Sudáfrica: Aprendiendo de la Sublevación de Soweto

Sudáfrica–Leyendo Bandera Roja

De las masas a las masas”, decían los comunistas chinos. Este eslogan trazaba la manera de cómo las ideas revolucionarias podían desarrollarse. El cambio comienza con la acción masiva. El partido comunista entonces lo examina para ver sus fortalezas y debilidades y lo relanza como una estrategia revolucionaria. Debemos aplicar esta forma de pensar al 41º aniversario del levantamiento de Soweto.

El 15 de junio de 1976, nadie fuera del área local se habría dado cuenta del potencial revolucionario del plan de los estudiantes de la Preparatoria Orlando West, Soweto (un municipio negro en las afueras de Johannesburgo) de organizar una manifestación pacífica exigiendo que las lecciones fueran enseñadas en inglés, no afrikaans. (Véase artículo de abajo)

El 16 de junio, los policías respondieron a la protesta pacífica con una lluvia de balas. Entre los primeros en ser asesinados estaban un estudiante de 13 años y otro de 15. Las autoridades locales habían decidido intimidarlos. En cambio, los enardecieron. Durante los próximos meses, adolescentes e incluso preadolescentes se lanzaron contra la policía. Fueron arrestados, torturados y a veces asesinados en prisión, pero siguieron manifestándose y manifestándose. Perdieron todo miedo. No tenían otra cosa que el compromiso político de acabar con el racismo.

La lucha se extendió más allá de Soweto hasta involucrar a todos los municipios de Sudáfrica. Entre 1980 y 1985, no hubo semestre que no tuviera un boicot importante. En 1984, más de medio millón de estudiantes en más de 60 municipios boicotearon la escuela. ¡En 1985, los policías estaban arrestando a niños hasta de siete años de edad! El valor de los estudiantes de Soweto inspiró acciones antirracistas en todo el mundo.

Cuando los jóvenes abandonaron las escuelas, el Estado perdió todo control sobre ellos. Ideas como “Obtener una educación para superarse “ o “Asegurando el futuro aprobando exámenes” ya no les atraían. El poder de la acción colectiva les dio la oportunidad de cambiar el mundo. Profundizaron la crítica de la educación capitalista elevando el lema “Liberación antes de educación”.

Desde el principio, los estudiantes recurrieron a sus padres, los cuales eran obreros industriales, trabajadores domésticos y de servicios. Organizaron huelgas laborales, huelgas de alquiler, boicots, reuniones masivas y marchas. El Estado respondió con represión y asesinatos masivos. Los jóvenes convirtieron los funerales de sus compañeros caídos en manifestaciones masivas.

El Estado entonces extendió créditos a los miembros de la clase media negra y los reclutó en el gobierno municipal local que intentó aumentar los alquileres, las tarifas del agua y la electricidad, así como crear nuevas fuerzas policiales. Los jóvenes lideraron la respuesta de la comunidad: quemaron los edificios del gobierno local, ejecutaron a los nuevos policías y soplones y expulsaron a los alcaldes de sus puestos. En 1985, 240 funcionarios negros y 27 alcaldes negros renunciaron o huyeron a centros especiales de seguridad.

El poderío creciente de la insurrección provino de la conciencia de clases de las masas. En los municipios, éste se impuso al nacionalismo negro contrarrevolucionario patrocinado por el Estado.

Esta conciencia clasista insurreccional alcanzó su clímax en 1984-85. Se organizaron huelgas para protestar los aumentos en el alquiler y transporte. Impuestas ​​por grupos comunitarios, llamaron a los obreros a no ir a trabajar bloqueando el acceso al transporte masivo esencial. En el triángulo de Vaal, golpearon el corazón industrial del país. El Estado respondió enviando 7,000 soldados para realizar cateos de casa en casa. Esto fue un error. ¡Mostró que el Estado ya no les temía a los jóvenes combatientes; ahora le temía a toda la clase obrera! En respuesta, la conciencia clasista obrera insurreccional desarrolló ahora un poderoso eslogan nuevo: “¡No Más Héroes!

