Luchemos para Acabar con las Fronteras, las guerras y la Esclavitud Salarial con la Revolución Comunista
Las masas en Yemen, un país devastado por la guerra, están sufriendo una crisis humanitaria extrema. La hambruna amenaza a decenas de millones ya que los bloqueos de los capitalistas sauditas han impedido la mayoría de las importaciones de alimentos. Los suministros de agua están disminuyendo y los acuíferos se agotan. Los ataques aéreos saudíes han atacado la infraestructura de agua potable. El cólera, prevenible y tratable, arrasa la región en los que es posiblemente la peor epidemia jamás.
“Cada casa en Saná [la capital de Yemen] tiene ventanas rotas debido a los ataques aéreos”, informó un amigo que vivía allí. Más de la mitad de la fuerza laboral está desempleada. Más de un millón de trabajadores gubernamentales y de la electricidad no han recibido paga por meses.
Miles de trabajadores han desafiado la crisis económica y la represión política con huelgas y plantones. Pero la crisis exige algo diferente. Las masas yemeníes desesperadas y airadas deben movilizarse para el comunismo.
Guerra Civil y Rivalidad Inter-imperialista
“La guerra civil es una guerra por terceros entre los saudíes e Irán”, dijo un amigo yemení en EE.UU.
“Y detrás de Arabia Saudita e Irán están EE.UU. y Rusia”, respondió un camarada.
Pero hay mucho más.
La ubicación geográfica de Yemen lo ha hecho por mucho tiempo una encrucijada para el comercio y el intercambio cultural, y un foco de conflicto. Colinda con el Mar Rojo, frente a Yibuti al otro lado del estrecho de Bab el-Mandeb. En su costa del Océano Índico yace Adén, una vez el segundo puerto más ocupado del mundo.
Yemen fue clave para los imperios otomano y británico. Hoy los imperialistas chinos quieren un Yemen estabilizado para expandir su “Un Cinturón, Un Camino” hasta Arabia Saudita. Quieren a Irán y a Arabia Saudita como socios estratégicos. Ellos también han apoyado el asalto mortal de la coalición Saudita contra Yemen.
El imperialismo significa rivalidad cada vez más aguda y guerras cada vez más mortíferas. Solo el comunismo puede terminar ambos.
Marxismo en Yemen: 1963-1990
En Yemen y en todo el mundo, las masas que añoraban acabar con la explotación se unieron y apoyaron a los movimientos de liberación nacional dirigidos por marxistas. En 1963, la lucha armada comenzó contra el dominio británico. Cuatro años después, el Frente de Liberación Nacional (NLF) llegó al poder en el sur de Yemen.
La República Democrática Popular de Yemen del Sur se convirtió en un estado socialista en 1970, alineado con la Unión Soviética. Moscú obtuvo acceso estratégicamente importante para sus instalaciones navales. Los gobernantes de EE.UU. y Arabia Saudita respaldaron a la República Árabe Yemení en el norte.
Pero el socialismo yemení era en realidad capitalismo. El Banco Mundial escribió con aprobación en 1979 que Yemen había “demostrado una capacidad significativa en la búsqueda del desarrollo económico [con] la implementación de políticas orientadas a aumentar la productividad de las instituciones económicas”.
Los dos Yemen se fusionaron en 1990 después del colapso de la Unión Soviética. Sin embargo, la propiedad del estado socialista condujo al surgimiento de una nueva clase dominante capitalista, como en todos los países socialistas. Esto generalmente se tergiversa como “corrupción persistente”.
Muchos preguntan cómo los comunistas pueden evitar esta “corrupción”. La respuesta principal es que movilizamos para el comunismo, no para la liberación nacional o el socialismo.
El comunismo abolirá la propiedad privada, el dinero y la acumulación de riqueza. Las masas obreras planificarán y administrarán la producción mediante colectivos internacionales del Partido Comunista Obrero Internacional. Nuestro objetivo no será el “desarrollo” sino satisfacer las necesidades de todos.
