El Capitalismo Racista es el Culpable de Estos Asesinatos
El 8 de marzo cientos de niñas, niños y adolescentes se amotinaron en el “Hogar Seguro Virgen de la Asunción”.la repuesta del estado guatemalteco llevó a la muerte a estas 40 niñas y adolescentes.
El Estado, sirviente y protector de los intereses del capital, no está solo en la culpa de esta masacre. El sistema capitalista las puso en ese horrible lugar.
El Hogar Seguro es un “albergue” en el que viven jóvenes menores de edad quienes han sido vinculados con pandillas, forzados a prostituirse, víctimas de violencia intrafamiliar o que fueron abandonados por sus padres al nacer.
Todas las causas que han llevado a los jóvenes a este lugar son de carácter económico y social, todas tienen raíces en el sistema capitalista que divide a la clase trabajadora, con sexismo y racismo, que lleva a la violencia en contra de nuestra clase, especialmente en contra de las jóvenes y mujeres. Este “hogar” funciona como una cárcel para menores y es un infierno para quienes viven allí. Desde hace varios años atrás, se tiene el conocimiento que dentro de este lugar se cometen violaciones sexuales, maltrato físico y psicológico.
La infraestructura es deplorable, este lugar tiene capacidad para 500 jóvenes pero, hasta el día del motín, vivían 800 niños, niñas y adolescentes. Los servicios sanitarios están en pésimo estado, algunos inclusos no tienen puertas y generan miedo a los jóvenes ya que se sienten vulnerables a una violación más.
El motín se dio por todo lo que hemos mencionado y mucho más. Alrededor de 80 jóvenes lograron escapar pero estos más tarde serían regresados por la policía al lugar. Fueron brutalmente golpeados y encerrados. En uno de los módulos estaban entre 50 o 60 niñas, algunas de ellas, en medio del enojo y la rabia, empezaron a quemar colchonetas. Un joven del otro módulo relata que desde tempranas horas se sentía olor a quemado, lograron derribar la puerta y corrieron a intentar a auxiliar a sus compañeras, sin embargo, la policía no se los permitió y empezó a reprimirlos. Las dejaron morir.
Ellas murieron luchando. Las condiciones en las que vivían eran insoportables y decidieron luchar para cambiar esto. Es nuestra tarea organizar a la juventud para liberarla de los males que el capitalismo sexista y racista les obliga a vivir. La juventud es garante en la construcción de la sociedad comunista donde ningún niño o niña sea forzada a vivir este tipo de infiernos, donde sean parte de una nueva educación lejos de esas paredes opresoras y aprendamos colectivamente en los procesos de producción.
La clase trabajadora internacional ha sido históricamente afectada por los intereses de los capitalistas. Las condiciones de miseria, violencia y explotación a las que son sometidos estos países brindan un panorama tenebroso para las nuevas generaciones. Los jóvenes que se vinculan con pandillas, drogas o que son abandonados usualmente provienen de familias donde sus padres han tenido que emigrar en busca de su sobrevivencia.
La victoria del comunismo es la única que asegura que las bases materiales de estos sucesos sexistas y de opresión jamás vuelvan a existir. Al construir una sociedad donde organizamos colectivamente todos los aspectos de nuestra vida cada uno de nosotros forma parte de una familia. Ningún ser humano quedará en el olvido expuesto a prácticas que pongan en peligro su vida y la de los demás.
Al igual que el Mozote, Ayotzinapa y Tlatelolco, estas 40 niñas y adolescentes no quedarán en el olvido. Y es nuestra tarea cómo comunistas es hacer pagar a los responsables y forjar el mundo donde esto jamás vuelva a suceder.
Camaradas en Los Angeles Y San Diego, EEUU, Llevan la Política Comunista a las Actividades del Día Internacional de la Mujer