LOS ANGELES, USA—“Una sirena anuncia las 12 del mediodía, y el taller de mecánicos, de servicio y otros obreros y obreras de mantenimiento se dirigen a sus actividades de recreo, apenas media hora de descanso.
Algunos lo usan para jugar basquetbol, otros dominó, y nuestro grupo se dirige a una reunión a discutir las ideas comunistas. Van llegando de uno a uno, pero falta uno, ¿Dónde está el camarada Horacio, dijo que venía? Luego llega y se une al grupo de 6 obreros. (Autocrítica que no hay obreras).
Casi todos los presentes son jóvenes obreros, y pienso, “que bello será el día en que estos camaradas en lugar de estar vistiendo el uniforme de mecánicos estén vistiendo el uniforme de la Guardia Roja.
Comenzamos la reunión leyendo el artículo de mecánicos de MTA en Bandera Roja, y es precisamente el obrero Saúl, quien es mencionado en el artículo, el encargado a empezar la lectura en voz alta para que luego otros lo terminen de leer. Pero a medida que va leyendo, se entusiasma y se ofrece a terminarlo de leer. Todos escuchamos atentamente.
Al terminar de leer, comentó, “Es cierto al principio estaba inseguro. Pero más y más me estoy dando cuenta que el comunismo es una buena solución, porque miro y observo alrededor y veo problemas por doquier. Por ejemplo los obreros en Francia, la gente de Centro América (Caravana) y aquí mismo la clase dominante nos tiene con la soga al cuello. Yo por ejemplo, hasta el día de hoy no he podido proveer a mi familia de vivienda cómoda, el salario apenas alcanza para sobrevivir”.
Otro camarada intervino y dijo, “Y esto que tu supuestamente ganas un salario decente y si pensamos en los miles de obreros y obreras que trabajan por salarios de hambre”.
Los ejemplos se extendieron y todos teníamos una experiencia de miseria que contar. Familias que viven junto a otras familias para poder pagar la renta, otros hablaron de familias que viven en edificios destartalados. Trabajadores enfermos sin poder pagar las medicinas. Todo esto es parte de los muchos males del capitalismo.
“Yo he vivido bajo esas condiciones. Por eso me he convencido que tenemos que organizar el Partido (PCOI), porque no me cabe duda que si nosotros no dirigimos la lucha, alguien más lo va a hace pero no para revolución comunista que todos los trabajadores necesitamos, sino por otra cosa, como sucede en Francia, Honduras, o con los maestros aquí con sus marchas”, dijo Saúl.
El camarada encargado de la reunión explicó la importancia del PCOI como dirigente de las luchas obreras y en particular y especialmente de nuestra línea comunista. El mencionó el porque los obreros industriales son importantes en esta lucha. Su papel colectivo en la producción, donde se centra la explotación capitalista, los hace clave. Cuando se vuelven comunistas, pueden dar liderato clave a las masas. También recalcó la importancia de hacer trabajo político dentro del ejército burgués. También dijo que los estudiantes y maestros también son importantes, al igual que todos aquellos de nuestra clase que estén dispuestos a luchar por el comunismo.
El camarada Horacio también mencionó la línea multirracial del PCOI, el trabajo internacional y la necesidad urgente de más miembros del Partido. Dijo “No tenemos otra alternativa, tenemos que hacer de este Partido una gran fuerza política”.
Saúl terminó diciendo, “Me gusta y quiero ser miembro de Partido para poder ganar a otros trabajadores al Partido. Necesito aprender más de la línea política porque existe mucha desinformación y es importante poder explicar las ideas comunistas”.
Suena nuevamente la sirena, cada uno toma Bandera Roja y un folleto de Movilizar a las Masas para el Comunismo y regresa a su lugar de trabajo.
A veces, subestimamos el potencial de los compañeros de trabajo cuando plantean muchos desacuerdos, pero luego descubrimos que habían estado pensando acerca de estas ideas todo el tiempo y que están mucho más cerca del Partido de lo que pensamos.