Los Trabajadores Necesitan Una Visión Política Clara y Un Liderazgo Decisivo Para Conquistar el Poder y Construir Una Nueva Sociedad
El primer artículo de esta serie mostró cómo la Comuna de París, un importante acontecimiento histórico, surgió de la Guerra Franco-Prusiana (1870-71). Abrió la era de la revolución mundial de la clase obrera. Por primera vez, los trabajadores tomaron el poder y lo utilizaron para organizar y administrar la sociedad en su propio interés. Construimos sobre su legado luchando por el comunismo y nada menos: un mundo donde las masas producen y distribuyen todo para satisfacer sus necesidades colectivas.
Las masas que organizaron la Comuna de París vieron que necesitaban la lucha armada para establecer y defender su nueva sociedad.
Durante el asedio prusiano a París, las masas pasaron hambre y murieron de enfermedades mientras los ricos bebían champaña. Las masas convirtieron los ayuntamientos en comedores populares y los teatros clausurados en centros de Clubes Rojos que albergaron a refugiados y se convirtieron en foros para debates diarios. Allí, los trabajadores masificaron la idea de la Comuna como una alternativa al poder capitalista.
La Comuna comenzó una nueva forma de vida. Declararon una moratoria sobre la renta y prohibieron los desalojos. Se hicieron cargo de los hoteles para albergar a los que quedaron sin hogar por la guerra y por la destrucción de sus barrios por parte de Napoleón III.
Animaron a los trabajadores a hacerse cargo de sus lugares de trabajo. Las mujeres participaron en todos los aspectos de la Comuna.
Liberaron la educación del control de la Iglesia Católica, a la que atacaron por defender a los ricos y por solo enseñarles a los hijos de los obreros a ser esclavos asalariados. Dijeron que la educación y el trabajo deberían combinarse durante toda la vida de una persona: “Una persona que maneja una herramienta también debe poder escribir un libro con sentimiento y talento”. Insistieron que las niñas deben ser educadas al igual que los niños.
La Guardia Nacional Se Convierte en un Ejército de Trabajadores
Para 1871, la Guardia Nacional en París había crecido a 340,000 hombres. Muchos trabajadores desempleados se habían unido para recibir un pequeño subsidio. Otros ingresaron para defender París.
Por cerca de cien años la Guardia había elegido a sus propios oficiales, como una forma de ganar a los ricos a servir en la guardia para defender a Francia. Pero ahora que los obreros airados y hambrientos se unían en grandes cantidades, eligieron líderes que representaban los intereses obreros. Algunos eran comunistas. Las unidades de la Guardia Nacional tenían constantes discusiones políticas masivas.
En febrero, se formó la Federación de la Guardia Nacional. Siete mil doscientos delegados se reunieron y declararon que “la Guardia Nacional debe en adelante reemplazar a los ejércitos permanentes que solo han sido siempre instrumentos del despotismo y que inevitablemente provocan la ruina del país… La milicia ciudadana nacional es la única fuerza nacional, excluyendo cualquier otra.”
El gobierno francés se aterrorizó ante la creciente rebelión de la Guardia Nacional de París y de las masas. El 18 de marzo, el ejército francés vino por sus cañones. Pero las masas de París derrotaron al ejército francés y lo enviaron de regreso a Versalles.
Negociaciones con los Capitalistas Debilitan la Comuna
Los blanquistas, que eran marxistas, argumentaron a favor de marchar inmediatamente sobre Versalles el 19 de marzo para tomar la iniciativa, mientras que muchas tropas y oficiales franceses todavía eran prisioneros alemanes. Instaron a la derrota de los capitalistas franceses mientras llamaban a los soldados simpatizantes y a los trabajadores de toda Francia a apoyar a la Comuna. Desafortunadamente, aún no habían construido una base política masiva para esta estrategia.
Fueron derrotados por los seguidores más numerosos de Proudhon, un anarquista que abogó primero establecer la Comuna como un modelo de transformación social mientras se negociaba con el gobierno. En vez de marchar a Versalles, celebraron elecciones al Consejo de la Comuna.
Pero los gobernantes en Versalles no tenían ninguna intención de negociar. Planeaban aplastar la Comuna y tomar París por la fuerza. Poco después de que comenzara la Comuna, el gobierno francés comenzó a atacarla y a bombardear las afueras de París.
Para cuando los comuneros marcharon sobre Versalles, los capitalistas franceses se habían reagrupado. Se habían rendido a los prusianos. A cambio, los capitalistas alemanes, igualmente temerosos de insurrecciones obreras, liberaron a miles de tropas francesas capturadas para que atacaran la Comuna.
Aun así, los comuneros mantuvieron a raya al ejército francés durante dos meses, librando batallas todos los días. Finalmente, a fines de mayo, el ejército de los capitalistas franceses atacó a París con 200,000 tropas. Ayudado por el gobierno y ejército alemán, desataron una campaña de asesinato y terror contra las masas parisienses.
Durante una semana de combate intenso, las masas establecieron y valientemente defendieron enormes barricadas, pero no había un plan centralizado. Entre 3.000 y 10.000 comuneros fueron muertos. Después, decenas de miles más fueron ejecutados por órdenes del gobierno francés (apoyado por todos los demás gobiernos capitalistas) tratando de ahogar en sangre la memoria de la Comuna de París.
Con una lealtad feroz, las masas lucharon por la Comuna. Pero carecían de una clara estrategia centralizada basada en el entendimiento de que el Estado capitalista, el enemigo mortal de la clase obrera, debe ser eliminado y reemplazado por una sociedad comunista. Y no tuvieron un partido comunista masivo para liderar su lucha.
Cuando se enfrentaron a la guerra imperialista y al hambre masiva, las masas se levantaron, tomaron el poder y establecieron una sociedad basada en principios comunistas. Hoy es un faro para los trabajadores del mundo; sus valiosas lecciones pertenecen a toda la clase obrera. ¡Este Primero de Mayo, recordemos la Comuna de París y Marchemos por el Poder Obrero Comunista!
PARÍS, 29 de marzo – Decenas de miles de trabajadores, docentes y estudiantes inundan las calles en solidaridad con los trabajadores ferroviarios que están perturbando a Francia con huelgas intermitentes. Están protestando contra los cambios propuestos por el presidente Macron al sistema ferroviario, las admisiones universitarias y los beneficios de desempleo y pensión. Los trabajadores ferroviarios en el Reino Unido también se han ido a huelga.
A medida que se acerca el 50º aniversario del levantamiento de trabajadores y estudiantes franceses en “mayo de 1968”, muchos piden un “mayo del 2018”. Si se desarrolla otra situación objetivamente revolucionaria, aprovechemos esta vez movilizando masas para el comunismo. ¡Más próximo número!