“Al menos ganamos la Cámara de Representantes”, comentó una profesora universitaria que le gusta Bandera Roja.
“Los demócratas ganaron, pero nosotros no”, contestó una camarada profesora. “Son otro partido capitalista.”
“Eso es cierto”, admitió la primera maestra. Añadió: “Los votantes en EE.UU. están motivados principalmente por el miedo”.
“Eso también es cierto”, respondió la camarada. “Los republicanos movilizaron su base fomentando el miedo a los inmigrantes y a los negros. Los demócratas movilizaron su base difundiendo miedo a los republicanos.
“Y esa es parte de la razón por la que trabajar en las elecciones no es una buena manera de iniciar conversaciones sobre la sociedad que realmente necesitamos”, continuó la camarada, entregándole a su amiga la ultima edición de Bandera Roja.
El racismo más descarado fue el ataque republicano contra la caravana de refugiados de Centro América. Los candidatos negros, latinos, musulmanes e indígenas – especialmente las mujeres – fueron ridiculizados e insultados. La supresión de los votantes estaba dirigida desvergonzadamente contra los barrios negros e indígenas, y alteró elecciones claves.
La mala noticia es que demasiados trabajadores blancos no vieron el racismo como lo que es: un ataque contra toda la clase obrera. Por otro lado, los candidatos negros y latinos ganaron elecciones en muchos distritos principalmente blancos.
La otra mala noticia es lo que los medios capitalistas están promoviendo como buena noticia: casi la mitad de los posibles votantes votaron, a pesar de la supresión racista. Esta fue la mayor participación en una elección no presidencial desde al menos 1966. En algunos lugares – como la participación de indígenas en Dakota del Norte- los intentos de supresión fracasaron y aumentaron el número de votantes.
¿Por qué decimos que estas son malas noticias? Porque votar no puede acabar con el racismo. El racismo tiene sus raíces en la necesidad capitalista de dividir y subjugar a las masas obreras mientras acumula enormes ganancias de la superexplotación.
Los demócratas quieren que temamos a los republicanos, pero lo que más temen es el potencial revolucionario de las masas para destruir el capitalismo racista. Votar, en el mejor de los casos, es una distracción de la verdadera tarea antirracista de movilizar para el comunismo.
La buena noticia es que mucha gente de todas las edades ya ve que el sistema bipartidista del capitalismo estadounidense no puede ni quiere “arreglar” lo que está malo en el mundo de hoy. Ellos quieren una alternativa y nosotros la tenemos.
Una joven adulta se alegró de recibir Bandera Roja de un camarada en una reunión postelectoral de “demócratas progresistas”. Ella había visto el periódico antes.
“¿Qué te parece?”, preguntó el camarada.
“Estoy de acuerdo”, contestó ella, e intercambiaron información para contactarse.
Hay más.
Más allá de la supresión de votantes hay un problema mayor. El sistema electoral estadounidense nunca fue diseñado para representar a las masas ni para permitir que las masas decidan algo.
Desde el principio, se creó para representar a los Estados. Eso significaba (y sigue significando) los grupos de capitalistas que dirigen los Estados. Incluso, cuando menos del 10% de todos los adultos estadounidenses podían votar, la Constitución les impedía tener voz y voto directos. El dinero gobernaba, no “el pueblo”.
Los “Demócratas Progresistas” dicen que quieren “sacar el dinero corporativo de la política”. La única manera de hacerlo sería deshaciéndose de las corporaciones y de todo el sistema monetario capitalista. Lo haremos, con la revolución comunista, no votando.
Y más.
Los anticomunistas liberales hacen un gran escándalo porque los comunistas no creen en la “democracia” (votación). Eso es cierto. Votar no es la mejor manera de tomar decisiones, incluso cuando podemos decidir las cosas por nosotros mismos.
La camarada maestra, citada anteriormente, explicó esto en una reunión del comité en el trabajo. “¿Por qué pensaríamos que la mejor manera de tomar la mejor decisión para un grupo es preguntarle a cada persona qué es lo que quiere personalmente? Deberíamos de estar pensando en lo que es mejor para el grupo”.
Así es como el comunismo funciona ahora y funcionará en el futuro. Nos esforzamos por conseguir que el mayor número posible de personas participe en los colectivos comunistas. En estos colectivos, empezamos por preguntarnos qué es lo que más necesitan las masas obreras. Discutimos cómo podemos trabajar juntos de la manera más efectiva para lograrlo.
Hoy, podríamos estar decidiendo cómo mejorar Bandera Roja o cómo podemos hacer avanzar el trabajo industrial del Partido a nivel internacional. Cuando estemos construyendo el poder comunista en el futuro, podríamos estar decidiendo qué producir o cómo expandir la revolución. Siempre tenemos que discutir cómo traer más camaradas a los colectivos del Partido.
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