LOS ÁNGELES, USA—El 16 de enero cerró sus puertas la fábrica de costura American Apparel (AA), dejando sin empleo a más de 2,400 obreros y obreras. AA es una fábrica más que cae en un mundo capitalista lleno de sobreproducción. La bancarrota llegó después de años de una competencia sin cuartel contra otras marcas y patrones.
AA al igual que todos los patrones, por años amasaron grandes ganancias, ahora esa fábrica no es rentable, agarran sus maletas con sus millones y se van. Dejando a miles a la intemperie, sin importarles sus vidas y la de sus familias.
Muchos de estos obreros/as están muy enojados buscando maneras de demandar a la compañía AA por salarios atrasados, bonos y por lesiones sufridas durante sus años de laborar en la fábrica. La ilusión de que las cortes patronales favorecerán a los trabajadores lleva a muchos a poner esta lucha en las manos de los abogados y las cortes. Y aunque se ganaran estas demandas, los obreros y obreras seguiremos siendo esclavos asalariados. Por otro lado, la lucha por el comunismo les da la oportunidad de tomar su futuro en sus manos.
La mayoría de estos obreros y obreras, la mayoría inmigrantes, al igual que miles más en la industria de la costura son potencialmente líderes de la clase obrera. Templados en condiciones difíciles de la vida, viajando miles de kilómetros, sin dinero ni documentos, desde sus lugares de origen hasta las grandes ciudades de EEUU. Atravesando desiertos bajo su inmenso calor y el frío de las montañas, estos llegan a laborar en estas fábricas de miseria. Este proceso no es muestra de una clase débil, sino todo lo contrario, de un sector lleno de fortaleza.
Muchos de estos vinieron con experiencias en combatir en contra del capitalismo fascista. Organizaron en las fábricas, escuelas y el campo. Estos obreros y obreras no son los débiles y desamparados que los patrones quieren hacerlos ver. Dentro de ellos hay el potencial de dirigir a las masas a luchar por un mundo sin fronteras, sin dinero y sin explotación.
Las puertas de PCOI están abiertas a todos los obreros y obreras, para luchar por una sociedad comunista y tomar su futuro en sus manos. Hoy muchos de estos irán a otras fábricas y talleres, y pueden llevar ese enojo de esta experiencia no solo contra AA sino contra todo el sistema capitalista. El mismo sistema que nos obligó a salir de nuestros lugares para continuar una vida de lucha constante como un callejón sin salida.
Cientos de ellos, al igual que cientos más en toda la industria de la costura en Los Ángeles, han leído por años Bandera Roja y su lucha por un mundo comunista. Estos deben hacer suya la meta de un mundo donde todos los trabajadores liberados de la cadena de la esclavitud asalariada, podamos compartir según nuestras necesidades lo producido por nosotros mismos.
EL SALVADOR—“Ustedes quieren ganar más dinero y trabajar menos”, gritó una supervisora de la fábrica. Una obrera le contestó “Tú has ganado siempre el dinero sin hacer nada”. Este tipo de discusiones se han dado en las fábricas por el aumento al salario mínimo de $0.87 a $1.23 la hora laborada.
El fmln y los sindicatos quieren mostrar este aumento como un gran avance, pero la realidad es que solo están negociando el valor de la fuerza de trabajo. Este aumento sigue manteniendo la esclavitud asalariada, no pretende acabar con su compra-venta. La clase trabajadora necesita abolir tal tabla de valoración de la fuerza laboral para que esta sólo se USE para satisfacer las necesidades humanas, y no se compre y venda nunca más.
Para responder a estas situaciones sobre el salario mínimo, la esclavitud asalariada y un mundo sin dinero, decidimos ir a donde se ubican las fábricas textiles (maquilas) en la capital para realizar la actividad de distribuir 300 volantes comunistas y 100 ejemplares de Bandera Roja.
“Ah, es Bandera Roja” exclamaron dos obreros al recibir nuestro volante y periódico”.
“los patrones saben que existe el Partido y que somos los únicos que denunciamos el sistema de ellos y proponemos el comunismo”, aseguró una líder obrera.
Queremos mostrar que no hay “salario justo”, aun duplicando el salario, seguiríamos encadenados al sistema capitalista. No queremos cadenas más largas, sino deshacernos de las cadenas. Todo trabajador necesita comprender este concepto y unirse al Partido, para hacer una revolución comunista y construir una sociedad comunista.
Nuestro mensaje es claro: Solo una sociedad comunista eliminará el dinero y la explotación. Organizar la producción industrial y el trabajo de las comunidades en función de las necesidades de sus integrantes, eso es vivir en comunidad, eso es ser comunista. Por este objetivo las células del PCOI aquí en el país y a nivel internacional se encuentran realizando actividades políticas y organizando más trabajadores para construir un fuerte movimiento comunista obrero.
También nuestra presencia fue una muestra de apoyo y denuncia en contra de los atropellos patronales tales como despidos, anulación de horas extras y ataques psicológicos que sufren todos los días los trabajadores de ese complejo industrial.
Las amenazas de los patronos, de que van a retirase del país por el aumento al salario mínimo, son parte de su estrategia para dividir y atemorizar a la clase obrera. Sin embargo, aun con el aumento, el salario mínimo en El Salvador sigue siendo el más bajo de la región centroamericana.
Del lugar nos retiramos satisfechos por repartir todo el material y ser testigos del interés, que observamos de primera mano, por parte de otros trabajadores que a pesar de no estar en el PCOI nos reconocen y confían en nuestro mensaje. Saben que fuera y dentro de la fábrica hay un movimiento obrero luchando para organizar a la clase obrera en la lucha diaria contra los patronos y sus servidores por un mundo comunista.
Este año inicia con más trabajadores, distribuidores y estudiantes leyendo nuestro periódico Bandera Roja en las aceras, en los autobuses, de camino al mercado y planificando el Primero de Mayo Comunista.