Usamos Bandera Roja Para Organizarse Para El Comunismo

Más Oportunidades Ahora Para Llevar El Comunismo a Los Estudiantes aquí ♦ Organizar Obrerxs y Soldadxs Para La Revolución Comunista aquí ♦ Somos Optimistas Sobre la Clase Trabajadora aquí ♦

Más Oportunidades Ahora Para Llevar El Comunismo a Los Estudiantes

Al entrar al salón de clases de la universidad al día siguiente después de las elecciones estadounidenses, una de las compañeras de clase me preguntó, ¿Qué piensas? Se refería al resultado de las elecciones.

“Bienvenidos al fascismo”, respondí. La mayoría de ellos no estaban sorprendidos. Unos mencionaron que fue el resultado de rechazar a una mujer. Otros, que fue un rechazo a la administración de Biden. Cuando alguien dijo que representaba un aumento en el nivel de racismo en EE. UU., todos asintieron.

Llegó el profesor y la clase empezó. Durante el recreo, el profesor se fue. Saqué Bandera Roja de mi bolso y comencé a repartirlo entre mis compañeros. “Ustedes ya saben que soy comunista”, mencioné.

En una sesión de clase semanas atrás habíamos empezado a estudiar la teoría marxista. Alexis, una compañera que ha estado recibiendo el periódico desde el semestre pasado me dijo en vos alta en la clase y con el profesor presente, “Oh, a ti te va a gustar esto”. Y luego volteando a los demás estudiantes ella agregó, “él es comunista”.

Bueno, ese día después de las elecciones, mientras les repartía Bandera Roja, les admití: “Ahora, con la victoria de Trump, me dije a mí mismo que tengo que ser más valiente al compartir mis ideas”. Mientras los estudiantes miraban y hojeaban el periódico, añadí: “Pertenezco al Partido Comunista Obrero Internacional”. Mencioné que estamos presentes en Tel Aviv y Gaza, entre otros lugares. Pude ver que todos estaban realmente interesados.

Alexis de repente dice, “deberías ofrecérselo al profesor”. “Tú crees”, le respondí.

“Sí, ya viste que cuando mencioné que eras comunista no mostró disgusto, ni nada” Cuando el profesor regresó, todos los estudiantes hojeaban el periódico.

Al sentarse le dije, “mire, quiero compartir este periódico con usted. Alexis me animó a hacerlo.” Le repetí lo que les había dicho a los estudiantes, pero esta vez agregué, “somos un partido de un nuevo tipo, no nos tildamos maoístas, trotskistas ni estalinistas. Sin embargo, reconocemos los errores tanto como los grandes avances de las revoluciones pasadas.

Miró la portada y abrió el periódico y pregunta, ¿tú colaboras con el diario?

“Sí, de ves cuando”, le contesté. “Esta ves colaboré con el artículo sobre las elecciones”. Asintió con la cabeza en señal de aprobación y dijo, “que bien”. “Pero ahora tenemos que continuar con la clase”.

Debo tener más confianza y más valentía. A las ideas y prácticas fascista solamente se contraponen con ideas y prácticas comunistas. El trabajo comunista se hace paso a paso y se acumulan las experiencias para crear más oportunidades.

Estas oportunidades existen en los lugares de trabajo, en los cuarteles, en los vecindarios, entre nuestras familias y también en las escuelas.

Seguiré compartiendo Bandera Roja con mis compañeros y compañeras de clase. Y antes de que se termine el semestre aseguraré de obtener toda la información de contacto de ellos no solo para que continúen recibiendo el periódico, pero también para involúcralos en las actividades del partido y poder reclutarlos.

—Estudiante Rojo

Estrategia Para Acabar El Genocidio: Organizar Obrerxs y Soldadxs Para La Revolución Comunista

“Muchos de nosotros estamos aquí todas las semanas porque queremos estar del lado correcto de la historia”, le dije a una nueva participante en una manifestación local por Palestina. Ella ya había tomado Bandera Roja.

“Queremos estar en comunidad en lugar de estar solos en casa. Queremos que otros nos vean y sepan que no están solos. Pero nada de esto es una estrategia para acabar con el genocidio”.

“¿Qué podría serlo?”, preguntó ella.

“Comencemos por entender que el capitalismo y el imperialismo son la causa fundamental de la ocupación y el genocidio en Palestina”, sugerí. Estuvo de acuerdo de inmediato.

“Entonces la solución es acabar con el capitalismo y construir una sociedad completamente diferente. Coreamos ‘La única solución: intifada, revolución’. Eso es cierto aquí, no solo en Palestina. Pero debe ser una revolución para el comunismo. Trabajar para satisfacer las necesidades de todos, sin salarios, mercados ni ganancias”.

Observando su reacción, continué: “Eso significa lucha armada. Los obreros industriales y los soldados son clave”.

“He oído a la gente hablar de los trabajadores”, dijo, “pero no de los soldados”.

