A principios de este verano, fui a un viaje de estudio al extranjero con mi clase y descubrí las muchas desigualdades y activismo social que está sucediendo en Puerto Rico. A menudo olvidamos que Puerto Rico sigue siendo una colonia. No sólo existe la división de clases, sino que la gente está a merced del poder imperialista de EE.UU.
Puerto Rico ha sido colonia de EE.UU. desde 1898 después de que EE.UU. le arrebatara la isla a España en la guerra Hispano-Estadounidense. Durante el último siglo, EE.UU. ha causado problemas sociales, económicos y políticos en la isla.
EE.UU. explotó la tierra convirtiéndola en una enorme plantación de azúcar, arruinando la agricultura local. Las empresas estadounidenses desplazaron a los obreros quienes después no podían alimentar a sus familias, y las fábricas fomentaron la esterilización de las obreras, para que pudieran seguir trabajando sin tomar permiso de maternidad.
En otras palabras, el capitalismo era una bestia que se alimentaba de la clase obrera de Puerto Rico explotándola por su mano de obra barata y perjudicando su calidad de vida.
Puerto Rico actualmente debe alrededor de $73 mil millones en bonos. La mayor parte de estos son intereses debidos a los inversionistas estadounidenses. También deben $50,000 mil millones en pasivos por pensiones no financiados. Para agregar a eso, gran parte de la deuda proviene de préstamos bancarios que gobernadores pasados negociaron sin el permiso de la gente.
La Ley de Supervisión, Administración y Estabilidad Económica de Puerto Rico (PROMESA, siglas en ingles) fue promulgada por EE.UU. Estableció una junta de supervisión financiera, llamada La Junta de Control Fiscal. Está compuesta de siete personas que tienen vínculos directos con Wall Street y pueden anular cualquier ley, política y acción gubernamental en Puerto Rico.
La pequeña democracia que Puerto Rico tenía como colonia se ha acabado con esta ley. Esto significa que los programas de salud, sociales y educativos, serán recortados. Los salarios y las horas laborales serán reducidos, y el costo de vida aumentará. Ellos están pidiendo dinero que los residentes no saben si es legal.
La isla está actualmente dividida políticamente entre la estadidad y la independencia. Muchos puertorriqueños creen que si Puerto Rico se hace Estado, tendrían iguales derechos, y su calidad de vida sería mejor. Otras personas, especialmente los jóvenes, creen que independizarse de EE.UU. sería la respuesta a los problemas económicos de Puerto Rico.
Sin embargo, el problema es el sistema capitalista, no su estado actual, que ha hecho que los pobres se vuelvan más pobres y los ricos más ricos. Además, la deuda fue creada por intereses capitalistas. La lucha de clases es obvia en Puerto Rico. Una gran parte de la población vive actualmente en la pobreza y está desempleada. La independencia no resolvería los sufrimientos y los problemas económicos de la gente.
Los movimientos de liberación nacional después de la Segunda Guerra Mundial convirtieron las colonias en países capitalistas. Los burgueses dirigían los movimientos de independencia en Indonesia, América Latina, África, India. Etc. Todavía hay división de clase en estos países, donde los pobres trabajan para los ricos y los ricos se benefician del sufrimiento de la gente.
Por lo tanto, la pobreza no se acabará si Puerto Rico se convierte en Estado o país independiente. Bajo el capitalismo, los obreros/as seguirán siendo esclavos asalariados, apenas sobreviviendo de su trabajo remunerado.
Con un sistema comunista, los países no estarían endeudados porque no habría dinero. La gente no tendría que trabajar para pagar una deuda que no creó. Más importante aún, en el comunismo, nadie estará desamparado o muriéndose de hambre. Todos tendremos acceso a los mismos recursos sociales, de salud y educación.
Es importante darse cuenta de que el poder está en las masas, no en las de los siete perosnas que actualmente controlan los programas de salud, sociales y educativos de Puerto Rico. ¡Las masas son más fuertes y más grandes que la élite!