La primera parte (aquí) resumió algunas de las doctrinas e ideas políticas del cristianismo evangelio en EEUU.
El cristianismo de derecha no creció sólo por sí mismo. Fue promovido en etapas por la intervención directa de los capitalistas de EEUU.
Durante la crisis económica de los años treinta, muchos capitalistas grandes resistieron los programas de bienestar social del Trato Nuevo de Roosevelt como ser el seguro de desempleo y el seguro de jubilación. En un discurso a la Cámara de Comercio de EEUU en diciembre de 1940, el gerente de la compañía Armstrong Flooring dijo que el “único antídoto” al programa de Roosevelt era “el patriotismo estadounidense y la fe religiosa”.
En la misma reunión, el pastor congrecionalista James Fifield les dijo a estos industriales que los pastores podían ser reclutados para atacar la legislación de bienestar social. Él y los pastores que organizó argumentaron que el Trato Nuevo estaba animando a la gente a violar los mandamientos de Dios, “codiciando” la riqueza de los ricos y tratando de robársela. Ellos dijeron que el cristianismo era individualista y se preocupaba solo por la salvación individual, no el bienestar social. El colectivismo es “anti cristiano”, afirmó Fifield, y el capitalismo se aproxima mucho a los valores cristianos.
Fifield encabezó la Primera Iglesia Congregacionalista en Los Ángeles. La mesa directiva de esta iglesia, compuesta de gente rica, incluía a algunos de los capitalistas más grandes de California y a ella asistieron personajes derechistas de la industria cinematográfica como Cecil B. DeMille.
Utilizando su iglesia como base, Fifield proyectó una organización nacional llamada Movilización Espiritual, generosamente financiada por los principales capitalistas de EEUU. Esta organización bombardeo a los clérigos, incluyendo a algunos católicos y judíos, con el mensaje de que el Trato Nuevo glorificaba al estado y negaba a Dios. Distribuyendo folletos, libros, revistas y organizando concursos de sermones con premios en efectivo, la Movilización Espiritual contaba con 12,000 miembros clérigos en 1948. Los pastores de todo EEUU dieron sermones alabando el capitalismo y el individualismo, atacando las leyes de bienestar social y rechazando el Evangelio Social como “pagano”.
La década de los 1950 vio un giro decisivo en el uso de la religión por el gobierno de EEUU. Las palabras “En Dios confiamos” fueron inscritas en todo el dinero de EE.UU. y “bajo Dios” fue insertado en el Juramento de Lealtad recitado por niños escolares. Se inició anualmente un desayuno presidencial de oración. La religión fue movilizada en una gran escala masiva para promover el anticomunismo y la guerra fría contra la Unión Soviética y China.
Esta religiosidad oficialmente promovida era vaga y no necesariamente cristiana. Afirmaba que la religión era la fundación del gobierno de EEUU y que Dios ordenaba obediencia a ese gobierno, combinando el nacionalismo con la religión. La intensa propaganda anticomunista de los capitalistas y el temor masivo a la guerra nuclear llevaron a muchos a la religión.
Billy Graham
El contenido específicamente cristiano de la religión de la Guerra Fría fue proveído por celebridades cristianas como el evangelista Billy Graham. Desde la década de los 1950, Graham llevó a cabo una serie de “cruzadas” en EEUU y en el extranjero, predicando a grandes multitudes en estadios. Aunque diseñadas para reclutar conversos, la mayoría de los asistentes a esas cruzadas ya eran miembros de la iglesia. El mensaje de Graham era tanto anticomunista como religioso, declarando que el comunismo es “contra Dios, contra Cristo, contra toda religión… motivado por el mismo Diablo”.
Como la mayoría de los evangélicos, Graham endorsó las ideas sexistas de la Biblia, como “Así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo”. (Efesios 5:24). El sostuvo que por naturaleza las mujeres necesitan maridos fuertes, y que los maridos tienen una necesidad psicológica de “expresar su autoridad”. Contradiciendo esto, a veces decía que él creía en la igualdad de los sexos.
Además, como la mayoría de los evangélicos, Graham apoyó la guerra en Vietnam. Otros evangélicos le pidieron a Graham que dijera que oponerse a la segregación y discriminación racial era un deber cristiano, pero rehusó hacerlo. A Graham le gustaba verse en público con los presidentes de EEUU y, a menudo, convivía con Nixon. En la primavera de 1970, Nixon invadió Camboya y los campus universitarios de EEUU explotaron en rebelión. Nixon no podía encontrar una universidad donde pudiera hablar sin protestas. Graham le proporcionó una, invitándolo a hablar en su cruzada en la Universidad de Tennessee. Nixon habló allí ante una gran multitud con poca oposición. Tras el escándalo de Watergate y la renuncia de Nixon, Graham abandonó la política y su influencia disminuyó.
Graham fue reemplazado por evangelistas que usaron la televisión en gran escala y recibieron directamente mucho dinero por correo. Algunos de ellos, como Jimmy Swaggert y Jim y Tammy Baker, fueron destruidos por escándalos financieros o sexuales. El pastor Bautista Pat Robertson, que hizo un intento fallido para la nominación presidencial republicana en 1988, encabeza un programa de televisión sindicado que ahora apoya a Trump.
Próxima edición: La “Mayoría Moral”, el Cristianismo Liberal y la Religión bajo el comunismo