El comunismo, No la Democracia, Derrotará al Fascismo

Ni fascismo ni democracia: comunismo aquí ♦ Elecciones en Guatemala: las masas necesitan el comunismo aquí ♦

Democracia: Dictadura del Capital sobre Sus Esclavos Asalariados
Ni Fascismo Ni Democracia: ¡Luchemos por El Comunismo!

​El genocidio de los gobiernos de Estados Unidos e Israel en Gaza está conduciendo a una guerra cada vez más amplia en Medio Oriente. Irán ha respondido a la agresión israelita con sus propios ataques. Sus aliados, los hutíes y Hezbolá, se han sumado.

El genocidio en Gaza y la guerra en Ucrania son sólo los primeros disparos de una posible Tercera Guerra Mundial nuclear. Es el último intento desesperado de los imperialistas por “resolver” sus cada vez más profundas crisis económicas y políticas.

Estas crisis están empujando a miles de millones a vivir en condiciones subhumanas. Las masas obreras están contraatacando. Muchas ven que el capitalismo no puede satisfacer nuestras necesidades. Muchas están abiertos al comunismo.

En respuesta, los gobernantes están organizando movimientos fascistas masivos en Alemania, Israel, Estados Unidos, México, India, Sudáfrica y más allá. Necesitan el fascismo para disciplinar a los obreros rebeldes y obligarnos a luchar y morir por sus ganancias e imperios.

Las Elecciones Desvían a los Obreros de la Revolución y Allanan el Camino Hacia el Fascismo

Este año habrá elecciones en setenta y ocho países. Los gobernantes y sus líderes sindicales y de organizaciones de masas movilizarán a más de dos mil millones de votantes. Su objetivo es desviar a estas masas de la revolución, creando ilusiones de que politiqueros “menos fascistas” o “antifascistas” pueden resolver nuestros problemas.

Pero Estas Masas Pueden Luchar por su Propio Interés de Clase: El Comunismo. ¡Entonces Cambiarán la Historia!

Los reformadores dicen que podemos derrotar al fascismo votando por la democracia. Pero la democracia es la dictadura del capital, el guante de terciopelo que cubre el puño de hierro fascista de los capitalistas. Sus elecciones también construyen movimientos abiertamente fascistas, como Trump (EE. UU.) y Modi (India).

¡Biden también es fascista! Envía más armas letales a Israel y Ucrania. La Fuerza Aérea estadounidense ayuda a las FDI (militares israelíes) a seleccionar objetivos en Gaza para bombardear. El presupuesto fascista bélico estadounidense significa más recortes salariales y en los beneficios de los obreros aquí.

Fascismo o Revolución

En la década de 1930, los trabajadores del mundo enfrentaron algo similar: la guerra avanzaba; el fascismo crecía en Alemania, Italia, Japón y más allá.

En respuesta, surgieron dos líneas contradictorias en el movimiento comunista. Una línea sostenía que el fascismo era algo nuevo “la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios e imperialistas del capital financiero”. Afirmó que el fascismo era tan poderoso que los obreros liderados por comunistas no podían combatirlo, mucho menos derrotarlo.

Llamó a los comunistas a unirse con los “capitalistas-imperialistas buenos” contra los fascistas. Sin embargo, no sólo todos los industriales alemanes apoyaron al fascista Hitler, ¡sino que algunos imperialistas “buenos” en Estados Unidos, Inglaterra y Francia financiaron a Hitler!

La otra línea explicaba que la naturaleza del capitalismo hace que el fascismo sea inevitable. Es la dictadura abierta a la cual recurre el capitalismo cuando en preparación de la guerra mundial. R. Palme Dutt, un líder clave del Partido Comunista Británico, demostró que sólo cuando las masas comunistas derroten al capitalismo podremos ponerles fin al fascismo y la guerra imperialista.

El movimiento comunista adoptó la línea del Frente Unido Contra el Fascismo porque los líderes no confiaban que nuestra clase fuera capaz de unirse para derrotar al fascismo mediate la revolución.

Fue una traición desastrosa. En lugar de organizar a las masas para una revolución armada para destruir a todos los capitalistas-imperialistas, los comunistas optaron por aliarse con los capitalistas-imperialistas “buenos” para “derrotar” al fascismo.

Los comunistas alemanes ya habían elegido el camino electoral. Fracasaron miserablemente y fueron aniquilados.

Incluso cuando lideraban la lucha armada, los comunistas lucharon, no por el poder obrero, sino para restaurar la “democracia”. La ayuda prometida por los imperialistas “buenos” nunca llegó.

A pesar de esto, la Unión Soviética derrotó a la Alemania fascista. Las guerrillas lideradas por los comunistas liberaron Europa del Este, Grecia, Francia e Italia. Pero inmediatamente después de la guerra, estos combatientes entregaron sus armas y el poder estatal a los capitalistas “buenos”.

El movimiento comunista luchó por el socialismo, porque no confiaban que los obreros lucharían directamente por el comunismo. El socialismo fracasó. Es capitalismo de Estado. Mantiene dinero, salarios y producción para la venta.

Sólo la revolución armada por el comunismo puede ponerle fin al fascismo y la esclavitud asalariada del capitalismo. En el comunismo produciremos todo lo que necesitemos y lo compartiremos colectivamente según nuestras necesidades, sin dinero.

Todos los Liberales y Fascistas Apoyan los Gobiernos Capitalistas

En todas partes, los capitalistas-imperialistas “buenos” atacaron a los comunistas que luchaban contra el fascismo. Estos vieron la revolución comunista, no el fascismo, como una verdadera amenaza existencial.

