Río de Janeiro, 18 de agosto – Las balas volaban desde todas las direcciones y con el bombardeo constante de proyectiles el gas lacrimógeno había inundado casi todos los rincones de la favela más grande de Río de Janeiro. La policía con sus helicópteros de ataque les había declarado la guerra a los habitantes de Jacarezinho. Estos ataques bárbaros habían comenzado en la oscuridad de la noche. El miedo y el pánico de los residentes rápidamente se convirtieron en ira y desafío.
Una mujer negra con su recién nacido niño acababa de perder a su marido asesinado por una bala de la policía. Ella salió de su cabaña instando a los residentes a salir y luchar. “Si no lo hacemos, nos matarán a todos uno por uno.” Los residentes escucharon su súplica. La multitud se reunió atrayendo a más. Las rocas y las bombas de gas lacrimógeno son devueltas a la policía a caballo. El miedo se apodera de los policías armados hasta los dientes, quienes se retiran en una carrera precipitada.
Los obreros de Jacarezinho están dispuestos y listos a luchar. Esta ira masiva puede y debe convertirse en la lucha por la revolución comunista, para destruir todos los aspectos del sistema capitalista sediento de sangre que no les importa más que maximizar sus ganancias. Cualquier otra cosa continuará los ciclos interminables de brutalidad policial, hambre masiva, falta de viviendas y guerras por ganancias.
El espíritu de Jacarezinho resuena en Houston, Mumbai, Sudáfrica y en todas partes del mundo. Nuestro grito de guerra debe ser la lucha por el comunismo, sin temor y con la confianza de que los días de los patrones están contados. En su etapa de declive, los patrones se vuelven más brutales, violentos e intimidantes. Pero, están cavando sus propias tumbas.
Brasil es uno de los países más grandes del mundo con grandes yacimientos de recursos naturales, minerales y petróleo. La historia de Brasil de los últimos quinientos años es la historia de los genocidios de la población nativa, la deshumanización de la esclavitud, el pillaje y el saqueo de los recursos naturales y los ataques incesantes contra la clase obrera por los capitalistas y los imperialistas.
Brasil se enfrenta a una de las crisis capitalistas más agudas. En 2003, Lula da Silva llegó al poder después de que el Partido de los Trabajadores ganara las elecciones parlamentarias. El gobierno de Lula hizo un cambio significativo abriéndoles los recursos brasileños a los imperialistas chinos. La rápida expansión de la economía china devoró los recursos naturales baratos de Brasil e invirtió miles de millones de dólares en la industria petrolera brasileña. Sin embargo, cuando los chinos produjeron montañas de mercancías baratas que no pudieron vender en los mercados mundiales, su necesidad de petróleo y minerales de Brasil disminuyó rápidamente.
Los capitalistas y bancos brasileños enfrentaban una bancarrota inminente. Su respuesta fue producir aún más recursos naturales más baratos que antes. La única manera de lograr esto fue mediante masivos recortes presupuestales de salud, transporte y educación, además redujeron drásticamente los salarios de los obreros.
El Partido Comunista Obrero Internacional (PCOI) está organizando a los trabajadores del mundo, para crear una sociedad comunista donde los recursos naturales serán utilizados para satisfacer las necesidades de la clase obrera internacional y no para producir ganancias. Las rebeliones en las favelas y las huelgas en las fábricas deben convertirse en una lucha por el comunismo. Los patrones están tratando desesperadamente de revivir a Lula para salvarlos de la ira de la clase obrera. Lula no es amigo de la clase obrera; nunca lo fue. Lula y su partido representan a los ricos capitalista en Brasil. Sus discursos pro-obreros son para engañar a la clase obrera. Él es nuestro enemigo.
Ahora algunos lectores de Bandera Roja en Brasil están más interesados en el PCOI. La formación de grupos del PCOI puede conducir a una lucha significativa por el comunismo. Brasil tiene la clase obrera negra más grande del mundo. Desarrollando el liderazgo comunista en Brasil, estaremos en el camino de la revolución comunista que terminará de una vez por todas los horrores del capitalismo. Únete a PCOI y ayuda a difundir nuestra visión revolucionaria mediante la distribución de Bandera Roja.
Rio de Janeiro, 2014–Huelga de Maestros
Francia 4 de septiembre – “Ça va péter” – va a explotar. Esa es la opinión de Pascal R., un conductor de autobús de una familia de conductores de autobuses.
Los trabajadores franceses como Pascal están hartos.
