EE. UU.: Preparando para la Próxima “Batalla de Seattle”

Jóvenes Anti-Imperialistas Deseosos de Saber Más del Comunismo aquí ♦ Discurso del Camarada del PCOI en la Conferencia Planeando las Protestas Contra APEC aquí ♦

WTO (Organización Mundial del Comercio) Significa: Obreros del Mundo Uníos – Luchemos por el Comunismo

Jóvenes Antiimperialistas Deseosos de Saber Más del Comunismo

SEATTLE (EE. UU.), 24 de mayo- «Quiero saber más sobre el Partido Comunista Obrero Internacional», dijo el animador de una reunión que planeaba protestar contra la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en ingles) en Seattle en julio. Esto ocurrió delante de todos durante la sesión final.

APEC, un bloque comercial multilateral, surgió después de la Guerra Fría. Biden está desesperado por revitalizarlo para contrarrestar la creciente influencia de China. Hasta ahora, APEC ni siquiera critica ligeramente a Rusia o China.

Unas 125 personas se reunieron en Seattle, Portland y Zoom para centrarse en la «Batalla de Seattle» de 1999, que obligó a la ciudad a declarar la ley marcial cuando más de treinta mil personas protestaban contra la Organización Mundial del Comercio (OMC). El camarada D, que participó en esa Batalla, fue el orador invitado. Asistieron otros diez camaradas del PCOI y amigos cercanos. Varios también habían luchado por el comunismo durante la Batalla.

D. comparó la situación mundial en 1999 con la actual. El imperialismo estadounidense se ha debilitado y los sindicatos estadounidenses tienen menos peso. China se ha convertido en una potencia mundial. La línea antiasiática impulsada por la administración Biden es, en el clima actual, propaganda de guerra.

En 1999, la mayor federación sindical estadounidense, la AFL-CIO, plantó las semillas de esta propaganda. Los funcionarios sindicales fomentaron abiertamente la histeria antichina. Los sindicatos y las ONG derrocharon tiempo y dinero intentando persuadir a las masas de que un capitalismo más amable garantizaría su seguridad y supervivencia. Los manifestantes no querían saber nada de eso.

Ahora, cuando una nueva generación se prepara para otra «Batalla en Seattle», D llamó por el fin de la esclavitud asalariada, el fin del capitalismo y una lucha directa por el comunismo.

Sentándose en la mesa de los trabajadores

En 1999, altos dirigentes sindicales exigieron «un puesto en la mesa». Esa mesa era donde la clase dominante decide cómo hacer avanzar su agenda imperialista.

«¡Me daría vergüenza estar en esa mesa!», declaró D. En lugar de eso, él y otros elementos del PCOI se unieron a trabajadores y jóvenes en mesas redondas discutiendo como derrotar el capitalismo. Los animadores de Seattle se aseguraron de que en cada grupo hubiera al menos un camarada y un amigo del Partido.

«Podríamos usar la experiencia y la orientación de los revolucionarios mayores » que lucharon en 1999, dijo un activista. Un camarada replicó: «¡Y necesitamos la energía, el entusiasmo y el potencial de los jóvenes revolucionarios!».

Algunos participantes temían que la APEC redactara una constitución mundial que garantizara el derecho a hacer ganancias. Un miembro del PCOI propuso un mundo sin dinero, es decir, sin ganancias. El comunismo la penuria y la prosperidad serán compartidas. Los participantes se entusiasmaron especialmente cuando el camarada hizo hincapié en el internacionalismo.

Una declaró que gracias al discurso del PCOI y conociéndonos un poco, está más interesada en el comunismo. Se distribuyeron muchas copias de Bandera Roja.

Otro camarada habló con una joven filipina que trabaja con obreros agrícolas e inmigrantes. Habló de sus experiencias entre los obreros agrícolas inmigrantes del Valle de San Joaquín en California.

Muchos en Seattle y en Portland expresaron su frustración por no mantener el impulso después de grandes movilizaciones como la «Batalla» y Las Vidas Negras Importan. Planteamos la lucha por el comunismo, no el socialismo, como la solución.

Los de Zoom debatieron que significaba la intensificación de la rivalidad imperialista en Asia para el futuro inmediato y la lucha por el comunismo.

Un organizador filipino-estadounidense, amigo íntimo, comentó más tarde que comprendía la justificación teórica de la revolución comunista y de acabar con la esclavitud asalariada. Quiere concentrarse en cómo movilizar a sus amigos y compañeros de trabajo. Hablamos de construir relaciones comunistas constantemente, no sólo cuando ocurren grandes cosas.

Si se lo permitimos, los capitalistas y sus lacayos seguirán sentados a sus mesas formulando planes para intensificar la rivalidad interimperialista y la explotación de la clase obrera mundial. Las discusiones de hoy ayudarán a construir las relaciones que necesitamos para acabar con las guerras comerciales y las guerras imperialistas mediante la revolución comunista.

