Crisis Climática Capitalista: No Hay Tiempo que Perder

La Crisis Climática No Está por Venir …. ¡Ya Está Aquí! Destruyamos el Capitalismo para que los Trabajadores Podamos Implementar Soluciones

 

13 de abril- Las inundaciones monzónicas sumergieron un tercio de las tierras de Pakistán el año pasado. El lago Tulare en California (EEUU) resurgió para retomarse miles de hectáreas agrícolas. Las inundaciones en Perú provocaron deslizamientos de tierra mortales. Inundaciones récord sumergieron a Petrópolis (Brasil), Sudáfrica, Serbia e Indonesia.

Personas y animales se ahogaron. Casas arrasadas. Destrucción masiva de cosechas y hambruna. Epidemias de enfermedades transmitidas por el agua. Migración forzada. Aumento del número de niñas novias en Pakistán, ya que las familias desesperadas casan a las jóvenes.

La otra cara de la moneda es la sequía. En China, el importante río Yangtsé cayó a niveles mínimos históricos. La represa hidroeléctrica de Sichuan descendió tanto que pusieron en peligro el suministro eléctrico. El calor abrasador en el sur de Asia derritió los glaciares, provocando las desastrosas inundaciones. El calor y la sequía sin precedentes allí y en Estados Unidos provocaron devastadores incendios forestales.

Todo ello debido al cambio climático global provocado por el capitalismo.

Los científicos han confirmado recientemente que “la frecuencia y la intensidad de las precipitaciones y las sequías están aumentando debido a la quema de combustibles fósiles y a otras actividades humanas que liberan gases de efecto invernadero…. El fuerte vínculo entre estos extremos climáticos y el aumento de las temperaturas medias globales significa que el calentamiento global continuado significará más sequías y tormentas de lluvia más frecuentes, más severas, más largas y grandes.”

Pero no se trata de actividad “humana”. Los humanos vivieron en la Tierra durante casi 200 millones de años antes de que la revolución industrial capitalista empezara a escupir carbono. Desde entonces, ha sido la actividad capitalista: lucha por las máximas ganancias. En 2022, cinco grandes empresas petroleras y de gas obtuvieron unos beneficios de casi 200,000 millones de dólares, pero no pudieron dedicar 16,000 millones a mitigar los daños causados por las inundaciones en Pakistán.

El problema no son sólo los que niegan el cambio climático. Son los grupos de reflexión, las comisiones, los políticos y los medios de comunicación capitalistas que declaran que “debemos” reducir drásticamente las emisiones de carbono, pero ocultan montañas de pruebas de que el capitalismo no puede hacerlo.

El candidato Biden prometió prohibir “nuevos permisos de petróleo y gas en tierras y aguas públicas”. Pero el presidente Biden acaba de abrir Willow (Alaska) a la perforación petrolífera que se espera que bombee casi 300 millones de toneladas métricas de carbono a la atmosfera terrestre. Dos semanas después, subastó concesiones de petróleo y gas en una franja del Golfo de México del tamaño de Italia.

¿Por qué? Porque las reservas energéticas basadas en el carbono son clave para el poder imperialista estadounidense en Europa y más allá. Para su esfuerzo (cada vez menos exitoso) para competir globalmente con el imperialismo chino y el capitalismo ruso hasta el punto de una guerra total. Para exprimir al máximo las ganancias de la mano de obra obrera.

Los capitalistas dicen que mitigar el daño que su sistema ha causado sería demasiado costoso e ineficiente. No sería “competitivo”, especialmente para las potencias industriales profundamente invertidas en tecnologías basadas en el carbono.

La naturaleza fundamental del capitalismo impide hacer lo que hay que hacer.

¿Esto te enfada lo suficiente (o te asusta lo suficiente) como para querer hacer algo más que compostar los residuos de la cocina y renunciar a las pajitas de plástico? ¿Más que suplicar a los gobernantes capitalistas que “por favor cambien” y luego votar por ellos como “mal menor” aunque no lo hagan?

No podemos retroceder el reloj a una época anterior al que las clases dominantes decidieran dominar la naturaleza y justificarlo con cantos religiosos. Ni siquiera volver a hace 150 años, cuando la clase trabajadora intentó por primera vez derrocar al capitalismo antes de que nos llevara a este punto.

Pero podemos mirar hacia el mundo que nosotros, las masas obreras, podemos crear después de que finalmente ganemos una revolución para derrocar al capitalismo. Un mundo comunista acabará con la esclavitud asalariada que produce ganancias a un costo terrible para nosotros individualmente, para nuestra clase y para el medio ambiente. En su lugar, organizaremos la producción para satisfacer nuestras necesidades a corto y largo plazo.

Deshacernos de los grilletes del sistema monetario nos permitirá desplegar tecnologías que ahora son ideales inalcanzables. Reorganizar la sociedad para que no perdamos tiempo y energía (de carbono y nuestra) produciendo y transportando cosas que no necesitamos o luchando en guerras por ellas.

Liberar la creatividad de las masas, cuyas ideas e iniciativa están ahora suprimidas y desaprovechadas. Movilizar nuestro trabajo colectivo para reimaginar, reparar, restaurar y reconstruir. Y nuestra inteligencia colectiva para tomar todas las decisiones que afectan a nuestras vidas y al Planeta Tierra.

Lo “más” que podemos hacer es movilizarnos a nosotros mismos, a nuestros amigos y, eventualmente, a las masas para luchar y construir un mundo comunista.

Unirnos y construir, hoy, el Partido Comunista Obrero Internacional.

Primera página de esta edición

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