La crisis climática global es real, aún cuando las peores consecuencias están todavía a décadas de distancia. El mundo necesita hacer una transición para abandonar los combustibles fósiles lo más rápido posible. Pero el fiasco de Macron con impuestos más altos sobre el diesel y la gasolina demuestra que el capitalismo solo puede lograrlo – si acaso – a expensas de la clase obrera.
Macron hizo una gran campaña en torno a un programa para implementar el Acuerdo Climático de París reduciendo las emisiones de carbono en un 75%. Los “chalecos amarillos” lo obligaron quitar los impuestos que se suponía ayudarían a lograr eso.
¿Son los “chalecos amarillos” negadores climáticos y anti-ambientalistas? ¡No! Se opusieron al impuesto sobre el combustible porque afectó más a los obreros de bajos ingresos, reduciendo aún más su nivel de vida. Aún así, eso apenas haría mella en el problema comparado con las emisiones de carbono de la producción industrial y del ejército.
La economía capitalista busca “soluciones mercantiles eficientes” como los impuestos al carbono que elevan el costo de la contaminación y, por lo tanto, supuestamente reducen la demanda. ¿Absorberán las corporaciones esos costos aceptando menos ganancias? ¡No pueden!
Durante más de un siglo, el capital financiero ha dominado la economía global. Su impulso interno básico es maximizar las ganancias. Por lo tanto, los costos más altos de carbono salen de las espaldas obreras, reduciéndoles su nivel de vida.
Nosotros, las masas, estamos entre la espada y la pared. Nuestras necesidades de supervivencia a corto plazo están en contradicción con nuestras necesidades de supervivencia a largo plazo. Sólo la revolución comunista puede sacarnos de esta trampa.
El comunismo no tendrá mercados. No intercambiaremos cosas por dinero o cualquier otra cosa. Al contrario, compartiremos según la necesidad. El impulso interno del comunismo es maximizar la satisfacción de nuestras NECESIDADES – incluida nuestra necesidad de un planeta habitable.
Sí, tendremos que hacer algunas decisiones difíciles. Pero las haremos juntos, teniendo en cuenta las necesidades de todos. Nuestro Partido Comunista Obrero Internacional organizará a la mayor cantidad de personas posible (eventualmente a todos) en una red interconectada de colectivos para tomar estas decisiones, implementarlas y evaluar los resultados.
En el comunismo, todos nos beneficiaremos pero nadie sacará ganancias.
¿Es posible esto? ¡Claro que si! Los seres humanos vivieron en sociedades comunistas por decenas de miles de años. Algunos vivieron así hasta bien entrado el siglo 20.
La sociedad de clases surgió hace relativamente poco tiempo, como unos ocho mil años. Ha pasado por grandes cambios. El feudalismo suplantó a la esclavitud. El capitalismo suplantó al feudalismo. La desaparición de la “clase media” hoy día es la culminación de una creciente polarización del mundo hacia las masas de explotados y el puñado de explotadores.
La revolución comunista no cambiará simplemente la forma de la sociedad de clases. Abolirá las clases por completo.
Los “chalecos amarillos” muestran el poder de las masas en movimiento. Este es el poder – cuando sea movilizado para el comunismo – que salvará nuestras vidas en la tierra.