El Pasado 15 de julio en el Aeropuerto de Barcelona un avión, con destino a Senegal, no logró despegar a la hora prevista. Todo transcurría con normalidad hasta que un trabajador de Senegal, África, abordaba el avión esposado. Había entrado en otro vuelo de forma “ilegal” a España. Lo escoltaba la Guardia Civil (policía).
Los pasajeros en el avión al escuchar al trabajador quejarse se levantaron, protestando la acción de la policía. Exigieron la anulación de dicha expulsión. El vuelo se vio paralizado por varias horas, obligando al capitán del avión a desembarcar a todos los pasajeros.
Podemos mencionar otros ejemplos de solidaridad obrera como las mujeres en México que brindan comida y agua a los trabajadores que intentan cruzar México en “La Bestia” rumbo a EE.UU.; Otro ejemplo, los trabajadores en Catania, Italia, quienes protestaron por la llegada del barco anti-inmigrante, “Defender Europa”, y los pescadores en Tunicia, cuyas acciones lo pararon.
Los Obreros Tenemos que Elegir
Esta solidaridad obrera muestra aspectos claves del potencial comunista de nuestra clase. Es indispensable para organizar una revolución comunista que acabe con el capitalismo y todos sus males. Pero, esto no es automático. Sin un partido comunista, como el Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI), que luche ideológicamente para combatir y derrotar las ponzoñosas ideas capitalista, nuestra clase puede ser ganada a ideas racistas-fascistas y a apoyar a los capitalistas.
Un ejemplo claro es lo ocurrido, esa misma semana, en Antofagasta, donde dos hermanos peruanos fueron hospitalizados después de haber sido empapados con gasolina y encendidos por una muchedumbre de pescadores chilenos. Este incidente racista es producto del aumento de las tensiones raciales en la región de Antofagasta fomentadas por la prensa patronal que azuza el odio contra los inmigrantes, acusándolos de ser criminales y pidiendo su expulsión.
Desgraciadamente estos incidentes racistas no son únicos. Se los puede multiplicar en todas partes del mundo donde la crisis capitalista se intensifica y el número de inmigrantes y refugiados se agranda.
En todas partes del mundo la clase trabajadora está siendo explotada, masacrada y esclavizada. Hoy en día existen más refugiados que en la Segunda Guerra Mundial. Cerca de 5 millones de trabajadores y sus familias han salido de Siria. Millones más en el resto del mundo se ven obligados a emigrar buscando un empleo para poder sobrevivir.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
El capitalismo ha creado este infierno. Sus crisis crónicas de sobreproducción acarrean desempleo, desamparo y hambre. Luego, para abaratar la mano de obra aun más y crear división, el capitalismo desata el racismo, sexismo y la xenofobia. Es más, la competencia imperialista por los mercados, recursos naturales y la mano de obra más barata inevitablemente termina en guerras locales, regionales y mundiales.
El Sistema Capitalista es el enemigo de la clase trabajadora. La clase obrera necesita un cambio, necesita enfrentarse al capitalismo y derrotarlo, pero ¿cómo lo puede lograr?
La respuesta es certera: El capitalismo se derrota con la Revolución Comunista. En un mundo comunista, nadie será expulsado de ningún lugar ni obligado a huir para salvar su vida o buscar un empleo. No habrá dinero ni sistema salarial. Trabajaremos colectivamente para satisfacer las necesidades de todos. No habrá naciones, ni fronteras, ni ciudadanía, y nadie será ilegal. Una vez que conquistemos el comunismo en algún lugar del mundo, daremos la bienvenida a todo aquel que quiera llegar – sin importar de donde venga, su “raza” o creencia religiosa.
¿Cómo llegaremos a un mundo comunista?
Los trabajadores tienen que saber que nuestros enemigos son los capitalistas, no los trabajadores de otra parte de mundo. Para inculcarles este entendimiento y presentarles una visión de un mundo comunista necesitamos masificar las ideas comunistas. Para esto necesitamos un PCOI Masivo.
Con la revolución comunista la clase trabajadora podrá parar toda la sangría capitalista que existe hoy en día. La clase obrera, liderada por un PCOI mundial, con la dialéctica como bandera y líderes y lideresas trabajadoras y obreros, no solamente puede acabar con todos los capitalistas, tanto los locales como los imperialistas, sino construir mundialmente la sociedad comunista que tanto necesitamos y merecemos.