Sony Massey: Ninguno de Nosotros Es Libre Hasta que Todos Seamos Libres aquí ♦ Base Naval Port Chicago— Gobernantes Racistas de EE. UU. Temen, con Razón, Motines aquí ♦
TEXAS (EE. UU.), 21 de marzo— Mil solicitantes de asilo, desplazados por el capitalismo, se reunieron en la valla fronteriza entre EE. UU y México en el Río Grande. Unos 425 se escaparon, cruzaron la alambrada y se lanzaron contra los miembros de la Guardia Nacional. Fueron detenidos en otra valla. Las autoridades arrestaron a 221 de ellos bajo graves cargos de disturbios y agresión a funcionarios públicos.
El capitalismo desata diariamente ataques y agresiones contra la clase obrera internacional: explotación, hambre, guerra, genocidio y más. Este sistema inhumano no puede continuar. Únete al Partido Comunista Obrero Internacional y ayuda a movilizar a las masas en todo el mundo por un mundo comunista sin fronteras ni naciones. Lee Nuestro Folleto: Luchemos Por El Día En Que Ningún Trabajador Sea Llamado Extranjero aquí
Ninguno de Nosotros Es Libre Hasta que Todos Seamos Libres
Cincinnati, EE. UU, Julio 2024
Sonya Wilburn-Massey, de 36 años, era una mujer negra, feligresa, hija y madre. El 6 de julio por la mañana llamó a la policía, temiendo que hubiera un intruso. Los agentes llegaron, le pidieron a Massey su identificación y le dijeron que apagara la estufa. Massey obedeció y comenzó a sacar una olla de agua hirviendo. Los agentes reaccionaron como si estuvieran amenazados. Massey, confundida, pronunció una frase que se suele utilizar en la iglesia negra cuando uno siente que una situación se ha salido de control. Un agente se ofendió, le apuntó con su arma directamente a la cara y le disparó tres veces.
Este agente había estado en seis fuerzas policiales diferentes en cuatro años. Había sido expulsado del ejército de los EE. UU. por dos DUI. Tal vez por eso es uno de los pocos agentes acusados de asesinar a una persona negra inocente y que sea despedido inmediatamente. Pero probablemente será uno de los muchos que reciba una sentencia más leve porque “temía por su seguridad”. ¿Por qué se permitió que alguien con su historial ingresara en la fuerza policial?
La policía sigue matando a personas negras. La gente sigue pidiendo ayuda a la policía y acaba muerta. Por eso, en todo Estados Unidos la gente sigue protestando por el asesinato de Massey.
“Nadie es libre hasta que todos seamos libres”. (Fannie Lou Hamer, 1971) Frases como estas son prominentes en los movimientos por las vidas negras y por la abolición del sistema de “justicia” estadounidense. Muchos revolucionarios y radicales las extienden a Palestina, al sur global y a todos los pueblos afectados por los intereses capitalistas estadounidenses.
La mayoría de las personas negras y morenas, y otras, entienden la obsesión de los policías asesinos estadounidenses de sentirse víctimas. En Palestina, lo entienden hombres, mujeres y niños inocentes a los que se les llama “terroristas” simplemente por tratar de vivir en una tierra que aún no les han robado los colonos y soldados israelíes.
Este entendimiento mutuo se fortalece porque el gobierno estadounidense financia el asesinato de palestinos por parte del gobierno israelí. Y cuando la gente se da cuenta de que las fuerzas policiales de todo Estados Unidos están entrenadas por esas mismas fuerzas israelíes, este sufrimiento compartido es motivo de solidaridad. Es por lo que las consignas por una Palestina libre resonaron en las vigilias en honor a Sonya Massey.
El problema es más profundo que un policía malo o unos pocos soldados malos. Es que los sistemas de poder no protegen a las masas. Protegen los intereses de quienes ya están en el poder, que consideran que muertes como la de Massey y el genocidio de los palestinos son intrascendentes y normales.
Como mínimo, los estadounidenses negros y los palestinos pueden unirse con el interés de seguir vivos. Más profundamente, ellos y otros se unen bajo la conciencia de que los sistemas que nos oprimen son casi uno y el mismo y deben ser desmantelados.
—Activista en Los Ángeles (EE. UU.)
Con razón, Gobernantes Racistas de EE. UU. Temen Motines
El 17 de julio, el Secretario de la Marina de EE. UU. exoneró a los 258 marineros negros, acusados y condenados por el motín de la Base Naval Port Chicago en 1944.
A lo largo de la historia de EE. UU., hasta la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas armadas estadounidenses estuvieron estrictamente segregadas. En la Base Naval Port Chicago, California, se asignó a los marineros negros la tarea de cargar municiones en los barcos de la Marina en condiciones peligrosas y a una velocidad intensa. Como resultado directo, una enorme explosión arrasó con dos barcos y un tren. Mató a 320 marineros y civiles, la mayoría negros, e hirió a 390 más.
Después de estos acontecimientos, se les dio a los oficiales blancos licencia para salir de la Marina por circunstancias peligrosas. A los marineros negros se les ordeno volver a trabajar sin medidas de seguridad adicionales. Doscientos cincuenta y ocho marineros negros se negaron.
La Marina los procesó a todos. Cincuenta líderes fueron acusados de motín y el resto de desobediencia. Todos fueron condenados. Los acusados de motín fueron sentenciados a entre 8 y 15 años de trabajos forzados. Todos fueron dados de baja deshonrosamente.
Como señaló en su defensa el abogado de derechos civiles y futuro juez de la Corte Suprema Thurgood Marshall, no se trató de un motín real. En un motín, los soldados o marineros apuntan sus armas contra sus oficiales e intentan cambiar el curso de una guerra. Se trató de una acción laboral, una huelga contra las condiciones laborales asesinas y racistas. Sólo el hecho de estar en guerra le permitió a la Marina acusar a estos trabajadores de motín.
En 1948, el presidente Truman se preocupó de que el racismo en EE. UU. estuviera dañando la imagen del país en la Guerra Fría. Desagregó el ejército estadounidense. Desde entonces, las tropas negras siguen siendo mandadas desproporcionalmente a las líneas del frente en todas las guerras imperialistas, pero al menos ya no es una “política oficial”.
Ochenta años después, el ejército estadounidense se enfrenta a un dilema de reclutamiento. A medida que el conflicto global aumenta desde las guerras locales hasta la inevitable Tercera Guerra Mundial, el ejército estadounidense debe mejorar su imagen. De ahí la exoneración de los acusados de la Base Naval Port Chicago (ninguno de los cuales sigue vivo) y el cambio de nombre del incidente de la Base Naval Port Chicago de “motín” a “desastre”.
Los soldados y marineros negros desempeñaron un papel clave al liderar motines multirraciales reales durante la guerra de Estados Unidos contra Vietnam. Confiamos en que los soldados y marineros con conciencia de clase no se dejen engatusar por este truco de propagandístico y organicen para convertir la próxima guerra imperialista en una guerra revolucionaria por el comunismo.
—Camarada que estudia historia
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“Para Ponerle Fin Al Racismo: Movilicemos a Las Masas Para El Comunismo” aquí