El estado y sus partidarios capitalistas se vieron obligados a promover a los “héroes” de la Isla Robben: el Congreso Nacional Africano (CNA) y a Nelson Mandela. Esto, por supuesto, ha retrasado el avance de la clase obrera sudafricana. Es cierto que desde Sharpeville hasta Marikana el capitalismo imperialista ha gobernado a Sudáfrica, pero el derrotismo no tiene cabida cuando nos acercamos al 41º aniversario del gran levantamiento de Soweto.

El eslabón vital en la cadena “De las masas a las masas” es un partido comunista. El viejo Partido Comunista Sudafricano (PCSA) y el antiguo Movimiento Comunista Internacional, del cual era parte, habían abandonado la meta de la revolución comunista para destruir al capitalismo. Mientras los jóvenes camaradas de Soweto proclamaban: “Que Viva el Espíritu de No Compromiso”, el Congreso Nacional Africano y su aliado, el PCSA, estaban negociando acuerdos con el capitalismo que dejaba intacta la explotación racista.

El PCSA nunca entendió la necesidad de eliminar el dinero y el sistema salarial. Tampoco entendió que el racismo (como apartheid o en cualquier forma) es producto del capitalismo y no puede ser eliminado hasta que el capitalismo sea reemplazado por el comunismo. Por lo tanto, fue incapaz de avanzar las ideas que las masas habían producido con su batalla épica.

El colapso de lo viejo hace espacio para lo nuevo. El Partido Comunista Obrero Internacional está creciendo entre las masas sudafricanas precisamente porque hemos aprendido de los fracasos del viejo movimiento comunista que debemos luchar directamente por el comunismo. Nunca haremos compromisos con el capitalismo y el sistema salarial, ni con el racismo y la xenofobia. Como muestran los artículos y las cartas en esta edición de Bandera Roja, estamos avanzando las lecciones de la juventud de Soweto construyendo al PCOI y luchando por el comunismo – no sólo en Sudáfrica pero en otras partes del mundo.

Camarada Escribe: La Insurrección de Soweto Desde el Principio

1976–Estudiantes de Soweto

Es importante que uno aborde lo que es conocido como la insurrección de Soweto desde el comienzo. Empezaré. El Partido Nacional (nacionalistas afrikáner) llegó al poder en 1948. Hizo nuevas leyes de segregación racial, leyes de apartheid. Sustituyó el sistema de educación colonial británico. Nuestros padres se referían a él como el Lector Real.

Rápidamente introdujeron la educación bantú [segregada, racista]. La última gota que derramó el vaso fue la introducción del afrikaans como medio de instrucción en todas las escuelas. Los estudiantes de secundaria en Soweto protestaron contra este sistema. Las oleadas de protestas crecieron a lo largo y ancho del país.

Nota de la Editora:[Sudáfrica fue colonizada por los holandeses, derrotados por los ingleses en 1902. Afrikaans era el lenguaje de ellos. Las masas negras los repudiaban como el lenguaje de la opresión.]

Yo estaba en primaria en ese tiempo y nuestros hermanos/as mayores estaban en secundaria luchando contra este monstruo. Pronto las autoridades respondieron a las protestas reprimiéndolas y matando a estudiantes tan jóvenes como de mi edad en ese entonces. Atacaron a los líderes. Algunos fueron encarcelados con largas condenas. Otros lograron escapar la ira de los gobernantes y se exiliaron.

Estas protestas de estudiantes de secundaria crecieron más y más y rejuvenecieron a los entonces difuntos movimientos políticos y civiles que estaban en una calma como resultado **** de la prohibición y el encarcelamiento de activistas.

Esto ha afectado a la mayoría de nosotros a no sucumbir nunca al sistema, no importa lo brutal que sea, para luchar contra ello aunque esto signifique que uno debe morir. De hecho, muchos pagaron el precio supremo. Es su sangre, su espíritu, lo que nos nutre hoy día para seguir luchando y no renunciar nunca, no importa lo formidable que parezca el enemigo. Lo derrotaremos.

También aprendimos que el enemigo es el capitalismo y que debe ser destruido con la revolución comunista mundial. Fue entonces cuando conocí a ICWP y decidí dedicar mis esfuerzos y mi energía a luchar por el comunismo.

Un camarada en Sudáfrica

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