LOS ANGELES, EE.UU., 22 de febrero-El Gobierno de EE.UU. acaba de publicar sus últimas directrices sobre los ataques contra los inmigrantes. Los oficiales de deportación llevarán a cabo más incursiones en las comunidades de inmigrantes, arrestarán a personas sin convicciones criminales y deportarán a personas por infracciones menores como conducir sin una licencia. Cualquier persona que haya estado en EE.UU. por menos de dos años puede ser deportado sin una audiencia. Los padres pueden ser arrestados por pagarle a un “coyote” para que les traigan a sus hijos.
Aun con 10,000 agentes federales nuevos, no pueden deportar a 11 millones de indocumentados inmediatamente. Pero pueden crear terror e incertidumbre en masa. Esto es volver a los días que muchos vivimos en Los Ángeles en los años setenta y ochenta – un período en el que camaradas inmigrantes lideraron las batallas contra el resurgimiento del Ku Klux Klan, las redadas masivas de inmigración, Apartheid y el terror racista de la policía. (Ver artículo de Funstriders Vol. 7 No 20)
Esta orden es la secuela de incursiones masivas de deportación que durante tres días arrestaron a cientos de indocumentados a principios de febrero. Una persona deportada esa semana fue Guadalupe García de Rayos, una indocumentada que había vivido y trabajado en EE.UU. por más de veinte años. García de Rayos, como millones de nuestros hermanos y hermanas de clase, fue obligado por la explotación imperialista a emigrar de México a EE.UU. donde usó un número de seguro social que no era suyo. Por este “crimen” – considerado un delito grave por los gobernantes – ha sido deportada a México y separada de sus hijos nacidos en Estados Unidos.
Millones de trabajadores inmigrantes fueron deportados bajo Obama. Millones más serán deportados bajo las nuevas leyes. Este es el estado de derecho capitalista, aplicado tanto por demócratas como por republicanos.
Sin embargo, esta es el mismo estado de derecho aclamado por abogados y liberales cuando el Tribunal de Apelaciones del 9º Circuito suspendió temporalmente la prohibición racista de Trump contra refugiados y viajes a EE.UU. desde siete países musulmanes. Es el mismo estado de derecho que proporcionará en las próximas semanas la pauta para una “Prohibición Musulmana” nueva y más cuidadosamente redactada.
Las leyes capitalistas establecen, regulan y patrullan las fronteras entre Estados-naciones capitalistas. Diferentes grupos de capitalistas pueden no estar de acuerdo con la política migratoria, pero todos concuerdan que las fronteras deben servir a los intereses de la clase capitalista. A veces necesitan mano de obra barata, a veces necesitan obreros aterrorizados, a veces quieren mejorar su reputación internacional.
Los gobernantes actuales están demonizando a los obreros inmigrantes, creando racismo entre los obreros estadounidense culpando aquellos de la pérdida de empleos en las industrias básicas de EE.UU. causada por la crisis capitalista de sobreproducción. Los obreros deben rechazar esta división racista y unirse contra nuestros verdaderos enemigos de clases, los capitalistas y su sistema.
Nosotros no demandamos que los capitalistas abran las fronteras. Estamos organizando un movimiento comunista revolucionario para acabar con los capitalistas y sus fronteras. Este movimiento le debe mucho a la dedicación de los obreros/as inmigrantes que dieron y siguen dando liderazgo a nuestro Partido. Su experiencia en luchas de clases revolucionarias en ambos lados de las fronteras es un ejemplo para todo nuestro Partido.
Estamos construyendo un partido comunista internacional. No tenemos “partidos nacionales” en una organización internacional- solamente tenemos un Partido. Luchamos por un mundo sin naciones y fronteras. Daremos la bienvenida a los trabajadores de cualquier lugar y animaremos a todos a viajar para construir la solidaridad con personas de diferentes regiones, tal como lo hacemos ahora.
No tendremos leyes, un presidente, cortes o policías que hagan y apliquen las leyes. Participaremos en trabajo colectivo y lucha política en torno a nuestros principios básicos de cada cual según su dedicación, a cada cual según su necesidad.
El estado de derecho es la orden del día en todo el sistema capitalista, demócratas o republicanos, liberales o fascistas. No abogamos por llevar a los fascistas a los tribunales o por elegir a polítiqueros menos malos. Nuestra tarea es movilizar a las masas para destruir a los capitalistas y su estado y construir, en su lugar, una sociedad comunista.