Debemos Movilizar a as Masas para el Comunismo
Teherán, Irán, 1978
La clase trabajadora en Irán tiene un largo historial de lucha comunista que se remonta a principios del siglo 20. Trabajadores de Rusia, Irán y en todo el Cáucaso organizaron un movimiento obrero comunista revolucionario, multiétnico y transfronterizo, concentrado en los campos petrolíferos de Bakú, en Azerbaiyán.
Durante la Guerra Civil que siguió a la Revolución Bolchevique de 1917, el Partido Comunista Iraní hizo su propia revolución. Se unieron con un movimiento nacionalista campesino y declararon la República Socialista Soviética de Irán. La Armada Roja Soviética los apoyó durante la Guerra Civil. Pero al final de la Guerra Civil, los líderes de la Unión Soviética decidieron que necesitaban “relaciones diplomáticas correctas” con el rey iraní (el Sha). Les quitaron la alfombra a los revolucionarios iraníes y su República Socialista Soviética fue derrotada.
Sin embargo, los comunistas iraníes continuaron organizando, pero no para la revolución comunista. Adoptaron un programa reformista de trabajar para la democracia burguesa, unir al país contra el imperialismo británico y crear sindicatos.
Organizaron células secretas del partido y sindicatos en la refinería de petróleo y los campos petrolíferos de la Compañía Petrolera Anglo-Persian. En 1929, nueve mil trabajadores del petróleo salieron repentinamente en huelga en Abadan. Esto llevó a una huelga general, reprimida violentamente con la ayuda de Marines Británicos. El Partido Comunista fue forzado a la clandestinidad, pero continuó organizando sindicatos y huelgas ilegales. Estos fueron siempre seguidos por arrestos masivos y la continua reconstrucción de organizaciones clandestinas en los ferrocarriles, minas y fábricas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Irán fue ocupado conjuntamente por los británicos y la Unión Soviética. Los prisioneros políticos fueron liberados, y una amplia coalición de marxistas organizó el Partido Tudeh (Partido de las masas) en 1941. Después de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en un partido de masas con una membresía de 20,000, y partidarios en organizaciones de masas de al menos 80,000. Dirigieron huelgas de 65,000 trabajadores en los campos petroleros, y organizaron una Marcha del Primero de Mayo en 1946 de casi medio millón de personas.
Pero Tudeh tuvo una idea equivocada y suicida de un frente unido antiimperialista con los nacionalistas burgueses. En 1952-53, Tudeh apoyó al primer ministro Mosaddeq, que quería nacionalizar la industria del petróleo en su enfrentamiento con el Sha, respaldado por Estados Unidos. Cuando Tudeh organizó una huelga general en todo el país y mítines masivos en todas las ciudades principales para apoyarlo, Mossadeq le dijo al ejército que limpiara las calles de las multitudes de Tudeh. Tudeh se fue a casa. Cuando la CIA organizó un golpe militar para expulsar a Mosaddeq y restaurar al Sha al poder, las fuerzas de seguridad iraníes persiguieron a la organización clandestina Tudeh, arrestaron a miles y mataron a docenas de sus principales líderes.
Tudeh, que había sido el partido de oposición más grande y mejor organizado, fue aniquilado en 1953 sin oponer mucha resistencia. La generación más joven de marxistas trató de aprender de sus errores a fines de la década de 1960 y en la de 1970. Sin embargo, en 1978-79, cuando se organizó un movimiento de masas contra el Sha, incluso las organizaciones más revolucionarias, organizadas con política maoísta o pro cubana y un programa de lucha guerrillera, estaban totalmente aisladas de las masas de trabajadores. El ayatolá Jomeini era el único líder con una base de masas, y cuando el país se vio convulsionado por una huelga general y un golpe militar, pudo tomar el poder. Tudeh respaldó a Jomeini, con la esperanza de que al derrocar al Sha permitiera que los marxistas pudieran organizarse. Otras organizaciones más revolucionarias, como Peykar, nunca respaldaron a Jomeini, pero esperaban aprovechar el desorden para poder organizarse. En 1981, todas estas organizaciones habían sido aniquiladas y sus miembros estaban muertos, en prisión o en el exilio.
Las masas trabajadoras iraníes han sufrido durante casi 40 años de una dictadura teocrática. Los comunistas en Irán han contado con la ayuda de un vecino socialista, han organizado la lucha sindical militante y la guerra de guerrillas, respaldado a los nacionalistas burgueses e incluso al ayatolá, y han sido eliminados cada vez. Esta vez, los comunistas en Irán y en todo el mundo deben movilizar a las masas trabajadoras para el comunismo.