El Primero de Mayo, Mexico, 2018
México—En una reciente discusión, un amigo médico contaba entusiasmado anécdotas de la elección. Su esposa atinadamente dijo “¿no habíamos quedado que AMLO era igual que los demás: defensor del capitalismo?”
“Si claro”, contestó, “quizá hasta más dañino pues hizo creer a millones de trabajadores que él era su salvación. Y quitarles esas ideas llevará tiempo. Los medios masivos pregonan que fue un triunfo de la democracia. Pero la democracia desde su surgimiento en Grecia, excluía a los esclavos”.
Ella dijo que López Obrador (AMLO), no sólo aceptó a candidatos apoyados por el “narco” sino que pactó con la oligarquía financiera y empresarios ligados a tal tráfico. Alguien más dijo que una parte de la burguesía internacional a través de la comisión sobre drogas de la ONU propugna despenalizar todas las drogas. Pero, quienes se oponen son los gobernantes actuales en cada país pues perderían el negocio.
Lo que la clase de los trabajadores asalariados modernos, el proletariado, necesita no es la democracia de un tipo nuevo, o un gobierno menos corrupto, sino tomar el poder derrocando a la burguesía para abolir el trabajo asalariado y toda relación mercantil como forma de vida. Produciremos para nuestras necesidades y en nuestro interés de clase, nada se comprará ni se venderá, por tanto no necesitaremos el dinero nunca más. El gobierno de la clase trabajadora defenderá tales logros. Con ello terminará la prehistoria de la humanidad, la lucha seguirá, hombro con hombro contra los vestigios del capitalismo.
El triunfo de López Obrador y su partido MoReNa no es, como dicen los politiqueros, una “conquista trascendente del pueblo”, el Estado se reconstituyó, se fortaleció: la masiva participación del electorado (más de 60% del padrón), se volvió rápidamente victoria de las instituciones del capitalismo.
El reconocimiento de Meade, el candidato oficialista, la noche de la elección, y la secuela de eventos que concluyó con el mensaje de Peña Nieto y el discurso conciliador de L. Obrador, hace suponer que no habrá castigo por los crímenes de Estado y lesa humanidad del gobierno saliente, ni litigio penal sobre el saqueo del erario y la evidente complicidad de los tres niveles de gobierno con el crimen organizado. Una concertación.
En su primer discurso como presidente electo, López Obrador tranquilizó a las corporaciones capitalistas, no tomará medidas radicales, se respetarán los contratos, no habrá expropiaciones. Reiteró la idea rectora de su campaña de que la corrupción es la causa de todos los males del país, negando que ella sea inherente al capitalismo, cuya piedra angular es la expropiación del trabajo de la clase trabajadora y el despojo de recursos naturales por las corporaciones.
El trabajo no pagado a los trabajadores, el valor de la producción que excede al salario (el plusvalor) es mayor a la riqueza acumulada por la corrupción, la cual se paga con aquel plusvalor. La idea de la corrupción como causa de los males encubre la explotación, el uso de la fuerza de trabajo ajena y encubre la lucha de clases, su lema “Por el bien de todos, primero los pobres”, fue complementado, “un país para todos: empresarios, trabajadores…”
Engáñese quien quiera. ¡Las zonas económicas especiales van!, aeropuertos, carreteras, refinerías, ferrocarriles, Y “poncho” Romo, el empresario estrella, coordinador del gabinete de AMLópez O, ha sido claro: dependerá de la iniciativa privada pues el gobierno estará en austeridad, sin dinero para las necesidades obreras.
El capitalismo, especialmente en crisis, solo ofrece explotación, corrupción, pobreza y guerras a la clase obrera. Las masas quieren y necesitan un mundo diferente. Esta es una oportunidad para mostrar que solo el comunismo satisfacerá las necesidades de las masas. En el comunismo, planificaremos y produciremos colectivamente solamente para satisfacer las necesidades de los trabajadores.
No se trata de “llevar al país hacia un cambio verdadero”, se trata de la clase trabajadora en todo el mundo, no se trata sólo de resistir a las corporaciones capitalistas y a sus gobiernos sino de acabar con ellos sobre la faz de la tierra. La “democracia representativa” limita la participación de los trabajadores a la votación, a un sólo día, a partir del cual, los asuntos públicos quedan en manos de políticos profesionales que se desentienden de nuestras necesidades.
Los trabajadores necesitamos participar cada día para emanciparnos de los capitalistas a través de la revolución y construir la sociedad comunista que merecemos-libre de la explotación y corrupción. Esto es posible sólo construyendo nuestro partido mundial, el PCOI! ¡Únete a nosotros! ¡Ayuda a movilizar a las masas para luchar y construir un mundo comunista!