“El poder que sostiene el imperialismo es su ejército”, dije. “Pero ¿quiénes son los soldados y los marineros? ¡No los hijos de los ricos! En su mayoría provienen de la clase obrera. A menudo de sus sectores más oprimidos. Ingresan porque no ven mejores opciones, no por patriotismo. Se calcula que el 25% de los soldados estadounidenses padecen inseguridad alimentaria mientras sirven”.

Pude ver que estaba interesada y continué. “Una gran parte de nuestra estrategia es organizar dentro del ejército para que los soldados y los marineros luchen por sus propios intereses de clase trabajadora, no por el imperialismo. Para luchar por la revolución comunista, usando sus armas y entrenamiento militar”.

“¿Y qué pasa con el ejército israelí?”, quiso saber. “¿Después del adoctrinamiento que reciben durante toda su vida?”

“Creo que eso es más difícil”, respondí. “Pero escuchamos de soldados que regresan de Gaza con trastorno de estrés postraumático y posibilidades de recibir tratamiento. Oímos que algunos veteranos de algunas unidades piden, en grupos, no ser reasignados al combate. Grupos como Combatientes por la Paz están creciendo. Nada de esto es organización revolucionaria, por supuesto, pero creemos que el potencial está ahí. Los camaradas de Tel Aviv están hablando con los soldados”.

“A mi compañera también le gustaría hablar contigo”, ofreció. Entonces la multitud empezó a corear, poniendo fin a nuestra conversación. Pero ella tomó mi información de contacto.

Esta es la tercera o cuarta conversación de este tipo que he tenido en varias protestas locales en las últimas semanas. Habrá más. Veo que mi principal tarea ahora es consolidar las relaciones con algunos de estos “amigos de la esquina” tomando un café o compartiendo una comida. Entonces sabré más sobre lo que piensan. Y si algunos están abiertos a unirse al PCOI.

—Camarada en California (EE. UU.)

Para más información sobre cómo organizarse dentro de las fuerzas armadas, Lee Nuestro Folleto:

“Soldados, Marineros, Marines: Cruciales para la Revolución Comunista” Aquí

No Somos Optimistas Sobre El Capitalismo, Pero Somos Optimistas Sobre La Clase Trabajadora

«Las cosas están mejorando en Metro», dijo un operador de autobús, mientras se acercaba a una Bandera Roja. «Los horarios han vuelto a la normalidad después de la pandemia y la gente parece estar calmándose. Deberías escribir sobre eso».

«Algunas cosas están mejorando, pero otras no», respondí. «A la mayoría de las personas de clase trabajadora les resulta más difícil llegar a fin de mes. Los precios suben, pero no los salarios. Las guerras se están extendiendo».

«Las cosas tienen que mejorar», insistió el operador del autobús.

«Necesitamos que mejoren, pero eso no significa que vayan a mejorar, siempre y cuando los ricos controlen todo», dije. «Hay amenazas de deportaciones masivas. Los recortes presupuestarios federales podrían afectar al transporte público, así como a la educación y otras cosas. ¿Cuántos fondos federales recibe la MTA?»

Ninguno de los dos lo sabía. Resulta que el Departamento de Transporte de los Estados Unidos acaba de otorgar a LA Metro casi 900 millones de dólares. Eso es alrededor del 10% del presupuesto anual de Metro.

El trabajador, nacido en Estados Unidos, recordó la explotación y las deportaciones masivas que enfrentaron sus padres, nacidos en México, en Los Ángeles en la década de 1970. La vida es más fácil para él ahora de lo que era cuando era niño. Ha estado en Metro el tiempo suficiente para conseguir un horario que le guste. Pero a él le gustaría un trabajo de mecánico, y no hay camino para que lo consiga.

Hablamos de otras cosas, como los programas de capacitación industrial en los colegios comunitarios que canalizan a los graduados directamente a los empleadores. Le dije que la crisis capitalista y las crecientes guerras iban a afectar a trabajadores como él.

La conclusión es que este trabajador está interesado en lo que tenemos que decir. Pero no ve un problema que pueda requerir una solución comunista.

Parece que he estado distribuyendo Bandera Roja en este lugar de trabajo durante más tiempo del que la mayoría de los trabajadores han estado allí. Más de medio centenar de trabajadores suelen llevar copias (algunos más de una). Algunos son más jóvenes y nuevos en el trabajo. Algunos son lectores desde hace mucho tiempo.

Los camaradas y otros lectores que ven regularmente a sus compañeros de trabajo o de clase están en la mejor posición para convencerlos, con el tiempo, de unirse a la lucha por el comunismo. Lo mismo con amigos y familiares.

Nuestro análisis comunista se basa en la realidad material pasada y presente. Convenceremos a algunos más pronto, a otros (como este operador de autobuses) probablemente más tarde, con una lucha paciente, de camaradería y aguda.

—Camarada en Los Ángeles (EE.UU.)

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