Nunca Subestimes el Potencial comunista

Los camaradas se sorprendieron por el interés en el PCOI. Sin duda, la lucha se agudizará a medida que se desarrollen los acontecimientos. Los camaradas y amigos deben estar preparados.

En 1999, los camaradas fueron autocríticos. No dieron seguimiento lo suficientemente rápido e intenso para construir las relaciones comunistas que harían crecer al Partido. Luchar por nuestras ideas comunistas entre las masas alimentará el crecimiento que necesitamos.

Nuestros colectivos deben darle seguimiento rápidamente a más de una docena de jóvenes que pidieron ser contactados. Algunos ya han llamado a camaradas, pidiendo consejos. El potencial de crecimiento está ahí y debemos convertirlo en realidad.

Discurso del Camarada del PCOI en la Conferencia para Planificar las Protestas Contra la APEC

Organicemos Contra el Imperialismo Movilizando para el Comunismo

Me gustaría darles gracias a los organizadores por invitarme a hablar hoy aquí. Asisten otros camaradas que también marcharon y se organizaron durante la «Batalla en Seattle» contra la reunión de la OMC (Organización Mundial de Comercio) hace unos 24 años. Tienen mucho que aportar. Pueden responder a preguntas.

A pesar de lo emocionante que fue la «Batalla en Seattle», la razón clave por la que creo que debemos repasar esta historia es para ver cómo sus lecciones nos ayudarán a organizarnos contra la APEC este verano y otoño. En 1999, el imperialismo estadounidense bajo el régimen de Clinton era más fuerte económica y políticamente que ahora. Los sindicatos estadounidenses tenían más influencia y China no era la potencia mundial que es ahora. Los acontecimientos de los últimos 24 años han intensificado la rivalidad interimperialista: la guerra OTAN-Rusia es un claro ejemplo.

Eso no quiere decir que la mayor federación de sindicatos estadounidenses, la AFL-CIO, junto con todos los demás sindicatos importantes, no trabajaran para el imperialismo estadounidense en la «Batalla». El jefe de la AFL-CIO firmó una carta para apoyar los intereses de EE. UU. Se unió a Thomas Donohue, entonces presidente de la Cámara de Comercio de EE. UU. y pez gordo de la anticomunista Nacional Endowment for Democracy, para hacer un llamamiento de apoyo a los objetivos de EE. UU. El único internacionalismo que estos tipos querían era la dominación del imperialismo estadounidense.

Así que permítanme pasar de esta lista parcial de actores a la revuelta de la clase obrera. Antes de la marcha que desembocó en la ley marcial, varios grupos financiados por ONG ricas celebraron reuniones y foros de oposición.

Por ejemplo, un panelista del taller de Global Exchange dijo que no estaba en contra de la acumulación de riqueza (multimillonarios). Sólo quería una mejor distribución de la riqueza. Un joven trabajador de la industria de la costura explicó cómo la acumulación capitalista conduce a una mayor explotación, a la crisis económica y, finalmente, a la guerra. El organizador de Global Exchange respondió abogando por un «capitalismo chévere». No me pregunten qué es eso

Al día siguiente, este obrero de la costura trajo consigo a más amigos. Se enfrentó a un panelista que dijo que el comunismo era demasiado simplista. El grupo que trajo el trabajador explicó cómo construir un nuevo sistema sin esclavitud asalariada ni producción de mercancías. La mayoría de los 400 participantes aplaudieron fuertemente al grupo comunista.

Esto era interesante para los que se alojaban en mi casa. Los participantes en el taller eran lo que la prensa estadounidense llama la «izquierda». Al día siguiente íbamos a ver cómo reaccionaban los trabajadores, en su mayoría sindicalizados, incluidos muchos obreros industriales.

Los trabajadores empezaron a inundar el Estadio Memorial a la primera hora del día. Muchos parecían aburridos tras una larga espera a que los dirigentes sindicales subieran al podio, hasta que algunos camaradas entraron en el estadio portando una pancarta que decía audazmente: «OMC significa: Trabajadores del mundo uníos, luchemos por el comunismo». Los debates y discusiones sobre si el comunismo era la respuesta se extendieron por las gradas del norte.

Estas discusiones continuaron mientras el presidente de la AFL-CIO, Sweeney, y sus compinches comenzaban sus discursos. No tardaron en perder el control de público. Decenas de miles abandonaron el estadio dispuestos a marchar. Pero la marcha no empezó enseguida por dos razones.

