Donald, Declive y Decadencia

La Revolución Comunista Destruirá el Fascismo y Guerras Imperialistas

“La competencia entre las grandes potencias es ahora el enfoque principal de la seguridad de los EE. UU.”, declaró el secretario de guerra Mattis en enero 2018.

En el fondo, esta es la competencia entre los capitalistas más grandes del mundo para maximizar sus ganancias dominando la mano de obra, los recursos y los mercados en todo el mundo. Durante un poco más de un siglo, esta rivalidad imperialista, que estalla periódicamente en una guerra mundial, ha impulsado los acontecimientos mundiales.

Excepto, es decir, cuando las masas revolucionarias se han levantado, con el liderazgo comunista, para luchar por el poder obrero.

Los imperios se erigen sobre las espaldas de los trabajadores que explotan, especialmente los de ultramar. Y cuando estos imperios caen en manos de sus rivales, destruyen las vidas y los cuerpos de esos trabajadores.

Se dice que “cuando los elefantes pelean, el sácate es pisoteado”. ¡Pero la clase trabajadora no es sácate! Somos la fuerza más poderosa de la historia. Las luchas entre los gobernantes imperialistas crean oportunidades para que destruyamos su racista sistema mortal con la revolución comunista.

El Imperialismo de EEUU en Declive – Los Gobernantes Estadounidenses en Caos

Estados Unidos ha sido la potencia imperialista dominante durante 70 años mediante una combinación de poderío militar, alianzas diplomáticas y peso económico. Pero no es ningún secreto que el imperialismo estadounidense ha ido perdiendo terreno, especialmente a una China abiertamente capitalista.

Con Trump en la Casa Blanca, el Declive del Imperialismo Estadounidense se Acelera Rápidamente.

En el frente diplomático, Trump se deleita en el aislacionismo. Escupe en las caras de viejos aliados de EE. UU., más recientemente en la reunión del G7 en Canadá. Destruye todo lo que queda del reclamo ínfimo del imperialismo de EE.UU. sobre el “liderazgo moral”. Le quita presupuesto al Departamento de Estado. Y, como Mattis declaró, “Si el Departamento de Estado no es financiado totalmente, entonces tengo que comprar más municiones”.

Un analista comparó esto con la caída de los imperios del pasado: “En ninguno de esos casos encontrará uno a una gran potencia intencionalmente desmantelando sus propias alianzas. Él realmente está engrandeciendo el declive de nuevo”.

Los antiguos aliados de EE. UU. están luchando por formar nuevas alianzas. La china de Xi Jin-Ping ya es la principal beneficiaria.

Muchos líderes claves del imperialismo de EE.UU. rápidamente decidieron que la presidencia de Trump era intolerable. “A pesar de la podredumbre visible en la posición de los Estados Unidos y su capacidad para influir en los asuntos mundiales”, escribió el ex asesor de Bush, Elliot A. Cohen, en la revista Atlántico (septiembre 2017), “mas se está extendiendo por debajo de la superficie. … Las enormes fallas de la política exterior son como los ataques cardíacos: … el vértigo y el latido pulsante que uno siente hoy augura algo mucho peor mañana… Sería como el mundo de fines de la década de 1920 o principios de la de 1930: desordenado e inestable, pero con algo mucho peor que seguirá”. Lo que siguió en ese entonces fue la guerra mundial.

Otros, principalmente republicanos, han abrazado la diplomacia unilateral de Trump, así como su racismo abierto y su apoyo a fascistas. El patriotismo incuestionable que él construye, mientras divide a la clase obrera de EE.UU. es útil para el capitalismo. Y están felices de usar Trump para reducirles los impuestos a los ricos mientras recortan programas que ayudan a los pobres.

Pero las nuevas tarifas de Trump—especialmente las de acero y aluminio— pueden estar cambiando la ecuación. Pero, aun si se pudiera evitar una guerra comercial a gran escala, estos impuestos a la importación reducen las ganancias tanto de grandes como de pequeñas empresas manufactureras. Los impuestos en represalia—desde Europa hasta India y China y más allá— perjudicarán las exportaciones estadounidenses.

No son solo los financieros de Wall Street y sus aliados en la industria manufacturera quienes se oponen a estas tarifas. También es la Fundación Koch Brothers, que representa a la facción capitalista de petroleros sureños nuevos la cual ha luchado encarnizadamente contra la sección principal (Wall Street) del imperialismo estadounidense. Decenas de millones de dólares de Koch se están invirtiendo en las campañas para elegir congresistas apoyando a los polítiqueros de “libre comercio” (¡incluso algunos demócratas!) contra los partidarios de Trump.

El imperialismo de EE.UU. en Declive por Sus Contradicciones Internas

La decadencia del imperialismo de EE.UU. empezó mucho antes de Trump. Su causa subyacente es el proceso mismo de desarrollo capitalista que una vez lo llevó a la cima.

El capitalismo mismo separó a los dueños del capital de su aplicación a la producción. Separó el capital monetario del capital industrial. Los capitalistas que vivían de sus inversiones estaban cada vez más aislados de quienes organizaban y administraban la producción.

La dominación del capital financiero es característica del imperialismo. La exportación de capital (inversión extranjera) es una de sus características claves. Como dijo Lenin, el “estado rentista” del capitalismo financiero “es un estado del capitalismo parasitario y en descomposición [que] no puede dejar de influir en todas las condiciones sociopolíticas de los países afectados”.

Desde 2012, hasta los economistas capitalistas han advertido que “demasiadas finanzas son malas para la economía”. Uno argumentó en 2013 que el sector financiero había “consumido el crecimiento económico de Estados Unidos”. El sector financiero atraía un récord del 9% de la producción total de EE. UU., unos $ 1.4 billones, sin producir nada y sin siquiera hacer que la economía funcione más fluidamente.

Y, otro analista escribió tres años después, la “financiarización”, respaldada por los demócratas y republicanos por igual— intensifica la desigualdad económica. Y los trabajadores lo saben. Si el racismo y el patriotismo no los ciega a su interés de clase, se desilusionan con los polítiqueros abiertamente capitalistas. Pueden ver a “populistas” como Trump o Bernie Sanders como la solución.

No podemos permitir que eso suceda. El populismo de Trump no es más ni menos que el fascismo. No puede ser derrotado exigiendo la “democracia” o incluso el “socialismo”. La única forma de derrotar al fascismo -la forma política del capitalismo financiero parasitario en descomposición – es con la revolución comunista.

Los artículos, en esta edición, desde Seattle (EE. UU.) a El Salvador y a Sudáfrica muestran, una y otra vez, que masas de trabajadores y estudiantes están listos, dispuestos y deseosos de acoger las ideas comunistas.

Que los imperialistas se concentren en la “competencia entre las grandes potencias”. Las masas -trabajadores, jóvenes, soldados, campesinos y otros más- debemos concentrarnos con intensidad de láser en la lucha de clases revolucionaria por el comunismo.

Los Angeles, USA – 27 de enero del 2017: “En el Comunismo no habrá Dinero, ni Racismo, ni Sexismo, ni Fronteras o Naciones PCOI” | “No a lasProhibiciones,No a los Muros,Sí a un MundoComunista Sin Fronteras”

Enero, 2017

 

Primera página de esta edición

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