Harvard, 27 de mayo—Estudiantes se manifiestan en solidaridad con sus compañeros internacionales
Trump vs Harvard: ¿Libertad Académica? ¿O Libertad del Capitalismo?
31 de mayo: “No hay libertad académica en Gaza”, publicó una exalumna de Harvard. “Todas las instituciones educativas han sido bombardeadas hasta quedar reducidas a escombros”.
“No mencionen a Palestina”, se quejó alguien. “Es divisorio”.
Cinco mil exalumnos de Harvard asistían a un seminario web para reclutarlos a un “frente unido en defensa de la libertad académica”. La administración Trump ha cancelado las becas y contratos de investigación de Harvard, principalmente en ciencia y medicina. Está amenazando la exención de impuestos de Harvard. Planea excluir a los estudiantes internacionales, el 27% del alumnado.
“La defensa de la libertad de expresión rara vez incluye directamente el derecho a protestar por asuntos de interés global, nacional, local o incluso universitario”, señaló otra exalumna. “La defensa del autogobierno universitario rara vez reconoce el grado actual de apropiación corporativa de los frutos de la investigación científica”.
¿Dejar a Palestina fuera? La principal excusa de Trump es que Harvard supuestamente no hace lo suficiente para proteger a los estudiantes judíos de las protestas contra el genocidio.
La comunidad judía del campus rechaza las acusaciones de Trump. Las encuestas muestran que los estudiantes árabes y musulmanes se sienten mucho más amenazados. El “frente unido por la libertad académica”, los deja en la estacada, al igual que a los palestinos.
Harvard ha contratado a reconocidos abogados conservadores para sus batallas legales. Un ex secretario del juez Scalia acaba de unirse a Harvard Corporation. Esta es una lucha dentro de la clase dominante estadounidense, no contra ella.
Harvard y El Imperialismo Estadounidense
¿Han oído el dicho, “quien paga al flautista manda la música”? Desde la 2ª Guerra Mundial, Harvard ha bailado al son del imperialismo estadounidense. A menudo también ha proporcionado a los flautistas. Profesores destacados de Harvard van y vienen entre la universidad y puestos claves del gobierno. Otros son propagandistas de ideas procapitalistas.
Trump quiere que Harvard y otras universidades bailen a su son. Para permitirle dictar la contratación, el currículo y las admisiones. Para enriquecer a su familia y a sus compinches. Y para que Harvard abandone su rol en la proyección del “poder liberal” del imperialismo estadounidense.
Por ejemplo, muchos líderes mundiales han asistido a Harvard. Los actuales primeros ministros de Canadá, Singapur, Mongolia y Grecia. Los presidentes de Taiwán, Ecuador, Moldavia y Botsuana. Expresidentes de México, Chile, Liberia, Jamaica, Colombia, Bután, Hong Kong, Israel, India, Pakistán, Jordania, Corea del Sur, Irlanda y Japón. Sus vínculos universitarios con jóvenes miembros de la clase dominante estadounidense ayudaron al imperialismo estadounidense a dominar el mundo.
Muchos otros estudiantes internacionales se quedaron para hacer más rentable el capitalismo estadounidense. Otros regresaron a casa, por ejemplo, a China, más solidarios con el imperialismo estadounidense.
Harvard también fortalece el poder militar estadounidense. Allí se inventó el napalm. Los recortes de financiación de Trump acabaron con aproximadamente 180 millones de dólares en investigación militar reciente.
Los tribunales de USA se oponen a la mayoría de los ataques de Trump contra Harvard. Cual sea el resultado, el daño al imperialismo estadounidense ya está hecho. Las universidades de Hong Kong, India y otros lugares recibirán con los brazos abiertos a los estudiantes e investigadores que Trump ahuyentó. Esto concuerda con sus ataques a programas como USAID y Voz de América, y a sus aliados europeos.
Así que el “frente unido para defender la libertad académica” resulta ser una defensa de la estrategia imperialista estadounidense posterior a la 2ª Guerra Mundial.
Los ataques “populistas” de Trump contra las “élites” buscan fomentar la xenofobia. Desviar la ira de las masas. No pondrán comida en la mesa ni pagarán las facturas médicas. Es el capitalismo en crisis, no solo el fascismo al estilo Trump, lo que dificulta cada vez más la vida de las masas. Las masas necesitan la revolución comunista.
El comunismo no tendrá élites ni universidades de élite. Ni universidades como las conocemos hoy. Nadie vivirá mejor ni peor que nadie. Se acabará la libertad de explotar y oprimir. No habrá “libertad académica” para unos pocos privilegiados que no amenacen a los gobernantes.
En el comunismo, la educación servirá a las masas. Todos tendrán los medios y la libertad de desarrollarnos al máximo. De viajar. Disfrutar de un trabajo productivo y significativo, del aprendizaje permanente y de la toma de decisiones colectiva.
En Gaza, y donde sea necesario, construiremos este nuevo mundo sobre los escombros del viejo.
Lee Nuestro Folleto: “Movilizar a las Masas para el Comunismo”