El Partido, las Masas y el Poder Comunista Obrero
Guardias Rojos se toman por asalto el Palacio de Invierno, 25 de Oct-1917
Para el otoño de 1917, la mayoría de los Bolcheviques (Comunistas rusos) querían “Todo el poder para los Soviets”. Querían derrocar al Gobierno Provisional de los capitalistas y reemplazarlo con un gobierno de los Soviets, concilios representando a obreros, soldados, marineros y campesinos. Cuando el segundo Congreso de los Soviets se reunió a fines de octubre, debería convertirse en ese gobierno revolucionario.
Los comunistas tenían muchos delegados en los soviets, especialmente en Moscú y Petrogrado. Pero otros partidos allí -algunos socialistas- apoyaron la guerra imperialista y querían coaliciones con los capitalistas. Estas políticas los hicieron traidores de la clase obrera. ¿Cómo podría tal Congreso de los Soviets ponerle fin a la guerra, alimentar a las masas y ayudar a los campesinos a tomar las tierras?
En las fábricas, cuarteles y barrios obreros de las principales ciudades, los comités comunistas locales tenían apoyo masivo. Los Guardias Rojos armados de las fábricas, con soldados y marineros rojos, habían derrotado al fascista de Kornilov hacia apenas unas semanas.
Lenin vio todo esto. Él escribió el 27 de septiembre: “ En Petrogrado tenemos a miles de obreros y soldados armados que pueden apoderarse inmediatamente del Palacio de Invierno, el edificio del Estado Mayor, la central telefónica y las grandes imprentas”. Exigió que el Comité Central del partido dirigiera a los bolcheviques a “tomar el poder en sus propias manos”.
Algunos líderes bolcheviques “moderados” no estuvieron de acuerdo. Querían una amplia alianza socialista, incluyendo a traidores como los Mencheviques. Otros comunistas, como el comité del partido de Petrogrado, debatieron acaloradamente si un gobierno comunista podría mantener las vitales producciones alimentaria e industrial. Ellos vieron que los obreros liderados por comunistas podían tomar el poder. ¿Pero podrían mantenerse en el poder? ¿Podrían organizar la nueva sociedad?
El Gobierno provisional era muy consciente de su creciente contradicción con los trabajadores y los soldados. Anunció de repente que estaba transfiriendo las tropas de la guarnición de Petrogrado al frente de guerra. Las masas de soldados se enfurecieron. Muchos lo vieron como un intento de evitar la insurrección.
Se rehusaron abandonar la capital. Exigieron la transferencia del poder a los soviets. El Soviet de Petrogrado respondió el 9 de octubre organizando un Comité Militar Revolucionario.
La noche siguiente, en una reunión del Comité Central Bolchevique, Lenin abogó por una insurrección inmediata. Demorar era peligroso. Los comunistas tenían apoyo masivo y el Gobierno Provisional lo sabía. Incluso podría dejar que los imperialistas alemanes tomaran Petrogrado para mantenerlo fuera de las manos de los trabajadores. Pero la revolución comunista en Rusia podría desencadenar la revolución en toda Europa.
El Comité Central declaró que la insurrección armada estaba “a la orden del día”, pero no organizó una. Aun así, los cuarteles, las fábricas y las líneas de pan zumbaban de anticipación. Otros partidos advirtieron contra “la toma del poder por un partido político”.
El Comité Central se reunió nuevamente el 16 de octubre. Casi un tercio quería postergar la consideración de la insurrección armada hasta después del Congreso de los Soviets. ¡La mayoría, después de semanas de luchas agudas! – apoyó la insurrección “en la primera oportunidad adecuada”.
Se formó un Centro Militar Revolucionario Comunista. Se unió al Comité Revolucionario Militar del Soviet de Petersburgo y escuchó informes de las unidades militares. ¿Estaban listos para la revolución?
Para el 21-22 de octubre, el Comité Militar Revolucionario había asumido efectivamente el liderazgo de la guarnición. Comenzó a nombrar nuevos comisarios para hacerse cargo de Petrogrado. La revolución había comenzado.
El domingo 22 de octubre fue el “Día soviético de Petrogrado”. En mítines masivos en las fábricas, salones y calles de Petrogrado, los Bolcheviques defendían la revolución. A los estruendosos aplausos, prometieron paz, tierra a los campesinos y la confiscación de la propiedad privada para distribuir granos, pan, ropa y zapatos a todos los que los necesitaran.
Al día siguiente, el Comité Militar Revolucionario convocó a una reunión masiva en la plaza principal de la estratégicamente clave fortaleza de Pedro y Pablo. Después de que los soldados debatieron durante horas, una abrumadora mayoría votó por la transferencia del poder a los soviets. Se comprometieron a obedecer al Comité Militar Revolucionario.
El Gobierno Provisional de Kerensky intentó reafirmar su control. Pero la mayoría de las tropas, como los marineros del acorazado Aurora, ya no obedecían sus órdenes. En las reuniones masivas, los obreros afirmaron su apoyo a la revolución. La insurrección se estaba desarrollando.
Aun así, algunos integrantes del Comité Revolucionario Militar buscaron un “compromiso”. Lenin hizo un llamado a las organizaciones Bolcheviques a nivel de distrito para que le dieran el tiro de gracia al gobierno tambaleante. Las masas respondieron. Al amanecer del día 25, las flotas revolucionarias del Báltico y Kronstadt navegaban hacia Petrogrado. El Palacio de Invierno fue tomado. Los miembros del gobierno de Kerensky huyeron o fueron arrestados.
Cuando el Congreso de los Soviets se reunió esa mañana, Lenin proclamó:
“La revolución obrera y campesina ha ocurrido. Las masas oprimidas formarán ellos mismos un gobierno… Ahora debemos dedicarnos a la construcción de un estado socialista proletario”
Los bolcheviques habían movilizado a las masas de obreros y soldados para la revolución. Pero no habían hecho una cuestión masiva de cómo organizar el poder comunista de los trabajadores, o el comunismo mismo. Incluso los miembros del partido no habían tenido luchas ideológicas sobre cómo construir un “estado socialista proletario”.
Ahora los Bolcheviques tenían que resolver rápidamente estas cosas, en medio de una contrarrevolución creciente. Se mantuvieron en el poder, pero se equivocaron en mucho. Hemos aprendido de ellos. Nuestra línea de hoy de “movilizar a las masas para el comunismo” nos preparará mucho, mucho mejor para el futuro.