Los Trabajadores Necesitan la Revolución Comunista, No Elecciones Democráticas, Parte II
La historia es propaganda. Por lo menos, la historia que nos inculcan los libros escolares, las películas y los medios de comunicación. Dondequiera que miremos, nos presentan la democracia en términos brillantes. Está vinculada con el respeto para el ser humano, una sociedad tolerante, paladín de la igualdad… En EE. UU., India, China, Austria y otros lugares, se les pide a millones de personas que se opongan al creciente fascismo peleando por la democracia.
No podemos permitir que esto suceda. La democracia es, y siempre ha sido, una mentira. Promete igualdad pero ofrece desigualdad. Sirve a las necesidades de la producción capitalista, no a las necesidades de las masas.
Eso fue definitivamente cierto en la antigua ciudad-estado griega de Atenas. Los historiadores la califican como “la cuna de la civilización occidental y el lugar del nacimiento de la democracia”. Los avances más significativos vinieron de un gobernante llamado Solón que representaba a los mercaderes contra los aristócratas terratenientes. Debido a la creciente producción de mercancías (producción para las ganancias privadas y no para necesidades sociales), Atenas en el siglo VI estaba en crisis. Los empobrecidos campesinos libres estaban sin hogar en los campos que antes eran suyos. Estaban al borde de la insurrección, amenazando con aliarse con los esclavos en las minas de plata en Laurion. Estas minas eran la fuente básica de la riqueza de comerciantes y aristócratas.
Solon revivió la asamblea popular de tiempos tribales (comunismo pre-clases) pero introdujo un Consejo de 400 en el cual yacía el poder político real. Prohibió la esclavitud para los ciudadanos (no para inmigrantes o extranjeros) y prohibió la exportación de maíz, lo cual redujo el precio de los alimentos. A partir de ese momento, la producción y la esclavitud crecieron. Los esclavos en Grecia no solo extraían la plata, extraían el mármol, ayudaban a construir la Acrópolis y se usaban ampliamente en la fabricación de cuchillos, ollas, armas, lámparas, estatuas, etc. Se podría decir que el campesino griego obtuvo el voto democrático (pero no el poder) mientras que el esclavo extranjero obtuvo el látigo democrático y una muerte prematura. La democracia, la esclavitud y la producción de mercancías crecieron de la mano: ¡un comentario apropiado acerca de la “cuna de la civilización occidental”!
La Democracia Moderna: La Esclavitud y el Racismo
Una historia similar se repite cientos de años después con el desarrollo del capital industrial. La democracia moderna se estableció primero en Inglaterra. Comerciantes, banqueros e industriales finalmente obtuvieron la “libertad” por la que habían estado luchando cuando, lo que los historiadores llaman la “Revolución Gloriosa”, triunfó en 1688. Cambió el equilibrio del poder del Rey al Parlamento. La producción de mercancías – la capacidad de sacar ganancias de la explotación laboral – ya no era solo el privilegio de los favoritos del rey. Una compañía como Royal African Company (La Compañía del Rey), que hacia 400% de ganancia en el viaje de cada barco de esclavos, perdió su monopolio sobre el comercio de esclavos.
Los frutos inmediatos de la primera democracia parlamentaria del mundo fueron una explosión en el comercio de esclavos. En 1699, el puerto de Liverpool, Inglaterra, empleaba solo un barco en la trata de esclavos. ¡Para 1792, había 132! Durante años, alcaldes y concejales de la ciudad se revolcaron en este asqueroso negocio. Cada ladrillo en sus magníficos edificios municipales, solían decir, estaba cementado con la sangre de los esclavos. El capitalismo moderno se construyó sobre las súper ganancias de la trata de esclavos, la esclavitud y la democracia. ¿Por qué llamarla la “Revolución Gloriosa” cuando lo primero que hizo fue democratizar las ganancias exprimidas de la esclavitud?
La democracia permite que todos los comerciantes y banqueros ingleses persigan su parte del 400% de ganancias por viaje, condena a la tripulación inglesa a salarios mortales (1 de cada 5 muertos por viaje) y al africano capturado, al infierno de la vida bajo el látigo y cadena. De nuevo, la democracia y la esclavitud crecieron agarrados de la mano. Con el renacimiento de la democracia, la opresión y la explotación de las masas aumentaron.
.Pero no fueron solo los capitalistas incipientes en Inglaterra los únicos beneficiados. Sus primos en Norte America (Nueva Inglaterra, Rhode Island y Massachusetes) también lo hicieron. Esta región se convirtió en la mayor comunidad de trata de esclavos en América. Construyeron y equiparon los barcos, reclutaron tripulaciones, financiaron los viajes y disfrutaron las ganancias sucias del comercio más lucrativo de los siglos XVII y XVIII. No solo hizo que las Colonias fueran financieramente viables sino también lo suficientemente fuertes como para ser políticamente independientes de Inglaterra.
El próximo artículo de esta serie analizará la Constitución de EE. UU. y el genocidio de los nativos americanos.