Cartas Vol 8, N 4

Soy un Líder del Colectivo de Jóvenes Aquí en Sudáfrica

Sólo quiero felicitar la madurez que los jóvenes leones han mostrado en los dos años desde que iniciamos este colectivo. Es como si hubieran pasado muchos años.

Los camaradas pueden dirigir una reunión incluso si no estoy presente. La semana pasada no estuve presente. Me llamaron a trabajar en el último momento y habíamos planeado una reunión general de nuestro colectivo. Pero los compañeros lograron dirigir la reunión. Esta madurez se muestra no solo en nuestra organización pero incluso en la falta de competencia y celos entre nosotros. Porque tenemos la misma línea, queremos lo mismo: la erradicación del capitalismo. Queremos hacer avanzar la línea del partido, no nuestros propios intereses.

En los últimos dos años hemos ampliado el club a unos diez jóvenes compañeros. Nos reunimos todos los domingos. Los camaradas tienen diferentes personalidades, pero cuando se trata de nuestro trabajo político, muestran iniciativa y realizan con empeño y dedicación el trabajo. Esto ha creado una nueva relación de confianza mutua y ayuda entre nosotros.

Creo que esta es una relación comunista y se profundizará a medida que hagamos más trabajo y movilicemos a las masas por el comunismo. Este tipo de relación comunista y trabajo colectivo, cuando sean adoptados y practicados por millones, creará una sociedad comunista que luchará incesantemente hasta que el individualismo, racismo y la xenofobia sean erradicados para siempre.

Joven Camarada

“Nunca Pensé que Podría Ser Tan Apasionado por Algo

Uno de los miembros más nuevos de nuestro colectivo dijo: “Nunca pensé que podría ser tan apasionado por algo. Gracias, PCOI, por darme esperanza y un sueño por un mundo mejor. Nosotros, como jóvenes de esta comunidad, nos habíamos rendido, pero ahora trabajaremos duro para vivir en una sociedad comunista. Todos los días trabajaremos duro para movilizar a las masas para el comunismo”.

El lunes 10 de abril, nuestro colectivo realizó una movilización de calle a calle, de puerta a puerta. Conocimos al dueño de una tienda de Somalia que dijo: “Estoy muy feliz de conocerlos. Espero con ansias el día en que el comunismo tome control porque sé que ese día la xenofobia se habrá terminado. Nosotros los extranjeros vivimos día tras día con miedo por nuestras vidas. ¡Adelante, comunistas!”

Luego entramos en una casa donde viven dos señoras mayores. Ellas dijeron: “¿Quiénes son ustedes? No estamos interesados en ningún partido político”.

Tan pronto como les explicamos, nos dieron su atención. Me sorprendió. Saben mucho sobre el comunismo, pero no saben dónde encontrar a los comunistas. Ahora que saben, dijeron, “¿Dónde firmamos para hacernos miembros?”

Cuando les explicamos que no tenemos tarjetas de membresía, nos felicitaron y nos dijeron que somos verdaderos comunistas.

UNA CAMARADA EN SUDÁFRICA

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