Puerto Rico atraviesa una crisis humanitaria. Esta es una crisis del capitalismo y exige una solución comunista.
Este territorio de EE.UU. fue devastado por el huracán María, que azotó la isla el 25 de septiembre de 2017. Puerto Rico, una isla de 3,515 millas cuadradas, es uno de los principales productores y exportadores de fármacos en el mundo. Las compañías farmacéuticas y los fabricantes de dispositivos comenzaron a construir plantas hace décadas gracias a las exenciones de impuestos y la disponibilidad de mano de obra calificada. Los productos farmacéuticos son un negocio de $15 mil millones, obteniendo grandes ganancias mientras los trabajadores ganan salarios de pobreza.
Sin embargo, debido al capitalismo y a su larga herencia colonial, la clase obrera sufre una enorme deuda y una infraestructura débil. Mientras las compañías farmacéuticas y de suministros médicos obtienen ganancias de miles de millones de dólares, Puerto Rico tiene una deuda de $70 mil millones. Esto fue diseñado por las leyes aprobadas por el Congreso de EE.UU. las cuales inflaron una enorme burbuja manufacturera en Puerto Rico y luego la reventaron. Al mismo tiempo, el Congreso alentó a los inversionistas a comprar la deuda de la isla, incluso cuando la economía del territorio estaba en apuros.
Por décadas, el gobierno federal utilizó exenciones impositivas otorgándoles a las empresas de EE.UU. una exención de todos los ingresos originados en territorios estadounidenses si operan en Puerto Rico. Esto alentó la industrialización de la isla y mantuvo compañías en EE.UU. que no querían pagar impuestos.
Para 2006, las exenciones caducaron y con ellas el auge manufacturero de Puerto Rico. El territorio ha estado en recesión desde entonces. Pero la isla vio un crecimiento continuo en una de sus principales exportaciones: la deuda. Los fondos mutuos seguían ansiosos por comprar bonos puertorriqueños, incluso cuando su economía languidecía. Esto era porque esos bonos tenían una “triple exención de impuestos”, lo cual significa que los intereses que pagan no están sujetos a impuestos de federales, estatales y locales. Así es como los capitalistas explotan y culpan a la clase obrera por su deuda.
Si bien las fábricas sobrevivieron al huracán, las escuelas, los hospitales y hogares de los obreros no lo lograron. Muchos trabajadores de la industria farmacéutica no pueden llegar a trabajar debido a la devastación de sus hogares y familias. Los puertorriqueños verán el número de muertos aumentar porque no se satisfacen sus necesidades críticas de agua, comida, combustible y electricidad.
La interrupción en la producción de medicamentos y suministros médicos afectará al resto de EE.UU. El comisionado de la Administración de Comida y Drogas, Scott Gottlieb, testificó esta semana que está muy preocupado por la posible escasez crítica. Dijo que están observando atentamente 40 medicamentos manufacturados por 10 compañías. A fines de octubre de 2017, esta escasez comenzará a sentirse en EEUU continental.
Cuando pensamos en las crisis humanitarias causadas por desastres naturales, en realidad son crisis capitalistas. La causa real de la crisis es debido a que el gobierno y las industrias trabajan juntos para extraer más ganancias de la explotación de la clase obrera. Pero la crisis es también una oportunidad para organizar para una revolución comunista y un mundo creado por y para la clase trabajadora.