Crisis Capitalista en Brasil

Ataques Contra Trabajadores Crean la Necesidad y Oportunidad para la Revolución Comunista

23 de junio— “El sindicato nos advirtió que no nos uniéramos a la huelga general. Le dijimos al sindicato que se fuera al diablo”, dijo un lector de Bandera Roja en Sao Paulo, Brasil.

Este obrero aeroespacial de Embraer estaba entre los 50 millones de trabajadores en 300 ciudades y en los 28 estados de Brasil que se unieron a la huelga general el 14 de junio.

Obreros de las refinerías, trabajadores de tránsito, estudiantes y profesores de escuelas y universidades. Obreros en las minas y en la industria metalurgia pesada. Trabajadores de saneamiento, empleados del gobierno y más se lanzaron a las calles. Paralizaron completamente a Brasil.

La ira y la frustración de los trabajadores llegaron a un punto candente cuando el gobierno propuso aumentar la edad de jubilación a 65 años. Menos del 10% de los brasileños tienen más de 65 años. La mayoría de los trabajadores morirán trabajando.

Esto está sucediendo en todo el mundo.

La Crisis Capitalista y la Competencia Interimperialista Destruyen las Vidas Obreras

La crisis financiera estadounidense de 2007 se convirtió en una recesión mundial que afectó gravemente las condiciones de vida de la clase obrera brasileña.

Brasil es un vasto país con una enorme riqueza mineral y petrolera. Tiene grandes industrias agrícolas y carniceras. Sin embargo, la recesión de 2008 provocó un colapso en la demanda de estos recursos y productos. La caída de precios de las materias primas afectó a los bancos que habían otorgado préstamos para construir o modernizar fábricas, autopistas y aeropuertos.

Una consecuencia de la crisis fue que, para 2009, China había duplicado su participación en las exportaciones de Brasil. Había reemplazado a Estados Unidos como el mayor socio comercial de Brasil, ubicando a la Unión Europea (U.E.) como el segundo socio más grande de Brasil.

Cada vez más, Brasil exportó productos básicos agrícolas y minerales a China y la UE. En contraste, para 2018, las exportaciones brasileñas a Estados Unidos en 2018 eran principalmente productos industriales.

La reacción política de los capitalistas brasileños ante la crisis fue deshacerse de los gobiernos populistas del ex presidente Lula y su sucesora, Dilma Rousseff.

Este enero, instalaron al actual presidente, Bolsonaro. Es un “ultra conservador” (algunos dirían fascista) que agudizó los ataques contra la clase obrera al debilitar las leyes laborales. El objetivo es hacer que los capitalistas brasileños sean más competitivos.

Los patrones brasileños entonces comenzaron a reemplazar a los trabajadores regulares por trabajadores contractuales. Ahora, oficialmente la tasa de desempleo es del 13% (probablemente más alta) y más del doble de eso entre jóvenes.

Los gobernantes brasileños, como otros capitalistas, usan el racismo para dividir a la clase obrera y superexplotar a los obreros negros e indígenas. El desempleo en estos más oprimidos grupos llega tan alto como el 70%.

Derrotemos al Capitalismo Racista Movilizando a la Poderosa Clase Obrera para el Comunismo

El capitalismo constantemente crea diferencias, entre los trabajadores de todo el mundo, usando el invento de “razas”, la religión, el origen étnico, el género, el idioma y otras cosas. Pero al mismo tiempo, crea una poderosa clase obrera.

Desde Brasil hasta Sudáfrica, desde Estados Unidos hasta el norte de África, desde México y El Salvador hasta China e India y más allá, la clase obrera internacional enfrenta el mismo problema: la esclavitud asalariada. La brutalidad de este sistema salarial es cada vez más horripilante y generalizada.

Solo destruyendo nuestro enemigo de clase con el comunismo podemos crear la sociedad que necesitamos. Una donde cada cual pueda contribuir con su trabajo para ayudar a todos. En el comunismo, podremos contribuir a la sociedad toda nuestra vida sin que seamos trabajados a muerte.

Una vez que erradiquemos la esclavitud salarial y el sistema de ganancias, no habrá más racismo, desempleo, hambre, falta de vivienda, terror policial, genocidio o guerras por recursos naturales. La continua lucha ideológica comunista ganará a las masas a reemplazar la competencia con la colectividad.

La posibilidad de construir el comunismo se está volviendo más real cada día. Los patrones en todo el mundo están mostrando los males de su sistema al usar el terror y la violencia masiva.

Nuestro camino es largo. Hay peligros y oportunidades.

Muchos trabajadores que nos rodean están de acuerdo en que el comunismo es la única solución. Pero no están convencidos de que podamos lograr este objetivo. Los artículos en Bandera Roja, incluidos los de India y Sudáfrica, comienzan a mostrar cómo un pequeño grupo como el PCOI tiene el potencial de crecer masivamente y, eventualmente, acabar con los capitalistas y su sistema.

El pequeño grupo de lectores de Bandera Roja en Brasil está muy animado por la huelga general. Prometen leer y escribir para Bandera Roja. Una tarea inmediata es garantizar una lucha constante con nuestros amigos para que ingresen al PCOI. Otra es traducir algo de nuestra literatura al portugués y asegurarse de que más trabajadores y jóvenes brasileños puedan leerla.

Primera página de esta edición

 

 

 

 

 

 

 

 

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