“No queremos ser mano de obra barata”, fue el grito de protesta de lo sobreros automotrices en huelga en Kragujevac, Serbia. Volvieron al trabajo después de una huelga de tres semanas cuando el sindicato aceptó un aumento salarial de 9%.
El gobierno serbio, que es dueño de una tercera parte de la planta, por supuesto apoyó a la Fiat. No es difícil identificarse con esta historia dondequiera que uno viva.
Antes de la huelga, los obreros ganaban como $362 por mes. Era lo mismo que el año pasado. La diferencia entre entonces y ahora es que para finales del año pasado 700 obreros fueron despedidos y ¡ahora los 2,500 restantes producen los mismos 400 autos por día!
¡Una aceleración exagerada en cima de la mano de obra barata! Nuevamente, los detalles difieren, pero la historia es la misma en todo el mundo.
Nadie debería verse forzado a vivir así. Los obreros exigen aumentar el salario a 476 dólares al mes, mejor transporte para el trabajo y un sistema funcional de salud y seguridad.
¿Quién es el Enemigo?
Pero los trabajadores sólo están en huelga contra la compañía. Sólo están librando una batalla sindicalista. No luchan contra el sistema salarial. La Fiat no creó las tétricas condiciones en Kragujevac, aunque sin duda se aprovecha de estas.
El capitalismo no puede funcionar si no obliga a las masas a trabajar por salarios. Y bajo este sistema nadie recibe un salario a menos que produzca ganancias para el capitalista
La desesperación que obligó a miles de obreros industriales asalariados a ofrecerse como la obra de mano mas barata a los multimillonarios de Fiat-Chrysler fue la mortífera rivalidad entre los imperialistas de Rusia y EE.UU.- Europa.
En 1999, durante la guerra contra lo que era entonces Yugoslavia, la OTAN bombardeó la planta de automóviles Kragujevac. Casi de la noche a la mañana miles perdieron sus empleos de $500 al mes con prestaciones como garantía de no-despidos. Su contrato sindical fue impotente ante las fuerzas depredadoras del capitalismo. Los detalles difieren, pero la historia es la misma en todo el mundo.
Las bombas llovieron sobre Yugoslavia, pero estaban dirigidas a toda Europa. A partir de ahora, la guerra anunciaba, capitalistas estadounidenses y europeos (no rusos) iban a explotar a los trabajadores de la región.
Los multimillonarios de Volkswagen, Ford, Fiat, General Motors y Toyota se amontonaban. Entre 2000 y 2011 la producción de auto de la región se duplicó. Ahora uno de cada cuatro coches vendidos en Europa es hecho en Europa Oriental.
El trabajo asalariado (más barato) que se traslado a Europa Oriental, lo perdió el trabajo salarial (mejor remunerado) de Europa Occidental. Sus contratos sindicales son simplemente inútiles contra las fuerzas depredadoras del capitalismo. Un año después de la guerra, Ford anunció planes para cerrar una planta en Bélgica y dos en Inglaterra, mientras que la General Motors planeaba recortar 6,000 empleos.
Un grupo de obreros fue contrapuesto a otro grupo de obreros. Diferentes detalles, la misma historia.
El Comunismo es la Respuesta
La lección que tenemos que reaprender dolorosamente es que nosotros, la clase obrera internacional, somos los creadores de toda la riqueza pero no somos amos de nuestras vidas. No decidimos qué debe o no debe producirse ¡Los capitalistas incluso son dueños de lo que producimos!
“Abolir la esclavitud asalariada” debería ser uno de los lemas de nuestras huelgas. Nuestro objetivo es convertir las disputas laborales en huelgas políticas contra el imperialismo y el sistema salarial capitalista. Esa es la lógica revolucionaria del comunismo que promueve Bandera Roja.
En el comunismo, sin dinero, nada será comprado o vendido. Sin esclavitud asalariada, decidiremos colectivamente qué, dónde y cómo producir todo y lo distribuirlo para satisfacer las necesidades de todos.
El capitalismo nunca hará esto. Por ejemplo, la industria automotriz es el impulsor más grande del crecimiento económico en el mundo. Pone más de 2 billones de dólares anualmente en manos de unos cuantos cientos de multimillonarios, pero los obreros serbios sólo ganan ahora $395 dólares al mes (y no están solos).
No están solos en ser explotados, pero están aislados. Los capitalistas, aun cuando están trenzados en una rivalidad encarnizada, han construido una red de instituciones que unifican su control del mundo. La clase obrera tiene instituciones como los sindicatos, que defienden el sistema salarial (con la mentira que los buenos salarios nos pueden liberar) y dividen a los trabajadores del mundo.
Sea cual sea la unidad que logremos, la tendremos que forjar nosotros mismos y
Bandera Roja está encabezando ese movimiento. Estamos consolidando lazos comunistas a través de los continentes. “¡Obreros del mundo, uníos, no tenemos nada que perder excepto las cadenas de la esclavitud asalariada!”
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