
PUYO, ECUADOR, 5 de octubre de 2025
22 de octubre— La CONAIE, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, convocó a una huelga nacional que comenzó el 20 de septiembre y duró cuatro semanas. Grupos indígenas de diferentes ciudades y pueblos de Ecuador bloquearon las principales carreteras, paralizando todo el tráfico comercial y de emergencia. Tenían una lista de diez demandas. Pero lo que desencadenó la huelga fue la eliminación del subsidio al diésel.
El año pasado, el gobierno aumentó los impuestos del 12% al 15% y eliminó el subsidio a la gasolina. Este año, el gobierno despidió a miles de empleados públicos y redujo el número de ministerios. El presidente, Noboa, es hijo de la familia más rica de Ecuador. El grito que se escucha por todas partes es “¡Fuera Noboa!”. Un día gritarán “¡Fuera el Capitalismo!”.
Esta es la tercera huelga nacional convocada por los pueblos indígenas de Ecuador. Hubo un levantamiento en 1990. Luego hubo huelgas en 2019, 2022 y ahora en 2025. Cada vez se logró pequeños avances, y cada vez se pierden. Esta huelga se llama “la resistencia contra la tiranía de la oligarquía” (Noboa).
La actual administración gubernamental no es diferente de las del pasado y del futuro. Trabajan para los dueños del capital, la tierra y los bancos en Ecuador. No importa quién sea el presidente ni qué partido esté en el poder. Trabajan para quienes los alimentan, la oligarquía. En 2022, el 10% de las personas con mayores ingresos en Ecuador controlaba el 58% de los ingresos. El 0,1% con mayores ingresos tenía la mayor participación en los ingresos entre los países latinoamericanos.
Nadie debería sorprenderse por la emoción, la ira y la militancia mostradas por muchos de los huelguistas durante la huelga nacional. Las personas que salieron a las calles eran mucho más militantes y políticamente avanzadas que los líderes de la huelga. Las demandas relacionadas con los subsidios al combustible, los impuestos, los territorios indígenas, etc., no dan al blanco.
María, una campesina indígena, explicó que la huelga está organizada por el pueblo indígena, pero que “hay clases capitalistas dentro de nuestra comunidad. Ordeño mis vacas dos veces al día, a las 4:00 de la mañana y a las 4:00 de la tarde. Luego vendo la leche cruda a un intermediario indígena por 40 centavos el litro, y él vende la misma leche el mismo día por 60 centavos el litro. Soy una esclava asalariada del mercado capitalista. No todos los indígenas somos iguales”.
Una economía racista, sexista y capitalista nunca satisfará las necesidades sociales y materiales de las masas. Su único propósito es garantizar las máximas ganancias para unos pocos inversores ricos. Muchos campesinos indígenas recuerdan el pasado, cuando los aldeanos compartían los alimentos que cultivaban juntos sin dinero ni competencia.
La huelga nacional convocada por la CONAIE fue irresponsable, mal organizada y una muestra de liderazgo oportunista y equivocado. El gobierno ya había negociado un acuerdo con los sindicatos del transporte, eran los más afectados por el precio del diésel. Pero la CONAIE quedó fuera del acuerdo. Los camioneros recibieron una bonificación para compensar el aumento del costo del diésel. Los únicos que no formaron parte del acuerdo fueron los intermediarios que explotan a los productores de alimentos comprando y vendiendo sus productos con enormes ganancias y los contrabandistas que venden diésel ilegalmente a Perú y Colombia.
Hay un impacto en los productores, pero es mínimo. Muy pocos agricultores poseen tractores. Estos deben pagar el aumento de los costos de transporte, lo que tiene un impacto negativo. Sin embargo, la huelga iniciada por la CONAIE debido al aumento del precio del diésel ignora en gran medida el verdadero problema económico de los indígenas y los campesinos: el capitalismo.
Una huelga de resistencia no puede proporcionar ningún nivel de seguridad económica a los indígenas y campesinos. La clase trabajadora debe luchar por el poder estatal total.
Cuando las masas están en lucha, están abiertas a las ideas comunistas revolucionarias. Como dijo un amigo: “Si no fuera por esta lucha de masas reformista, por incorrecta que fuera, me habría perdido la oportunidad de hablar con mi amiga sobre la posibilidad de que ella hablara con sus amigos sobre el comunismo. La lucha de masas reformista le abrió los ojos a las contradicciones. Cada conjunto de contradicciones es una oportunidad para enseñar y aprender”.
Debemos llevar las ideas comunistas, especialmente a los trabajadores más oprimidos, quienes pueden y guiarán al resto de la clase trabajadora para arrebatar el poder a los patrones y construir una sociedad sin patrones, sin dinero, sin propiedad privada ni esclavitud salarial. Una sociedad donde las masas produzcan colectivamente solo para satisfacer las necesidades humanas. Una sociedad comunista.
Crisis Capitalista en Ecuador
Seis millones de personas en Ecuador están desempleadas o subempleadas, ¡dos tercios de la clase trabajadora! La pobreza y la lucha por la supervivencia se han convertido en la norma.
La economía ecuatoriana refleja la crisis económica capitalista global. El precio del petróleo de exportación está cayendo y la producción disminuye. Los ingresos petroleros y fiscales de Ecuador durante los primeros nueve meses de 2025 ascendieron a un total de 14 mil millones de dólares, lo que apenas cubrió el 70% de los gastos del gobierno. El deficit se financió con deuda adicional.
El mundo está generando deuda a un ritmo tres veces mayor que el crecimiento de la economía. Más del 30% de la economía global se basa en el capitalismo financiero, en instrumentos para ganar dinero con dinero, no en la producción industrial.
La deuda de Ecuador asciende a 80 mil millones de dólares, lo que representa el 62% de la economía. El FMI, el Banco Mundial y los bancos de China están presionando al gobierno para que implemente un programa de austeridad.
Mientras estos imperialistas se enfrentan entre sí, todos buscan negar los servicios sociales básicos a las masas mediante aumentos de impuestos y la eliminación de subsidios.
