“Las mujeres egipcias vivirán con dignidad”, mujeres en una protesta reciente contra los ataques sexuales en El Cairo en el 2013.
LOS ÁNGELES (EE. UU.) –Discutía el editorial en Bandera Roja sobre el acoso y abuso sexual con una conductora de autobús. Le conté sobre una experiencia que tuve hace muchos años cuando guardé silencio sobre el acoso sexual en un empleo de salario mínimo porque necesitaba el dinero.
Le expliqué que la sociedad comunista acabará con la esclavitud asalariada. Nadie tendrá el poder de exigir favores sexuales de alguien que necesita trabajar.
Sin embargo, dije, terminar con la esclavitud asalariada no es suficiente. Tendremos que esforzarnos mucho para enseñarles a hombres y mujeres nuevas formas de relacionarnos y combatir las ideas sexistas en la cultura.
“Eso es seguro”, dijo ella. “Quería ver lo que decía la Biblia, así que la he estado escuchando en mi teléfono. ¿Sabes que la Biblia dice que Dios acostó a Adán sobre el suelo y creó a Eva de su costilla? ¿Y la gente cree eso? Así no es como lo hace la naturaleza. Las mujeres dan a luz a todos. Tengo las estrías para probarlo”.
“Hay muchos mitos e historias como esa”, dije. “Todos ellos datan después del final del comunismo pre-clases, cuando la gente vivía en sociedades de cazadores-recolectores. La historia del Jardín del Edén, compartida por musulmanes, cristianos y judíos, es solo una de esas historias. Ellos narran la memoria de la sociedad pre-clases y el comienzo de la propiedad privada y la opresión de clase. Al mismo tiempo, culpan a las mujeres por ese cambio: ‘Eva se comió la manzana’ y justifican la opresión de las mujeres”.
Cuando Mujeres y Hombres fueron Tratados de la Misma Manera
Sabemos por la antropología de que las mujeres y los hombres en las sociedades pre-clases eran tratados de la misma manera.
Thomas Morgan vivió entre los iroqueses en América del Norte en el Siglo 19. Su trabajo fue una fuente importante para El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Frederick Engels, uno de los fundadores del comunismo científico.
Los hombres iroqueses cazaban, mientras que las mujeres cultivaban y cuidaban la casa. Esas actividades eran consistentes con el embarazo y la lactancia de niños pequeños. La sociedad era cooperativa e igualitaria, y el trabajo de las mujeres se valoraba tanto como el de los hombres. Las mujeres fueron honradas y vivieron libremente. Dado que las mujeres dieron a luz a los niños, la identidad de la familia pasó naturalmente a través de la línea de la madre. Los hombres se mudaban de su familia de origen a los círculos familiares de su pareja.
Otro ejemplo es el pueblo !Kung San del sudoeste de África. Vivían en sociedades nómadas, cazadoras-recolectoras hasta la década de los 1960. Las mujeres proveían la mayor parte de los alimentos mediante la recolección. Eran vistas como las responsables de la supervivencia del grupo al dar a luz a la siguiente generación. Si bien había división de responsabilidades, los hombres y las mujeres tenían el mismo estatus y respeto.
¿Cómo Cambió Eso?
Lo que los historiadores llaman la “revolución neolítica”, hace unos diez mil años, puso fin a ese período de comunismo pre-clases. La propiedad privada, en la ganadería y la agricultura, creó las condiciones para la sociedad de clases. Esto provocó lo que Engels llamó “la derrota histórica mundial del sexo femenino”.
Con la propiedad privada surgieron los sistemas de herencia a través de la línea familiar del padre. Para pasar la propiedad a sus descendientes biológicos, los padres dueños de propiedades ahora exigían que la paternidad se estableciera sin lugar a dudas. Entonces impusieron limitaciones estrictas a la autonomía femenina. La monogamia, al menos para las mujeres, era la condición necesaria para la herencia de la propiedad a través de la línea masculina. Esto se llama “patriarcado”.
Escribiendo la historia
Las historias que nos inculcan, incluida la historia bíblica del Jardín del Edén, promueven valores y normas culturales sexistas que refuerzan las relaciones de clase patriarcales. Debido a que Eva fue desobediente, y Adán la obedeció, un dios masculino vengativo condenó a los hombres a “ganarse el pan con el sudor de su frente”. Este dios condenó a las mujeres a dar a luz a sus hijos con tristeza y ser gobernadas por sus maridos.
Las lecciones de esta historia, y otras similares, han sido transmitidas a través de generaciones de la sociedad de clases. Las ideas sexistas le han robado a la clase obrera el liderazgo de las mujeres. Han dañado seriamente la unidad de nuestra clase. Pero la conductora del autobús que estaba hablando conmigo y la mujer que hemos reclutado recientemente en una célula del Partido, previamente solo masculina en otra división de MTA, pueden ayudarnos a cambiar eso.
Nuestra prehistoria más temprana muestra que el sexismo no es la naturaleza humana. Es un producto de la sociedad de clases. La lucha contra las ideas y prácticas sexistas que nos han enseñado puede construir una unidad de clase más sólida y nos permitirá luchar por una sociedad comunista, donde podamos acabar con el sexismo de una vez por todas.
Es nuestra tarea escribir nuevas historias, en la lucha por el comunismo científico.