Los Tiempos Claman Por Más Líderes Comunistas en el Trabajo y Afuera de Ello
SEATTLE, EE.UU. – Esta semana, en las plantas de Boeing, el tema de la discusión fueron las manifestaciones de la semana pasada. Algunos habían asistido. Muchos más querían hablar de lo que significaban. Nosotros nos propusimos hacer el tema la necesidad del comunismo, siendo la meta desarrollar líderes comunistas potenciales.
La palabra “fascismo” salió a relucir mucho más que antes. Un tornero admitió que ella no sabía qué era el fascismo, pero quería saberlo.
La crisis económica mundial del capitalismo provocó rebeliones en todo el mundo. Ella, como muchos obreros/as industriales, ha perdido la confianza en los polítiqueros neoliberales habituales que los patrones han estado ofreciendo. En una crisis como ésta, el fascismo surge porque los patrones no pueden gobernar como lo han estado haciendo.
Aún más importante, el potencial de construir un partido internacional para movilizarse para el comunismo aumenta. No hay duda de que ese potencial incluye a EE.UU.
Hablamos bastante sobre las características del fascismo. El fascismo culpa a otros trabajadores por las fallas del capitalismo. Cualquier sistema capitalista haría eso, pero el fascismo intensifica los ataques. Las manifestaciones de la semana pasada atacaron el aumento en el racismo, sexismo y la xenofobia.
Estos tres males se sostienen sobre la base de la esclavitud asalariada y la superexplotación. Los capitalistas, ayudados por su gobierno, tienen que siempre superexplotar a los obreros negros, latinos, inmigrantes y a las mujeres. Los capitalistas del mundo encuentran o crean a una sección de la clase obrera para superexplotarla. Dividen a la clase obrera de acuerdo a estas líneas.
Las promesas liberales de que la nación es “más fuerte juntos” no pueden borrar esta necesidad del capitalismo. Es inútil desear volver a una época más “benévola” del capitalismo, porque cada una de esas épocas pasadas contenía las semillas del fascismo.
Sólo el comunismo puede destruir estas herramientas fascistas y la clase capitalista que las usa contra nosotros. Primero, debemos eliminar la fundación capitalista. El trabajo comunista será colectivo, basado en las necesidades de nuestra clase. No necesitaremos salarios porque no tendremos que comprar los frutos de nuestro trabajo. Se distribuirán gratis según nuestras necesidades. Ya no competiremos con otros trabajadores por empleos.
Cuando la letal esclavitud asalariada sea sustituida por trabajo útil colectivo, podremos organizar las campañas necesarias para eliminar los vestigios restantes del racismo, sexismo y la xenofobia. Lucharemos para cambiar cómo y adónde vivimos, trabajamos y jugamos y cómo vemos al mundo. La colectividad, no la competencia, regirá. El comunismo acabará con la posibilidad de que resurja el fascismo.
Algunos piensan (o esperan) que el fascismo de Trump será reemplazado, local y nacionalmente, en cuatro años (o menos) por el socialismo democrático. Pero el socialismo de cualquier tipo mantiene el sistema salarial y las ganancias. También contiene las semillas del resurgimiento del fascismo.
Conversaciones como estas continuaron por días con obreros despertados por la actividad en las calles. Pero no empezábamos desde cero. Hemos estado discutiendo los pormenores del comunismo con varios obreros más cercanos.
Uno de nuestros amigos en Boeing trajo, a la marcha del sábado, a ocho muchachas del equipo de baloncesto de secundaria que él entrena. Ellas le dijeron que ya habían organizado cincuenta estudiantes de esta escuela multi-racial proletaria en torno a Las Vidas Negras Son Importante y los derechos humanos.
De inmediato hizo un paquete de la literatura que distribuimos en las distintas marchas y donó dinero. El incluyó tres cosas: Bandera Roja, nuestro volante “Sólo el Comunismo Acabará con el Sexismo” y nuestro panfleto que declaraba “Para Acabar con el Racismo, Movilicemos Para el Comunismo”. Al día siguiente lo entregó a las líderes estudiantiles para que lo distribuyeran entre el grupo. Estaba orgulloso de estas estudiantes, pero sabía que solo el comunismo satisfaría sus necesidades.
Todo el tiempo dedicado a discutir cómo funcionará el comunismo ha dado sus frutos. En cierta ocasión fue un funcionario sindical menor, pero perdió la confianza en el sindicalismo. Fue reclutado para trabajar para Hillary Clinton, pero perdió la fe en la política electoral.
Pero no ha perdido la esperanza. Nuestro Partido le ha dado algo más en que fincar sus esperanzas: el comunismo. Él ha tomado esta esperanza como propia: distribuyendo nuestra literatura comunista dentro y fuera del trabajo.
Los camaradas planean pasar más tiempo fuera del trabajo con amigos como estos de Boeing y de otros lugares. Estas manifestaciones masivas exigen que nos concentremos en desarrollar potenciales líderes comunistas.
Más que nada, necesitamos más gente como él que tiene la confianza que su base política puede movilizar aún más gente para el comunismo. Entonces estaremos más cerca a la única solución: la revolución comunista.