Muchos respiraron con alivio por lo que los medios de comunicación llamaron “impresionante”: la victoria de Doug Jones, el polítiquero Demócrata, sobre el racista pedófilo Roy Moore en Alabama, EEUU.
Los trabajadores negros, especialmente las mujeres negras, fueron los responsables de esta victoria. El ala principal de la clase dominante está impulsando esto como el modelo para las elecciones del 2018.
¡Sin embargo, las elecciones capitalistas no pueden mejorarnos las cosas! Necesitamos movilizarnos para la revolución comunista para ponerle fin al racismo, sexismo y la explotación, para tener un mundo donde se satisfagan las necesidades de las masas.
Los gobernantes usan las elecciones para desviar a las airadas masas de la revolución comunista y para dividirlas. Les ayudan a los capitalistas a mantener su dictadura sobre las masas obreras mientras pelean entre si sobre la mejor forma de explotarnos y controlarnos.
Los líderes comunistas son y serán los que están más dedicados, en la práctica, a movilizar a las masas para el comunismo. Eso significa construir y alentar a otros a construir colectivos comunistas. Alentar y desarrollar líderes, no elecciones, será parte de la lucha diaria por el comunismo. Hoy, necesitamos millones de líderes comunistas para movilizar a millones más para luchar por el comunismo.
La Alabama de Moore y Jones
Roy Moore, un racista descarado, dijo que los mejores tiempos de la historia de EEUU fue durante la esclavitud. Acosó y agredió sexualmente a chicas adolescentes cuando tenía 30 años. Aun así, el 68% de los votantes blancos en Alabama, movilizados por Trump y Bannon, votaron por él. Esto muestra lo profundo del racismo allí.
Como fiscal federal, en 2001, Doug Jones ayudó a condenar a dos miembros del Ku Klux Klan que habían asesinado en 1963 a cuatro niñas negras tirando una bomba en una iglesia. Se jactó de esto durante las elecciones, pero la información que los condenó estaba disponible por mucho tiempo. En el comunismo, las masas se movilizarán inmediatamente para prevenir y enfrentar el terror racista.
Después de su victoria, Jones dijo que no apoya tratar de despedir a Trump por el testimonio de las mujeres que Trump agredió sexualmente. Dijo que no necesitaba estar presente en el Senado antes de votar el proyecto de ley de impuestos y que apoya la reducción de impuestos a las corporaciones. Él apoya el aumento del presupuesto de defensa. El uno por ciento de las personas en EEUU posee igual que los que posee el otro 90%, y la ley de impuestos solo aumentará esta desigualdad. Pero Jones está de acuerdo con eso.
El racismo está profundamente arraigado en el capitalismo, en Alabama y en todas partes. La encarcelación masiva de cada grupo es parte del terror capitalista de los Estados Unidos. En Alabama, el ingreso familiar promedio para los blancos está por debajo de la línea de pobreza, y los negros ganan alrededor del 60% de lo que ganan los blancos. Alabama es el estado con la tercera más alta tasa de encarcelamiento, y las personas negras están encarceladas al doble de su porcentaje en la población del estado.
Ninguna elección o politiquero capitalista cambiará esto.
¡Los trabajadores negros, especialmente las mujeres negras, que se organizaron para garantizar que el racista Moore fuera derrotado merecen mucho más! Ellos y todos los trabajadores merecen un mundo comunista sin terror racista, explotación o sexismo.
Hay mucho que aprender de la lucha de los trabajadores blancos y negros en Alabama en la década de los 1930, liderada por comunistas negros de las acerías, minas y granjas. El sindicato de aparceros liderado por el Partido Comunista (PCUSA) luchó contra el racismo de Jim Crow y el terror del Ku Klux Klan, y combatió las condiciones de esclavitud de la mano de obra convicta en las acerias de US Steel. Trágicamente, el PCUSA no movilizó a estos valerosos luchadores antirracistas para el comunismo, sino por un “frente unido” con capitalistas supuestamente menos malos, como Doug Jones. Esto condenó a los trabajadores a una explotación y racismo más intenso y a la guerra. Los luchadores antifascistas de hoy deben luchar por el comunismo.
La competencia capitalista necesita el racismo para superexplotar a un sector obrero. El terror racista y el encarcelamiento masivo atacan a nuestro sector más combativo y explotado. La ideología racista justifica todos estos ataques y nos divide y debilita.
Para deshacerse del racismo, necesitamos un mundo sin esclavitud salarial, dinero, policías, prisiones o cortes. Necesitamos un mundo en el que colectivamente produzcamos todo para satisfacer nuestras necesidades obreras y donde todos seamos alentados a desarrollar todo nuestro potencial humano en colectivos comunistas dedicados a satisfacer las necesidades de las masas. La clase trabajadora merece nada menos que eso.
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