Están hartos de 30 años de desempleo masivo (más del 10% en general, más del 25% en la juventud). Están hartos de empleos “precarios” (inseguros), a veces contratos de sólo unos meses. Están hartos de empleos del salario mínimo. Están hartos de pasar hambre con los cheques miserables del bienestar social y del desempleo. Están hartos de jubilarse a la pobreza. Están hartos del acoso sexual y la agresión sexual cotidiana.
Es cierto que muchos tienen sentimientos racistas. Pero muchos otros, especialmente los jóvenes, están hartos del racismo anti-inmigrante y de la brutalidad policial. Y están hartos de los atentados terroristas resultados de las guerras en ultramar.
Pascal, como más de la mitad de los votantes elegibles, no votó en las últimas elecciones presidenciales. Pocos obreros tienen fe en los polítiqueros. Eso incluye al presidente Macrón, el recientemente elegido ídolo tipo Kennedy que promete “transformar” a Francia.
Cuando explote Francia no será la primera vez. La primera explosión moderna, en 1789, fue la Revolución Francesa. Algunos revolucionarios pedían más que el derrocamiento de la nobleza. Entre ellos estaban Graco Babeuf y la “Conspiración de Iguales”, fuerron los primeros comunistas revolucionarios.
Fue en Francia que la clase obrera surgió primeramente como una fuerza independiente. Durante la revolución de 1848, los obreros lucharon en las calles en torno a sus propios problemas y demandas. Finalmente fueron derrotados, pero su lucha ayudó a inspirar el Manifiesto Comunista.
Dos décadas más tarde, después de una guerra desastrosa con Prusia, la Guardia Nacional (principalmente obreros) lideró a masas de otros trabajadores en una revuelta que estableció la Comuna de París. Los veresultado deteranos comunistas de 1848 jugaron un gran papel.
Por primera vez en la historia, la clase obrera tomaba el poder. La Comuna de 1871 duró sólo dos meses. Pero tuvo un impacto duradero en la formación de los primeros partidos socialistas y en la Revolución Bolchevique de 1917.
Los capitalistas franceses están atormentados recordando la última vez que Francia explotó en 1968. Inspirados por los movimientos de masas en el mundo, los estudiantes ocuparon las universidades. Se unieron a los obreros, quienes ocupaban las fábricas. Hubo manifestaciones donde un millón de personas cantaron el himno comunista, la Internacional.
Sin embargo, las partidos socialistas y “comunistas” se conformaron con reformas, incluyendo un “código laboral” integral. Salvaron a los capitalistas franceses de una revolución. Se hicieron varios intentos serios para construir un nuevo movimiento comunista. Pero no pudieron liberarse del compromiso del viejo movimiento con el nacionalismo, socialismo y los cultos a la personalidad de los maoístas.
Los socialistas en Francia lograron conservar una imagen “izquierdista” durante la mayor parte del siglo pasado. Esa imagen finalmente está desapareciendo. La incesante agenda neoliberal del Partido Socialista y su intento de desechar el código laboral lo han desacreditado. ¡Su candidato presidencial obtuvo sólo el 6% de los votos en las elecciones de 2017 y desde entonces ha abandonado el partido!
El partido de derecha tradicional, los Republicanos, está desorientado y dividido sobre si apoyar o no a Macrón. El Frente Nacional neofascista perdió gravemente en la segunda vuelta contra Macrón y está sumido en peleas internas. Sólo Jean-Luc Mélanchon, el Bernie Sanders francés, mejoró su posición.
Macrón y los capitalistas franceses juegan con fuego. Sus últimas “reformas” hacen que el código laboral sea opcional en las fábricas pequeñas, eliminando muchas de las reformas de 1968. Además, las ideas “innovadoras” de Macrón son las mismas ideas viejas: reducciones de impuestos para los ricos y austeridad para los pobres. Por ejemplo, Macrón está recortando 5 euros de los subsidios mensuales de alquiler para los inquilinos más pobres.
El sindicato más grande, la CGT, está convocando a una manifestación para el 12 de septiembre. El partido de Mélanchon llevará a cabo su propia manifestación el 23 de septiembre.
Tarde o temprano va a explotar de nuevo. Esta vez las masas deben barrer con el capitalismo con la revolución comunista. Pero eso no sucederá espontáneamente. En todas partes, incluyendo en Francia, el comunismo necesita de comunistas – del PCOI. Tenemos que encontrar la manera de movilizar a trabajadores como Pascal para el comunismo. Ayudaremos a garantizar esto traduciendo más artículos de Bandera Roja al francés.
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