasta que todos sean libres”. En estas cenas planteé que esto incluye especialmente a los palestinos. Se convirtió en una gran lucha política… durante años.

Rechacé la religión. Odiaba la hipocresía del rabino que, antes de “bendecir” mi boda, me sermoneó por oponerme activamente “egoístamente” a la guerra de Vietnam y causar dolores a mis padres.

Amaba a mis padres, pero no a su sionismo. No podía entender su indiferencia racista ante lo que les estaba sucediendo a los palestinos.

Cuando mi padre visitó Israel, me escribió que, si hubiera estado junto a él en el Muro de las Lamentaciones, habría entendido que el sufrimiento de los judíos debía tener respuesta con un Estado judío. Le dije que, si yo hubiera estado junto a él frente al Muro de las Lamentaciones, también yo habría llorado a los palestinos asesinados y desplazados por los sionistas.

Me gusta pensar que, si mis padres todavía estuvieran vivos para ver el ataque fascista en Gaza, estarían en el lado correcto. Los hijos y nietos de las víctimas del holocausto nazi deberían estar con las masas palestinas. También deberían hacerlo todos los trabajadores. ¡Cada vez más masas lo están!

Me volví comunista: mi mejor decisión. He tenido el honor de conocer y aprender de camaradas de muchos lugares que están comprometidos con la lucha por el futuro comunista colectivo de nuestra clase. No ven la “raza” o la nacionalidad como algo primario, sino sólo la clase.

Ahora estamos construyendo el PCOI. Estamos comprometidos a movilizar a las masas de todo el mundo para el comunismo y nada menos. ¡El interés en el PCOI está creciendo! Los jóvenes buscan una alternativa revolucionaria.

El camarada Hamza en Gaza, que enfrenta la muerte por las bombas y balas del gobierno fascista israelí, está movilizando para el comunismo. Él nos inspira a todos a luchar más duro para construir un PCOI en todas partes. ¡Gracias camarada!

—Camarada en Estados Unidos

Somos Una Sola Clase Obrera Internacional

“Ya ni siquiera quiero llamarme judía”, dijo una amiga, nacida en Israel, terriblemente molesta.

“Naciste en una familia judía, pero también naciste en la clase obrera”, respondí. “Principalmente eres una trabajadora y deberías pensar en ti misma de esa manera”.

“Eso es lo que siempre decían mis padres”, recordó ella.

Cada uno de nosotros tiene una identidad personal con muchos aspectos. Pero todos somos trabajadores o aliados de la clase trabajadora. Cada vez más de nosotros nos identificamos principalmente como comunistas.

Ser trabajador (incluso un trabajador comunista) no hace que desaparezcan otros aspectos de nuestra identidad. Significa que son secundarios, aunque a menudo nos cueste recordarlo.

Dónde crecimos, qué idiomas hablamos, dónde vivimos, nuestras experiencias de por vida, todo ayuda a dar forma a nuestra identidad personal. Podemos considerarnos culturalmente judíos o musulmanes, cristianos o hindúes, aunque no practiquemos esa religión.

Podemos identificarnos con otras personas que comparten un conjunto de habilidades (surfistas, poetas, electricistas, enfermeras). O una pasión (aficionadas/os de Mihlali, Taylor Swift, Shah Rukh Khan, Lionel Messi, Manchester United). La mayoría de nosotros no permitimos que esas cosas nos dividan del resto de la clase obrera.

Otras cosas son más difíciles. Sabemos que la “raza”, el género y la nacionalidad son construcciones sociales. Eso significa que son cajas que la sociedad capitalista inventó para clasificarnos, con el propósito de dividirnos. Son parte de la realidad material del sistema salarial.

Así que no podemos simplemente decirle a alguien: “No eres negro (ni palestino, ni gay, ni mujer), eres un trabajador”. Experimentamos la opresión y la explotación capitalistas de manera diferente, según en qué cajas nos hayan metido. No podemos derrotar la ideología divisiva de la “política de identidad” negando esta realidad.

Lo que podemos y debemos decir es que la única manera de ponerle fin a la opresión que cada uno de nosotros experimenta es unirnos como clase obrera y destruir el capitalismo. Movilizar para el comunismo y desarraigar el sistema salarial.

Luchemos, como clase trabajadora unida, contra todos los “ismos” que nos dividen. identifiquémonos primero y principalmente como trabajadores. Como le dijeron los padres israelíes de mi amiga, hace cincuenta años.

—Una camarada

Primera página de esta edición