Hoy en día, los políticos liberales, que promueven el voto para detener el fascismo, son el principal peligro para nuestra clase. Nos impiden ver que el capitalismo no tiene solución al creciente fascismo y a la guerra porque son partes integras de su naturaleza.

Nosotros confiamos en que la poderosa clase obrera –obreros industriales, soldados y jóvenes- se unificará para derrotar al fascismo e imperialismo en todo el mundo luchando directamente por el comunismo. ¡Construyamos el PCOI para que esto sea una realidad!

Las Elecciones No Cambian El Sistema
Las Masas Indígenas en Guatemala Necesitan El Comunismo

GUATEMALA—El domingo 14 de enero se cumplieron 105 días de la toma del espacio frente al Ministerio Público de Guatemala por parte de miembros de comunidades indígenas, los “48 cantones”. Su objetivo: presionar para que ese mismo día asuma el presidente electo Bernardo Arévalo.

Arévalo se postuló como candidato anticorrupción. Las fuerzas dentro de las grandes empresas, la élite económica tradicional y los militares se oponen a la toma de posesión de Arévalo. Estados Unidos lo apoya.

En septiembre, Arévalo llamó a sus seguidores a “defender la democracia”. El 2 de octubre, los 48 cantones movilizaron a decenas de miles de trabajadores indígenas. Marcharon cientos de kilómetros, paralizando las principales vías de acceso a la capital guatemalteca. Bloquearon las carreteras durante semanas. A ellos se sumaron otros grupos de trabajadores, pequeños empresarios y, en menor medida, estudiantes.

La Democracia Capitalista No Soluciona Los Problemas de Los Trabajadores

Es una ilusión pensar que elegir un nuevo presidente acabará con el racismo, la explotación, el hambre o la falta de educación. Y estos son sólo algunos de los problemas que enfrenta la clase trabajadora. Sólo una revolución comunista de los trabajadores dirigida por su Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI) puede romper toda la estructura de poder del sistema capitalista racista.

Al principio los manifestantes fueron aplaudidos y vitoreados en las marchas en la capital. Posteriormente, muchos partidarios de los trabajadores de la ciudad los abandonaron. Soportando frío, lluvia y en ocasiones hambre, los indígenas se mantuvieron firmes en sus demandas frente al edificio del Ministerio Público. “¡Fuera los corruptos!” fue su grito de batalla. “¡Respeto al voto popular y a la democracia!” Esta presión fue clave para que Bernardo Arévalo asumiera el cargo el 14 de enero.

Los manifestantes indígenas esperaban un gobierno más inclusivo. Pero su primera decepción fue cuando Arévalo anunció su gabinete. De los catorce miembros, sólo uno es indígena. El cuarenta y tres por ciento de la población guatemalteca se identifica como indígena.

El racismo no se puede borrar de un plumazo. Es un pilar del sistema capitalista. Sólo la revolución comunista puede aplastarlo transformando la sociedad.

Otro duro golpe para los partidarios de Arévalo fue su traición a su eslogan de campaña: “¡Un futuro sin CACIF!” CACIF es el grupo de liderazgo empresarial guatemalteco. La ministra Jazmín de la Vega pertenece al CACIF. Sus seguidores más fieles lo justifican diciendo: “necesitamos a los empresarios”.

En el sistema capitalista, los patrones tienen el poder económico. Su gobierno, ejército y policía existen para mantener su injusto sistema de explotación. El cambio de gobierno no cambia nada de esta estructura de poder.

En el comunismo, los trabajadores tendrán poder económico. No necesitamos empresarios. Produciremos directamente para las necesidades de las masas sin dinero ni ganancias.

Una Larga Historia de Lucha

Las masas indígenas en Guatemala nunca dejaron de resistir la cruel explotación racista del colonialismo español. Continuaron esta tradición de lucha contra el imperialismo estadounidense, el sucesor de España. En 1944, apoyaron activamente la “revolución” que derrocó a Jorge Ubico, un dictador respaldado por Estados Unidos que oprimió salvajemente a las masas indígenas en beneficio de las compañías bananeras estadounidenses.

Juan José Arévalo, el padre de Bernardo, asumió la presidencia en 1945. Era un nacionalista acérrimo, muy popular en Guatemala y la región. Jacobo Árbenz, un joven militar, lo sucedió en 1951. Un golpe militar respaldado por Estados Unidos derrocó a Árbenz en 1954, cuando quería nacionalizar las plantaciones bananeras de propiedad estadounidense.

Las primeras guerrillas se organizaron en Guatemala en 1960. Así comenzó una guerra civil que duraría 36 años, dejando un rastro de destrucción y muerte. Cientos de miles de trabajadores, campesinos y estudiantes fueron encarcelados, torturados y masacrados. Entre ellos, las etnias indígenas fueron las que más sufrieron porque fueron las que más apoyaron y participaron en la guerrilla. Sólo de 1981 a 1983, el régimen del “nacido de nuevo” cristiano Ríos Montt arrasó 600 aldeas indígenas. Masacró a más de 200.000 indígenas.

Los líderes guerrilleros nunca profesaron luchar por el comunismo. Pero la campaña del gobierno fue rabiosamente anticomunista. Las masas indígenas que ofrecieron sus vidas se identificaron con los “comunistas”. Esto debería darnos confianza en que organizando el PCOI podemos movilizar masivamente a estas masas para el comunismo real.

Lea nuestro Manifiesto Movilizar a las Masas para el Comunismo Aquí

Primera página de esta edición