En primer lugar, la seguridad de la marcha al frente de la multitud estaban teniendo un gran debate sobre el trabajo en prisión

La mayoría del personal de seguridad -600 para ser exactos- procedían de la mano de obra obrera de Boeing. Los dirigentes del sindicato IAM de Boeing no nos había informado de que Boeing estaba explotando la mano de obra de presos en la cárcel de Monroe, a una hora al norte de Seattle. Los trabajadores de base, en alianza con los presos de Monroe, respondieron con panfletos en las plantas y plantearon resoluciones en varias reuniones sindicales para que se corriera la voz. En cambio, los sindicatos industriales intentaron echarle la culpa a China.

«¡No, no! Boeing no utiliza mano de obra penitenciaria aquí, sólo en países extranjeros, como China», nos dijeron muchos miembros de la seguridad asombrados.

«¿Quieres apostar?”.

La segunda razón fue que cuando los dirigentes de la AFL-CIO vieron que habían perdido control de la multitud salieron corriendo del estadio. Les exigieron a los obreros en seguridad que se quedaron fuera del estadio que formaran una cuña voladora para llevar a estos desacreditados falsos líderes al frente de la marcha y ante las cámaras de televisión.

«Ni loco. No voy a arriesgar mi cuello por él», fue la respuesta universal. Los restantes miembros de seguridad abandonaron a los malhechores a su suerte y la marcha por fin empezó.

Por pura coincidencia los organizadores de la AFL-CIO exigieron que mis amigos y yo cerráramos la calle que lleva al centro de la ciudad y ordenáramos a las decenas de miles de sindicalistas que se sentaran pasivamente frente al Hotel Westin, donde Clinton y la Secretaria de Estado Albright estaban supuestamente celebrando reuniones.

En lugar de bloquear la calle, ofrecimos a los manifestantes una alternativa.

«Los líderes sindicales quieren que vayan al Hotel Westin y que se sienten pasivamente afuera. La pelea está en el centro exactamente adelante». ¡Adivina adónde fueron los 50,000!

Podría aburrirles durante horas con anécdotas de la «Batalla de Seattle». Otros que están hoy aquí tienen sus propias experiencias.

Pero hay algunas lecciones universales que aprender de la Batalla y que podrían ser útiles para organizar contra las reuniones de la APEC.

En lugar de abogar por la unidad de los trabajadores del mundo, como decía la pancarta del Estadio Memorial, los falsos líderes de los más grandes sindicatos -incluidos los Steelworks (Sindicato de Obreros del Acero), Teamsters y Sindicato de los Obreros del Auto (UAW) iniciaron campañas xenófobas anti-chinas. La manifestación de los Obreros del Acero en el puerto que se muestra en la película fue, en realidad, un intento histérico de difundir propaganda anti-China.

Una y otra vez, los falsos dirigentes culparon a los trabajadores chinos del declive de la industria manufacturera estadounidense. Los sindicatos han promovido históricamente el racismo, el sexismo, la xenofobia y el asesinato. Esta continuación de la propaganda antiasiática era detestable.

Hoy en día, la intensificación de la rivalidad interimperialista hace que aceptar propaganda como esa sea aún más peligroso.

Algunos dicen que la Batalla de Seattle fue un gran éxito. ¿Cómo es posible que nos encontremos en una situación aún peor?

Para mí, la respuesta es que el capitalismo sigue existiendo. El libre comercio o el comercio justo, la APEC o la Fundación Económica Indo-Pacífica que la administración Biden está propugnando, toda gira en torno a la explotación de los trabajadores del mundo. La esclavitud salarial siempre dará lugar a guerras comerciales y, finalmente, a guerras de cañones.

Una anécdota más. Cuando por fin volví al trabajo, un amigo me preguntó si quemaba basura como los anarquistas.

Le respondí que hacía algo aún más radical. «Ayudé a muchos a distribuir miles y miles de ejemplares de literatura comunista».

Mientras escribía esta charla, miré por la ventana. Las malas hierbas se estaban apoderando del césped. No había arrancado esas malas hierbas de raíz.

Lo mismo ocurre con el capitalismo. Creo que debemos acabar con él arrancando este sistema de raíz. Las grandes empresas belicistas como Boeing se basan en la esclavitud asalariada. Necesitamos una revolución que cambie esta historia.

Las cosas que necesitamos deben proceder de la producción colectiva para las necesidades colectivas de los trabajadores del mundo. Así es como veo la base material del comunismo y por lo que creo que debemos luchar directamente. Por eso soy miembro del Partido Comunista Obrero Internacional. No más pactos comerciales imperialistas y explotadores que sólo magnifican los horrores del capitalismo.

Espero que algunas de estas anécdotas de la «Batalla en Seattle» nos ayuden a formular un programa para la contracumbre del 29 de julio, la manifestación del día siguiente y otras protestas.

Una vez más, gracias por la invitación. Espero sus preguntas y comentarios.

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