Nuestro futuro depende de cuál clase tiene el poder estatal. Esa es una de las principales razones por la cual en el PCOI conmemoramos la Revolución Bolchevique. Liderada por el Partido Comunista Ruso (Bolchevique), la clase obrera aplastó el estado capitalista. Tomaron el poder Estatal por primera vez. Este gran logro repercutió en todo el mundo y todavía repercute hoy día.
La rebelión en la prisión de Ática de 1971 en Nueva York (EEUU) enfrentó el poder brutal y asesino del estado capitalista. Una poderosa historia del levantamiento, Blood in the Water [El Libro Sangre en el Agua] (2016) plantea esto muy claramente.
La lección debe ser que nada menos que el poder estatal comunista bastará. Este libro no aborda esto. Al contrario, implica que la matanza de 42 prisioneros y guardias, 128 heridos por balas y meses de brutal tortura de más de mil prisioneros, muchos gravemente heridos, podrían haberse evitado si hubiesen prevalecido voces más humanas.
Dos grupos tenían un entendimiento más claro de lo que estaba en juego. Primero, los prisioneros. Un joven prisionero blanco, Blaze Montgomery, dijo solemnemente: “Quiero que todos sepan que nos hemos unido [negros, puertorriqueños y blancos], lograremos lo que queremos, o moriremos juntos”.
El gobernador Rockefeller dirigió al otro grupo. Él había heredado la fortuna de Standard Oil. Su apellido era prácticamente una abreviación de la clase dominante estadounidense.
Rockefeller le dijo a uno de sus escritores de sus discursos que “hay un … problema político, centrado en el esfuerzo bien organizado y nacional de los revolucionarios … para destruir el sistema penal como un paso más hacia la destrucción final de este país”. Él y sus secuaces continuamente culpaban a los maoístas y marxistas e invocaban el espectro de una conspiración comunista.
Rockefeller sabía que el poder del estado capitalista requería que el sistema penal dictara el castigo, la tortura y la muerte. Eso es lo que él y sus secuaces les impusieron a los rebeldes de Ática durante meses después del levantamiento.
Los soldados del estado de Nueva York justificaron esta matanza con un racismo descarado “Mata a n **** r!” se escuchaba por todo el patio de la prisión.
Ática significa…
“¿Cómo comenzó eso?”, preguntó un obrero de Boeing, distribuidor de Bandera Roja, quien una vez estuvo entre los muchos que corearon “¡Ática Significa Lucha!”
En 1970, los presos de la ciudad de Nueva York se rebelaron contra el hacinamiento y otros agravios. Los funcionarios de la ciudad aliviaron este abarrotamiento enviando a muchos jóvenes prisioneros al norte del estado.
Muchos estaban familiarizados con la política revolucionaria izquierdista. Muchos habían sido politizados por las rebeliones urbanas antirracistas, incluida la rebelión de Harlem en Nueva York en 1964 que tenía líderes abiertamente comunistas. Algunos veteranos recién retornados de la guerra en Vietnam se habían rebelado cuando estaban en el ejército patronal.
Cuando la rebelión de Ática comenzó el 9 de septiembre, reinaba el caos. Pero en cuestión de horas los rebeldes eligieron a un grupo de revolucionarios como líderes. Ocuparon una mesa central en el Patio D y rápidamente organizaron la seguridad y la asistencia médica. Todas las decisiones se discutieron colectivamente entre los casi 1300 rebeldes. La prisión nunca había visto tal armonía y organización bajo las armas de los guardias de la prisión.
Un líder fue L.D. Barkley, un prisionero negro de veintiún años y un orador inspirativo. Según su madre, le gustaba leer sobre los comunistas. Él tenía el respeto de aquellos de mucha más edad que el y de todas las “razas”. Lideró el impulso para unificar a los prisioneros.
Muchos, incluyendo un asambleísta de Búfalo, lo vieron con vida después de que los guardias retomaron el patio de la prisión. Pocos días después apareció entre los muertos, asesinado. Miles asistieron a su funeral con los puños en alto.
Barkley fue enviado a Ática por una violación de libertad condicional. Su “delito” original fue falsificar un giro postal por $124.50.
En el comunismo, nadie irá a la cárcel por falsificar un giro postal. No habrá giros postales ni necesidad de dinero. Todos obtendremos lo que necesitamos y seremos animados a contribuir de acuerdo a nuestras mejores habilidades. La mayoría de los crímenes capitalistas desaparecerían juntamente con las enormes poblaciones carcelarias
¡Aplastemos el Estado Patronal, Luchemos por el Poder Obrero Comunista!
“Ática realmente no significaba luchar”, concluyó nuestro amigo de Boeing. Ahora pregunta si la lucha tiene que ser por el poder estatal comunista. Nuestra cena para el Primero de Mayo agudizará esta discusión de Ática con otros trabajadores y estudiantes.
Cuando la clase obrera y su Partido Comunista Obrero Internacional tomen el poder, la naturaleza del poder estatal se transformará por completo. No tendremos un gobierno separado del Partido y de las masas que movilicemos para el comunismo. Dado que las masas gobernarán, no tendremos necesidad de fingir que el gobierno es un árbitro neutral entre clases.
Los comunistas rusos tomaron el poder estatal, pero mantuvieron la ficción de un aparato gubernamental separado. Necesitaban esas instituciones, leyes y procesos para mantener el sistema salarial, el dinero y las ganancias bajo el socialismo. La clase trabajadora eventualmente perdió el poder Estatal.
Aboliremos inmediatamente los salarios, el dinero y las ganancias y toda la superestructura necesaria para preservar estos aspectos del modo de producción capitalista. Los colectivos del Partido en todas partes involucrarán a las masas. Esta vez mantendremos el poder movilizando continuamente a esas masas para el comunismo.
Para 1971, la Revolución Estaba en el Aire. La foto de Arriba, La Rebelión de Harlem, 1964.
Veteranos de Vietnam en Contra de la Guerra
La Masacre de Sharpville en Sudáfrica, Yransformó la Lucha Contra el Apartado Racista