Desde la Primavera Árabe: 2011-2017
Durante la “primavera árabe” 2011, las masas se rebelaron contra el desempleo, la pobreza y “corrupción”. Las protestas aumentaron después de que las fuerzas gubernamentales mataran a más de mil personas. Algunos líderes tribales y militares respaldaron la oposición contra Ali Abdullah Saleh, gobernante de Yemen por 30 años. Fue derrocado y su vicepresidente, Abdrabbuh Mansour Hadi, asumió la presidencia en febrero de 2012.
Hadi heredó una insurgencia islámica liderada por al-Qaeda desde 2009, un movimiento secesionista en el sur desde el 2007 y rebeldes chiitas (“Houthis”) organizados en el norte desde 2004. Saleh apoyó a los houthis. Estos tomaron control de Sana’a en el otoño de 2014, desencadenando una guerra civil. Una coalición militar liderada por Arabia Saudita intervino en agosto de 2015 para apoyar al gobierno de Hadi en Adén.
Misiles y aviones no tripulados de los EEUU supuestamente habían atacado los campos de entrenamiento de Al Qaeda desde 2009. Ya habían matado a más de un centenar de civiles yemeníes. La administración Obama luego les vendió a los saudíes tanques, aviones, bombas, misiles guiados de precisión y fósforo blanco, un arma química mortal. Miles de misiones de la Fuerza Aérea de EEUU reabastecieron aviones de combate sauditas.
Mientras que los saudíes, respaldados por EEUU, y sus títeres yemeníes peleaban contra los houthis respaldados por Irán, los houthis en realidad peleaban contra Al-Qaeda. En febrero de 2016, las fuerzas de Al-Qaeda y las fuerzas de la coalición lideradas por Arabia Saudí fueron vistas combatiendo a los rebeldes hutíes en la misma batalla.
Hasta ahora, los ganadores son Al-Qaeda y los capitalistas estadounidenses que se benefician de las ventas de armas. La economía capitalista de Yemen ha colapsado. Los grandes perdedores son las masas yemeníes. Su objetivo no debe ser salvar o estabilizar el capitalismo en Yemen, sino movilizarse para que el comunismo lo destruya.
2017: Crisis más Reciente da Urgencia a la Lucha por el Comunismo
Los patrones chinos y sauditas firmaron un acuerdo en marzo de 2017 para construir la primera fábrica de drones en la región en Arabia Saudita. Los grandes acuerdos de armas que los rusos y EEUU tienen con Arabia Saudita no incluyen la fabricación de drones.
Trump ha enviado aún más soldados a la región, supuestamente para combatir contra Al-Qaeda. En mayo, anunció un gran acuerdo de armas con Arabia Saudita, la mayor venta de armas en la historia de EEUU.
Pero en octubre, un grupo bipartidista de representantes EEUU cuestionó abiertamente esta estrategia. El Consejo sobre las Relaciones Exteriores, que representa el imperialismo EEUU, publicó un artículo (noviembre-diciembre de 2017) en el que afirma que, después de todo, la guerra de Yemen no tenía nada que ver con los intereses regionales de EEUU.
Esta facción imperialista parece estar dispuesta a dejarles a Arabia Saudita a los chinos y pelear contra ellos en otra parte. Grupos liberales pro Demócratas como Code Pink están comenzando a movilizarse para exigir el fin de la participación militar EEUU en Yemen. Pero otro movimiento “anti-guerra” no terminará el horrible sufrimiento allí.
Para diciembre del 2017, Saleh ya no le servía a los Houthis. Viendo que su influencia se estaba perdiendo, él se cambió al lado Saudita. Pero fue asesinado de inmediato por sus antiguos aliados. Esto ha intensificado el conflicto y ha hecho que la situación sea más desesperada.
“Mis dos hermanos están en lados opuestos”, lamentó nuestro amigo yemení. “Solíamos esperar que los saudíes expulsasen a los houthis, pero ahora veo que son igual de malos”.
Él y muchos más, en Yemen y en todo el mundo, deben tomar en serio la alternativa comunista. Nuestro Partido los espera con los brazos abiertos.
Mujeres de Yemen Durante la Primavera Arabe, 2011